lunes, 26 de mayo de 2008

Breve descripción de la impotencia atigrada


Un equipo que semanalmente transita sobre sus mismos vicios no hace más que someterse a su expresión más mediocre. El fútbol errático que expone el The Strongest se consume fácilmente en las buenas intenciones de un par de jugadores que a falta de fútbol reemplazan con fugaz actitud y con fortaleza momentánea; detalles que hacen insostenible la lucha estratégica por ganar los partidos. El Tigre perdió contra Blooming aplicando la vieja receta mezquina que consiste básicamente en, primero, apostar poco por llegar al arco contrario; segundo, aglomerarse en función de tojpa en el centro de la cancha; y, como tercer punto, la última línea defensiva no debe dejarle de hacerle sombra al arquero. Con esta temblorosa propuesta el Tigre hizo muy poquito, casi lo mínimo para afrontar un partido fundamental que en teoría definía el destino atigrado en el Campeonato Apertura.

Tiago Leitao no marcó un gol lo dibujó con un trazo tan fino que desembocó directamente en la caja donde se guardan las joyitas futboleras del campeonato. Sin embargo, el gol-filigrana del brasileño no le alcanzó al Tigre para reconstituirle una autoestima y una concentración necesaria para encarar las vicisitudes del partido. Frente a ese gol, Quinteros dio un fundamental golpe de timón al partido: sacó de la cancha al volante lesionado Blanco y optó por ubicar en la punta derecha a un Óscar "El Pony" Arauz (ex-Tigre) que funcionó como un pistón eficaz para crear fútbol por la derecha, ya sea mediante centros, desbordes incontenibles, asistencias eficaces, velocidad y diálogo permanente con Anderson. El Tigre de Redín no fortaleció la banda y dejó a Bengolea peleando con el aluvión. Al final, Bengolea terminó expulsado.

El gran problema atigrado es que entrega en bandeja los partidos a los rivales en el centro de la cancha. Ni Wilder Arévalo, ni Flores, ni Sacha Lima se transforman en referentes para contener las propuestas creativas de los rivales. Se trata de jugadores que no conquistan con fútbol y fortaleza el medio, tampoco hegemonizan los balones y se entregan a la torpeza que constantemente coquetea con la expulsión con una facilidad absoluta. Flores es un jugador que tácticamente tiene la función de fortalecer y equilibrar la defensa, el problema es que esta función es excesiva ya que el capitán del Tigre nunca retoma su responsabilidad de ser el eje de contención en el centro de la cancha. Arévalo es un jugador que pierde la paciencia y el orden, a cambio trae a la cancha las altas revoluciones de un jugador que con urgencia necesita bajar la velocidad para dejar que el fútbol respire y piense. La versatilidad de Sacha Lima todavía no se luce en el medio campo atigrado.

En esta evaluación Tiago como motor creativo no funciona con eficacia ya que no tiene quién proyecte los balones, quién le garantice que si es que el 10 emprende un plan de fuga tiene garantizada la zona con un relevo. Tiago juega con demasiadas responsabilidades y con ese peso siempre termina generando las armas más peligrosas del Tigre. A Escobar le cuesta jugar escondido entre los centrales, es uno de sus vicios tácticos partir del centro de la cancha arrastrando el fútbol y a la vez debilitándolo. Sin embargo, Escobar con Redín ha descubierto que una de sus potencialidades es la paciencia ya que puede tirarse al costado de la cancha esperando el milagro de la llegada de algún balón punzante. Detalle que pronuncia su escaso aporte a los partidos.

La defensa es un mosaico anárquico y autárquico indomable. La síntesis perfecta de este Tigre del Apertura. La suma de todos sus errores nos da como resultado este mediocre 5to puesto . Ni Doyle es el que fue, ni Rolón dice ser lo que promete, ni Bengolea es la solución que se pretende, tampoco Vargas suma equilibrio y fortaleza a una defensa que carece de trabajo, de reflejos, de intuiciones . La defensa atigrada tiene demasiadas fisuras y al parecer no parece dar muestras de estar en terapia intensiva para contrarestar el desastre que conforman.

