viernes, 18 de junio de 2010

Horrible Francia


La llegada de Francia al Mundial estuvo teñida de la tramposa mano de Tierry Henry frente a los irlandeses. Cayó en el repechaje ya que no tuvo el fútbol suficiente para encarar una eliminatoria. La Francia de Domenech es una desgracia para el fútbol. Ya lo sabíamos, pero después del fiasco de la última Eurocopa, no nos queríamos convencer de que los franceses no tuvieran nada mejor que ofrecer en esta oportunidad y continuaran con esa monotonía y ese desgano para jugar. Los franceses parecen estar esperando el momento de volverse a casa y salir de vacaciones.


Domenech, además, intenta empeorar la alineación en cada partido. El otro día, contra Uruguay, había jugado bien Diaby. Ayer Domenech lo mandó más atrás, sacó a Gourcuff e incluyó a Malouda. Resultado: Diaby no pesó en el ataque y casi no se lo vio. En cambio, tuvo un mayor protagonismo Ribery, un buen jugador que con los años se ha ido transformando en un mal jugador, casi en un mentiroso. Ha perdido inspiración y simula ejecutar movimientos de ataque. Tira al arco, centra o pone un pase largo sabiendo que no va a ocurrir nada, que su equipo va a perder la pelota. En los últimos tiempos escucho seguido a los comentaristas de la televisión decir que los atacantes deben “terminar las jugadas”, esto es, que no deben dejar que les quiten la pelota a media agua y venga el contragolpe. Francia cumple este precepto a rajatabla: Ribery, pero también Anelka, Govou, o Malouda (y ni hablar del muy torpe Cignac que entró en el segundo tiempo) se sacan la pelota de encima cuando llegan cerca del área. La tiran afuera o se la regalan al arquero. Lo máximo que parece ambicionar la Francia de Domenech cuando ataca es lograr un corner. No hay una jugada imaginativa, una sorpresa sino apenas la tenencia intrascendente de la pelota. Tengo la impresión de que entre los dos partidos, Francia tuvo una sola situación de gol y fue a los seis minutos contra Uruguay. Creo que nos aburrimos mortalmente con Francia pero hay que verle el lado positivo al asunto: falta un partido y después no le veremos nunca más la cara a Domenech.


México respetó demasiado a Francia. En realidad, los mexicanos son muy respetuosos. Tal vez por eso salen a jugar siempre con extrema cautela, arman esos cerrados sistemas defensivos y protagonizan encuentros muy cortados. Ayer se batió el récord de faltas, nada menos que 48. México juega con cuatro en el fondo, pero con Rafa Márquez como quinto defensor por el medio, más otros dos volantes defensivos y un trío atacante que suele quedar aislado entre sí. Es cierto que México tiene algunos pequeños secretos, como que Márquez puede salir de la cueva a lo Pirlo y poner pelotas de atrás como hizo hoy varias veces, incluso en el primer gol. Y que otro defensor, Salcido, creó hoy la mejor jugada de ataque del primer tiempo. Pero, de todos modos, la táctica de México es aguantar el primer tiempo y, si el contrario no parece demasiado temible, intentar algo más en el segundo a partir de los cambios y de un adelantamiento de las líneas. Además, tuvo suerte, porque primero se lesionó Vela y entró el corredor Barrera, que molestó bastante a la defensa. Pero el técnico Aguirre recién dio la impresión de que intentaba ganar el partido cuando hizo entrar a Hernández por Franco, un jugador al que nunca le vi la menor gracia, ni cuando era argentino ni ahora. El Chichito Hernández, en cambio, es mucho más audaz e incisivo, como lo demostró definiendo muy bien en el primer gol tras picar a la velocidad del rayo. Pero si Aguirre lo deja en el banco en un partido más difícil, corre el riesgo de que después sea demasiado tarde. Pero igual, fue meritorio lo que hicieron hasta ahora.
Otra vez, el amuleto mexicano resultó Cuauhtémoc Blanco: entró y vinieron los goles. A esa altura, los franceses dejaban espacios y les importaba todo muy poco, ni siquiera se enojaron cuando el réferi les inventó un penal a los mexicanos, que Blanco ejecutó con maestría. Es difícil decir si el partido se definió con el segundo gol, con el primero o cuando salieron a la cancha.

