domingo, 13 de junio de 2010

Alemania gusta pero no asusta

Es necesario empezar a escribir sobre el partido de Alemania – Australia desde un lugar común. Muy común… Para desarrollarlo quiero convocar al siempre fascinante (ex) jugador inglés Gary Lineker. Luego de que Alemania elimine por penales a su selección en el Mundial del 90 en Italia lanzó una frase que describe con tal cabalidad el poderío Alemán. En medio de sus típicas frases irónicas y su punzante lucidez dijo: “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, se lo juega once contra once, en el que siempre gana Alemania”.

Alemania llegaba al Mundial Sudáfrica vapuleada por una plaga de lesiones, se la menospreciaba por llevar a Sudáfrica a un grupo de jugadores jóvenes donde uno de los mayores es Philipp Lahm, sufrió el suicidio de su arquero titular, Enke. Además creo que lo más importante es que se trata de una Alemania multiétinica donde los turkos, los tunecinos, brasileros, son los nuevos herederos de esa costumbre de ganar y Low entendió que son ellos los que dotarán de esa frescura que carecían las últimas selecciones alemanas. Para no ser tan abstracto Cacau (brasileño), Marin (bosnio), Khedira (de padre tunecino) y los polacos Klose y Podolski, entre otros. Frente a todos estos condimentos o adversidades, según quien la mire la selección alemana hoy rompió los estereotipos que la rodean.


Contra Australia sorprendieron con un equipo extrañamente alegre (¿será por su nueva característica multiétnica que inyectaron gracia a su espesa sangre?), con mucho toque, nunca cayeron en eso que tanto los seduce: el pelotazo, por el contrario con la pelota en el piso mostraron un juego asociado, contundente, en el que mostraron su ductilidad en la técnica pero sin perder su típica fuerza. También sorprendió el juego estratégico por las dos puntas, las exquisiteces en el juego largo (en el que son los especialistas del Mundo). Sorprendió hasta la estética en los contragolpes que transformaban en nudo o en varios nudos a la confundida defensa australiana. Los mejores momentos colectivos de todo el mundial se vieron cuando los alemanes hacían ese sube y baja, descargando hacia las puntas en el momento oportuno para después ir a buscar al área, en fin: muy buen fútbol. Además hay que decirlo con favoritismos arbritrales del mexicano, ya sea en la expulsión del australiano o en no cobrar una clarísima mano en área, eso también son los alemanes: eficientes hasta en la suerto o en los favorítismos. Hoy volvió a surgir la Alemania de siempre: la favorita, como dicen los titulares de la Fox, de ESPN y cualquiera que haya rastreado los 8 partidos jugados.


Pero para sacarle un poco más de brillo a esta selección vamos línea por línea. Hoy jugó un arquero Neuer eficiente en lo poco que se le exigió, sobre todo una en la que sacó un remate de un australiano. Los tres jóvenes volantes: el tunecino Khedira sorprendente en su capacidad de contención y en su chispa para encender el ataque, el “alemán” Özil otro volante exquisito con toques de crack, irreverente (usted dirá un gesto extraño en un jugador alemán y es que evidentemente tiene razón no es alemán es turko) y otro interesante volante Müller con menos virtudes técnicas, pero con fuerza, velocidad y con dotes casi mágicas para el juego largo. No quiero olvidarme de dos punzantes delanteros como Klose y Podolsky, ni del controlador de ritmos el gigante Mertesacker, tampoco del gran lateral Lahm.

Después de tanto piropo creo que Joachim Low en el primer partido de su selección derrumbo esos pesados estereotipos que encasillan a Alemania en ese fútbol basado en el tedio que impone el físico, el pelotazo y la velocidad. Después de tantas crisis que sufrió su selección le dio una vuelta de tuerca fundamental. Low observó que en su país pasa algo distinto con las fuertes migraciones turcas, tunecinas, entre otras, y demostró que Alemania en la cancha también puede ofrecer otras variables trayendo a esos jugadores que deleitan en la Bundesliga. Ahora es importante ver las otras puestas en escena que quedan, sobre todo en contiendas más ásperas en octavos o cuartos… Por ahora, gustaron… ¡Como gustaron! Hoy en el fútbol de los alemanes no se priorizó su organización, ni su obsesiva metodología, ni se recurrió a su pragamatismo agobiante y predecible, ni se abusó de ese su orgullo por dedicarse al trabajo físico, hoy ganaron –como siempre, dirá Lineker– porque su fútbol fue más alegre, sometido más a la técnica, a la irreverencia y sobre todo a ese huracán que tienen atravesado en el pecho ese tunecino y ese turko…

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