El Tigre como equipo atraviesa un evidente desgaste anímico, el clima interpersonal se dividió en diversos microclimas, cada quien busca su par para complotar o implosionar intrigas. Y es Redín quien no puede recomponer esta atmósfera que apunta al Dt como responsable de esta evidente descomposición anímica. Lo que queda será determinante para el Tigre, no tanto en miras de campeonar, pero sí con el fin de reestructurar un equipo que persiste en recurrir al manual de perdedor.

Foto 1: Acción, La Prensa
Foto 2: Deportes, El Deber


lunes, 19 de mayo de 2008

Hábiles declarantes

Los directores técnicos aportan al fútbol no sólo su vasto o escaso saber, son los personajes que decoran toda fábula futbolera ya sea con la enciclopedia de ademanes que exponen en el entorno de la cancha, o en su abundante presencia pública donde evangelizan con sus valores y prácticas. Los Dts andan orillando entre la demagogia y la coherencia entre la palabra y la práctica. Su retórica a la larga se transforma en un pántano o en el instrumento que conduce a la gloria. Los Dts transitan diariamente en la compleja red de contingencias y de circunstancias que los avientan a convivir con la incertidumbre. Convoco nuevamente a Wálter Vargas y a uno de sus textos del libro Fútbol Delivery que describe las contingencias y las circunstancias de los Dts, que son más dependientes de su lengua y de sus ademanes que de sus acciones...


El hábil declarante no es tan fácil de detectar porque es un maestro en el arte de explicar lo inexplicable. Pero aún al mejor hábil declarante es posible pescarlo in fraganti, deschavarlo, pitarle el obsay. Sigamos las pistas que él mismo deja.

Antes del debut: "Vinieron los refuerzos que pedimos y armamos un equipo competitivo. De título no hablo pero vamos a estar entre los cinco primeros. La pretemporada fue excelente. El profe los dejó hechos un balazo".

Debut: "Manejamos la pelota, fuimos protagonistas, pero ellos aprovecharon dos pelotas quietas. A lo mejor estuvimos un poquito duros por lo exigente de la pretemporada y faltó algo de ensamble entre los nuevos, pero esto recién empieza".

Quinta fecha: "Contento no estoy, pero satisfecho sí, porque los muchachos están dejando el alma en la cancha. Respaldo no necesito, hay un contrato firmado con dirigentes serios que apuestan a un proyecto a largo plazo. ¿Cómo se sale de esto? Trabajando".

Décima fecha: "De área a área no somos menos que nadie. ¿Los insultos? Son un grupito al servicio de intereses políticos. Nos quedan nueve finales".

Dos fechas después: "Acá no hay que mirar debajo el agua. Los resultados no se dan y es normal que cambiemos impresiones con los dirigentes. Si hasta me ratificaron la confianza... Ni me pasa por la cabeza renunciar. Renuncian los cobardes. ¿El arbitraje? Yo de los árbitros no hablo, se equivocan como cualquier ser humano, pero ojo, en el primer gol hay uno que la toca con la mano, en el segundo hay una posición adelantada, y en el que nos anuló a nosotros cobró mancha".

Domingo siguiente: "De este mal momento salimos todos o no sale nadie. A mí nadie me regaló nada, todo me lo gané con esfuerzo, poniendo el pecho".

Lunes: "Di un paso al costado para dejarles manos libres a los dirigentes. Un pacto de caballeros. Estoy seguro de que algún día volveré a esta gran institución".

A las 48 horas firma contrato con un club de México. "En mi país atravesamos una grave crisis de valores, una crisis terminal, que no se superará mientras no haya tolerancia a los malos resultados y no se respete la palabra empeñada".