martes, 15 de junio de 2010

Hay que acabar con el mito de Brasil


Una de las estafas más sangrantes del fútbol está relacionada con la selección brasileña y su apropiación del mito que la hizo incomparable. Brasil juega mal, o muy mal, desde hace demasiados años. Peor aún, profundiza con terquedad en un modelo antipático para los aficionados y con menos garantías de éxito de lo que se pretende. Pero pese a todo y esto es lo más doloroso… Aun así puede ganar el Mundial.


Tras la eliminación de Brasil en el Mundial 82 se produjo un movimiento contra la naturaleza de su fútbol. Se dijo que esa forma de jugar no tenía sentido, como si aquel equipo inolvidable no hubiera dejado huella. Brasil incorporó la figura del líbero en el Mundial de 1990 y formó con el cuadrado mágico en 1994. Dos centrales poderosos y dos pivotes defensivos para aburrir a todos, afearse y garantizar el éxito.


El mito ha dado mucho juego a una selección que no tiene respeto por su pasado. El número de partidos que Brasil juega mal es infinitamente superior al de partidos donde se respete el compromiso con el juego. El desequilibrio es tan grande que cuesta recordar partidos notables de una selección que tiene más exigencias que ninguna con el fútbol. La estafa procede de la diferencia entre lo que se promete, el mito del maravilloso fútbol brasileño, y lo que se concreta: uno de los equipos más aburridos del mundo. Y hoy en la tarde frente a los Koreanos fue otro partido de ese calibre.


La fórmula nació para ganar títulos y matar de aburrimiento a todos los futboleros de cepa. Es una deslealtad impropia de Brasil. Como todas las fórmulas, su efecto ha perdido eficacia con el tiempo. Los brasileños han terminado por depender de los detalles, no del vuelo de sus mejores futbolistas. Cualquier equipo con Romario, Rivaldo, Ronaldo, Ronaldinho, Robinho tiene más garantías de marcar que ningún otro. Pero Brasil no está armado para sacar lo mejor de sus grandes jugadores. Está construido para defenderse de forma miserable y contrargolpear en el momento que los rivales le ceden un espacio.


La temprana y merecida eliminación en el Mundial de Alemania agitó al país pero no cambió los hábitos. Brasil se hundió porque ha interiorizado la vulgaridad. Los centrocampistas no pueden dar un pase, los delanteros están aislados, todo el mundo conduce la pelota, no hay comunicación entre las líneas, se privilegia tanto lo defensivo que el ataque sólo está disponible para el destello, el golpe de ingenio, un instante apenas.


El Mundial de Alemania hizo fracasar la reputación de Ronaldinho y empeoró el prestigio de Kaká. En medio del instrascendete juego de Brasil, los dos astros se olvidaron del fútbol y pretendieron hacer una publicidad para Nike en cada jugada, pero se olvidaron de brindar fútbol al equipo. Brasil no jugó cinco minutos decentes en Alemania y al parecer –espero equivocarme: pasará lo mismo en este Mundial. El mito del jogo bonito, el mito que explotan los brasileños como si nadie se enterara de la verdad, se desplomó en el Mundial 2006. Era un buen momento para reflexionar sobre las consecuencias del fracaso. Sin embargo, el resultado es desolador. Lo peor de la fórmula se manifestó nuevamente hoy frente a los Koreanos del Norte. De nuevo los centrocampistas defensivos, otra vez la ausencia de un pase, de un regate, de algo que remite no a Brasil, sino a un equipo de medio pelo. Nada. Otra decepción. Otra estafa. El mito a la basura. Metieron el gol en el minuto 70 y ofrecieron tan poco…


