lunes, 21 de junio de 2010

¡Bien Chile!

A Suiza su fútbol apenas le alcanza simplemente para construir un muro y hoy recibió un premio por ello: batió un espantoso record tuvo el arco invicto durante 551 minutos ganando nada más ni nada menos que a Italia en el Mundial 90. Frente a ello Bielsa y la selección que dirige supo encontrar las claves para fracturar esa aburrida y monotona pared que conformaron los blancos. Al ver el juego suizo, me preguntaba: ¿cómo los españoles no pudieron abrir ese muro? Y es que Chile no se extravió en la ansiedad que sí peso en los españoles –con excepción del gran Humberto Suazo que sí la ansiedad lo carcomió no por nada en el segundo minuto del partido ya contaba con una tarjeta amarilla–. Chile manejó con jerarquía las circunstancias del partido. No dejó espacios para el contragolpe de los suizos –que ni a eso se animaron–. En el primer tiempo sorprendió las proyecciones de Beausejour, el talento y la calidad de Alexis Sánchez y la sólida participación de los laterales Isla y Vidal... Para el planteamiento chileno fue fundamental la expulsión de Behrami en el minuto 30. Los suizos no pudieron subsanar su ausencia y expusieron más fragilidades que frente a los españoles. El segundo tiempo, jugó Bielsa mandó a la cancha a Jorge Valdivia y Mark González en lugar de Humberto Suazo y Arturo Vidal, minutos más adelante mandó a Esteban Paredes por Matías Fernández y fueron ellos los constructores del gol. Chile sorprende por su fuerza, su lucidez en cancha, el muy buen momento de Suazo, de Valdivia, de Paredes.

La selección chilena no se entregó al vértigo frenético, se nota que Bielsa aprendió del 2002 en Japón-Korea. Argentina en ese mundial no tenía pausa, un instante para pensar la jugada, todo era velocidad por las puntas y centros en busca de Batistuta, López o Crespo. Este Chile no corre sin antes pensar en el sentido que puede ofrecer la velocidad a la jugada. Se adminitra el vértigo, se cuidan los espacios, se presiona al rival con ánimo de recuperar el balón y someterlo a la inteligencia de Fernández o de Valdivia.


El árbitro de Arabia Saudita Khalil Al Ghamdi fue el personaje central del encuentro. Entorpeció el juego, desde la primera jugada perdió el rumbo. La amarilla a Suazo fue el indicador de que a lo largo del partido iba a interpretar de forma maximalista el reglamento. Y fue así vino un aluvión de tarjetas, sacó nueve amarillas y una roja y eso no sirvió para ordenar un partido que no tuvo roces, ni graves choques como el de ayer entre Brasil y Costa de Marfil. Tan grave fue su papel en cancha que en un momento del partido que por casualidad ingresaron dos Jabulanis a la cancha el árbitro no pudo organizar una pelota muerta en la que Suazo sacó una ventaja por un descuido del árbitro. ¿Cuál es el equilibrio entre lo que dice la norma y la interpretación del árbitro? Khalil Al Ghamdi hoy demostró que hay una profunda irregularidad del arbitraje a nivel mundial. Lo grave es que la FIFA no realiza esos ajustes y condiciona a equipos como Chiles que no podrá contar con Fernández, ni Carmona.

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