Wálter Vargas, Fútbol Delivery

lunes, 12 de mayo de 2008

Apuntes parciales del Clásico Paceño

Afrontar un clásico The Strongest – Bolívar sobre la estrategia de la subestimación es aventarse a la hoguera de la derrota. El The Strongest de Bernardo Redín durante los días previos al clásico a diferencia de lo que se cree se preocupó más de las carencias de un rival desportillado en su defensa; en ese contexto, Redín no se preocupó de pulir y afinar las herramientas fundamentales para afrontar el partido persiguiendo el objetivo del triunfo. No, el Tigre subió a la cancha con el pre-juicio de una superioridad pésimamente trabajada y las primeras circunstancias del partido condujeron y afianzaron ese error. Un gol en el periodo silente del partido es una señal devastadora para un equipo que falsamente se creía muy superior a su rival. Durante el partido el onceno atigrado demostró que mentalmente es un equipo menor, opaco, su inteligencia colectiva se diluyó en agotar la paciencia de un rival magullado que de a poco despertaba, se organizaba y creía posible revertir la derrota parcial.

El Bolívar no es un ensamble futbolístico cercano ni en lo más mínimo a las promesas dirigenciales de enero. Apenas es un modesto onceno, relativamente bien distribuido en la cancha, con un Dt de oficio y jugadores (Abdón Reyes, Ortiz, Torrico, Melgar, Vargas) con ansiosas ganas de construirse un horizonte en el fútbol boliviano. Hoy, en el Siles, subió a la cancha con la disposición de manejar los hilos y hebras del partido, a pesar de sus carencias. Tuvo la iniciativa. Elaboró jugadas, ya sea con Abdón Reyes que traspasaba la banda izquierda las veces que quiso, con un Valentierra que de rato en rato limpiaba las jugadas con un pase punzante. También se hundió en la impotencia, para al final renacer con dos jugadas calcadas que quebraron a un soberbio y muy mal manejado Tigre. Habegger con sus cambios mando señales fundamentales al partido para estructurar el empate, y este no es un dato menor, ya que del lado contrario Redín movió las fichas pensando más en proteger un resultado parcial y optar por el juego vertiginoso e inútil de Limberg Méndez.

Sólo en un Tigre sin veneno puede ser figura el arquero Mosquera que fue de lejos la garantía en el área defensiva atigrada. El Tigre es un equipo fragmentado, con volantes de contención con funciones dispersas, con defensas poco trabajadas, con un Escobar solitario que se reduce a reclamar la falta de trabajo de sus compañeros, pero que es incapaz de retroceder para crear juego. El Tigre tiene 7 difíciles partidos de local, en los cuales tendrá que construir la ruta final y definitiva hacia el campeonato.

Del Bolívar su improvisado trípode defensivo pese a todo estuvo a la altura de las circunstancias. Aunque los tres se encargaron de hacer más visible la ausencia del importante juego del paraguayo Emilio Damián Martínez. El Bolívar deberá jugar la mayoría de partidos que le restan como visitante, la ruta final es demasiado empinada pero le servirá a Habegger para jugar con menos peso en la mochila y pensando en la Copa Sudamericana y en el segundo torneo regionalizado.

Para los dos este es un resultado dañino que los afianza como equipos de media tabla. Los dos andan atorados en la panza del torneo. Un dato que los asemeja a estas alturas del campeonato es que tantoEl Bolívar como el Stronguest andan entrampados en la verborragia dirigencial que utiliza el comodín del “proceso” para maquillar las improvisaciones que marcan la ruta de su proceder.

Yapita: En el suplemento Acción de La Prensa (domingo 11 de mayo de 2008), publica una “frase dicha por el presidente de The Strongest” en la que afirma que: “Si no ganamos, nos vamos todos, incluso los dirigentes, a nuestras casas”. Desde este humilde blog le rogamos al dirigente ser fiel a su palabra.
Fotos: Acción de La Prensa

jueves, 1 de mayo de 2008

Peripecias y agonías del Tweety Carrario

Una de las piezas importadas para dotarle de sutileza y categoría a la maquinaria fútbolísta del Bolívar 2008 fue la incorporación del excéntrico Silvio "el Tweety" Carrario. El Tweety arribó a La Paz con 36 años en el hombro, con un historial de muchas lesiones, las más duras una fractura en el hombro, esguinces, roturas de ligamentos. Su vasto currículo narra las arduas peripecias y agonías de un Carrario que aventuró su fútbol en más de 13 clubes (la mayoría de ellos argentinos, un venezolano y un boliviano). El fútbol de Carrario nunca fue un aporte fundamental en los equipos “grandes” como Boca o Racing (aquellos periodistas que rememoran “grandes” partidos del Tweety en Boca no hacen más que caer en vagas imprecisiones). Pero eso sí, el fútbol del excéntrico argentino transformó el destino de equipos como Chacarita, Argentinos, Quilmes, Olimpo de Bahía Blanca y sobre todo fue el héroe que timoneaba la batalla por evitar el descenso de estos clubes.