Costa de Marfil – Portugal fue el partido que más espere en esta primera fase… Está demás decir que el partido me decepcionó tanto… Aunque la monotonía vista hoy en los partidos, sobre todo entre Costa de Marfil y Portugal es un patrón general de casi todos los partidos. Casi todos sufren de una impotencia ofensiva generalizada y de una falta de convicción por parte de los equipos que exceda la mera ejecución correcta de un esquema rígido. No hay audacia, no hay variantes, no hay jugadores que se pongan un equipo al hombro. Todos han estudiado cuidadosamente a los rivales y saben más o menos cómo neutralizar el ataque contrario. Pero salvo alguna jugada preparada, nadie tiene mucha idea sobre cómo organizar el propio. Es como si la defensa estuviera a cargo de un técnico competente y el ataque de otro medio inútil. Y eso ocurre con equipos de continentes, tradiciones y jerarquías diferentes. Espero que los partidos de mañana, la tan esperada España se revele de esta mediocridad hasta ahora expuesta…


Foto: BBC

lunes, 14 de junio de 2010

Italia 1 - Paraguay 1


Reproduzco un gran texto de Quintin, su blog La lectora provisoria:


Fue un buen partido jugado por dos equipos que no tienen en la cabeza hacer un buen partido. Más que futbolistas, tanto italianos y paraguayos se parecen a un equipo de profesionales de otro rubro, digamos un escuadrón de bomberos entrenados para cumplir una misión riesgosa en la que cada uno debe aportar lo mejor de sí mismo y deben colaborar con sus compañeros. Italia es el inventor del fútbol-lavoro y Paraguay fue siempre su mejor alumno sudamericano (recordemos que su selección llegó a tener técnicos italianos). Tanto, que hoy le dio a los italianos una dosis de su medicina.


Lo paradójico de Italia es que, siendo un equipo de esforzados trabajadores, es también increíblemente arrogante. Uno los veía a los tanos cuando cantaban el himno, esa mayoría de grandotes rubios y de ojos celestes. Todas las selecciones europeas tienen jugadores de otras etnias entre los convocados, pero los italianos son italianos. A lo sumo, hay alguno del sur o algún argentino como Camoranesi, que la va de más italiano que los italianos y hace un punto de la prepotencia y la soberbia. Italia parece haber logrado eliminar finalmente de su equipo todo atisbo de aquellos jugadores que allá se llaman “fantasistas”. Ya no hay más Baggios, Tottis, Del Piero, esos jugadores que tenían prohibido jugar juntos pero que uno esperaba ver al menos un rato en los mundiales. O ya no salen más o no los convocan, pero da igual: el fútbol italiano va logrando parecerse cada vez más a sí mismo.

Paraguay es otro país en el que nunca abundaron los jugadores que la tribuna llama “distintos”. El número diez, un clásico sudamericano, no suele visitar tierras paraguayas. Tampoco delanteros exquisitos, creativos o excéntricos. Me viene a la memoria el insólito Pipino Cuevas, el más creativo de los delanteros paraguayos, que era todo lo contrario de un jugador paraguayo. Impredecible e irregular, nunca llegó lejos en la selección. En cambio, los paraguayos son sólidos, grandes defensores como los italianos, grandes cabeceadores también y grandes luchadores en el medio campo. Sus delanteros, como los italianos de ahora (no hablo de un Paolo Rossi o de un Inzaghi sino del prototipo), son fuertes, ágiles y dedicados.

Pero atención. Que los italianos no fantaseen y que hayan hecho del amarretismo una religión no quiere decir que no tengan técnica y menos que sean unos troncos. Ese ejército de mediocampistas que paran en la cancha y sus aguerridos defensores saben parar la pelota, saben tocarla, saben darle el destino adecuado cuando deciden no reventarla a la tribuna. Son físicamente muy aptos para jugar al fútbol porque saben hacer de todo un poco. Un buen ejemplo es De Rossi, cuyo rango va desde asesino a goleador. Y esta generación resulta particularmente apta para desdoblarse en defensa y ataque. Han incorporado un marcado de punta dúctil como Criscito y un volante muy interesante como Montolivo, acaso el que más se parece a un jugador vistoso Las dos altos y veteranos delanteros, Iaquinta (30 años, 1.86, más tirado atrás y por afuera) y Gilardino (28 años, 1,84, punta-punta) no son de los mejores que uno ha visto, pero se las rebuscan. Cuando los italianos atacan, hacen un gran despliegue, ocupan el ancho del campo y tiran centros temibles. Les alcanza con eso. O, al menos, siempre lo creyeron así.