Carrario no es un jugador políticamente correcto. Es más proclive a despertar huracanes que a entablar relaciones diplomáticas y demagógicas con todo el entorno del fútbol: jugadores, dirigentes, hinchas, periodistas, etc. Demasiada frontalidad en sus formas, no busca excusas para llegar a los golpes. Y este detalle es una constante de este Tweety, jugador revoltoso, voluble. El excéntrico Carrario cuenta con una larga lista de gestos polémicos. Recuerdo un partido en el que Carrario defendía la camiseta de Quilmes y jugaba frente a Argentinos, equipo al que el Tweety ayudó a subir a primera. Carrario tuvo la chance de marcar un gol para Quilmes y ni bien lo concretó salió a gritarlo a la barra de Argentinos, barra que anteriormente lo apoyaba a muerte. Otro gesto polémico remite al clásico de Avellaneda. En él, Tweety vestía la camiseta de Racing. Cuentan que en los vestuarios gritó eufórico el “dale rojo”. Este detalle en apariencia menor causó bulla extrema en los medios bonaerense, allá por los finales de los noventas. Y fue el inicio del fin de su paso por Racing.

El Tweety es un jugador de una historia interesante. Trabajó con técnicos de la talla de Carlos Bilardo, Brindisi, Bianchi. Cuentan que Bilardo cuando charlaba con el Tweety traía a un tercero para que sea el testigo de la conversación y el respaldo del narigón frente a cualquier tergiversación. El Tweety no es un tipo paciente con los Dts, fácilmente se aburre del trabajo previo a los partidos, de las metodologías de trabajo. En otras palabras, no cree en los discursos y en la pedagogía de los técnicos. Tanto es así que se cuenta que terminó enfrentándose a golpes con el técnico de Argentinos, Gregorio Pérez, motivo por el cual se definió su salida del ex club de Maradona y Riquelme. A este capítulo es importante añadir la displicencia con la que respondía a Ramiro Blacut en el club Bolívar. Y se añaden algunos gestos insolentes hacia el profesor Habegger.

La versión bolivarista del Tweety es, ni duda cabe, demasiado pobre. No es el Tweety con habilidades de mago, el que escondía la pelota y mareaba al contrario. Tampoco es el Tweety incansable en proporcionar pases gol. Tampoco es el antiguo definidor. Tampoco el jugador que se tiraba atrás para participar y construir fútbol. Menos aún el batallador, el héroe de equipo chico, que con una fe excesiva en sí mismo cambiaba el destino de los partidos. El Tweety sólo trajo a Bolivia sus intrínsecas habilidades de jugador conflictivo.

Ayer, posterior al empate entre celestes los jugadores del Bolívar se prestaban a ingresar a vestuarios, en ese trajín Carrario intentó repartir unos cuántos golpes a un periodista del suplemento Acción de La Prensa. Los motivos, la agria campaña que se teje en su contra por parte de ese medio. Este incidente no es inédito en la carrera del argentino, en Buenos Aires en un partido que Chacarita definía su ascenso a la primera, Carrario enfurecido pegó a un fotógrafo que supuestamente lo insultó durante todo el partido.

El Tweety a estas alturas de competencia es más historia que presente. Es una lástima que a Bolivia haya llegado en el ocaso de su carrera, ya que se trata de un jugador que aportó demasiado a los equipos que más sudan y que pelean su presencia en la primera. El Tweety es un trotamundos, que posiblemente descubra que esta peripecia y aventura de jugar al fútbol tiene un límite. Y ese límite parece ser el Bolívar 2008.