A los paraguayos les pasa algo parecido, pero nunca terminaron de creerlo. Hasta que llegó Martino, que fue un jugador sutil, talentoso y estático convertido, como entrenador, en un defensor de las virtudes contrarias. Es decir, de las virtudes paraguayas. Martino le da a Paraguay la identidad que le corresponde. Porque si hemos señalado las virtudes históricas del equipo, sus defectos siempre fueron la irregularidad, la renuncia al ataque en los partidos importantes y cierta tendencia a perder la calma ante la adversidad. Este equipo paraguayo es mucho más equilibrado y mucho más consciente de que sabe defender pero también que necesita tener recursos ofensivos. Y, sobre todo, que debe estar concentrado todo el partido, en defensa y en ataque, aun cuando los resultados se compliquen. Martino logró también hacer rendir a sus jugadores más que en sus equipos (piensen en Morel o en Torres) y que las ausencias (una tremendamente importante como la de Cabañas, el mejor delantero paraguayo desde Arsenio Erico) no se noten.

El primer tiempo paraguayo fue perfecto. Desbarató todos los ataques italianos pero no renunció a retener la pelota cuando la conseguía y atacó con peligro. El gol fue de pelota parada y consistió en un tiro libre perfecto de Aureliano Torres y de un cabezazo perfecto de Alcaraz, la revelación del partido, un defensor lleno de recursos. Después, en el segundo tiempo, la táctica era no solo mantener el resultado sino conservar la pelota. Pero a partir de los diez minutos, Italia se la sacó y los desbordó. Es gracioso que cuando los italianos necesitan más ofensiva recurran un tipo como Camoranesi, el jugador menos creativo de la tierra. Pero les funcionó. Italia atacó y atacó y en el único error del arquero Villar llegó el gol, por supuesto, en una pelota parada.


Allí paró de llover y el partido se hizo mucho más intenso todavía. A pesar de la contrariedad, Paraguay se recuperó y volvió a jugar de igual a igual hasta los últimos minutos, cuando se lesionó Santana y ya no había más cambios. Pero aunque Paraguay volvió a perder la pelota, la defensa siguió respondiendo e Italia no pudo ganar el partido.
Foto: AP

domingo, 13 de junio de 2010

Alemania gusta pero no asusta

Es necesario empezar a escribir sobre el partido de Alemania – Australia desde un lugar común. Muy común… Para desarrollarlo quiero convocar al siempre fascinante (ex) jugador inglés Gary Lineker. Luego de que Alemania elimine por penales a su selección en el Mundial del 90 en Italia lanzó una frase que describe con tal cabalidad el poderío Alemán. En medio de sus típicas frases irónicas y su punzante lucidez dijo: “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, se lo juega once contra once, en el que siempre gana Alemania”.

Alemania llegaba al Mundial Sudáfrica vapuleada por una plaga de lesiones, se la menospreciaba por llevar a Sudáfrica a un grupo de jugadores jóvenes donde uno de los mayores es Philipp Lahm, sufrió el suicidio de su arquero titular, Enke. Además creo que lo más importante es que se trata de una Alemania multiétinica donde los turkos, los tunecinos, brasileros, son los nuevos herederos de esa costumbre de ganar y Low entendió que son ellos los que dotarán de esa frescura que carecían las últimas selecciones alemanas. Para no ser tan abstracto Cacau (brasileño), Marin (bosnio), Khedira (de padre tunecino) y los polacos Klose y Podolski, entre otros. Frente a todos estos condimentos o adversidades, según quien la mire la selección alemana hoy rompió los estereotipos que la rodean.


Contra Australia sorprendieron con un equipo extrañamente alegre (¿será por su nueva característica multiétnica que inyectaron gracia a su espesa sangre?), con mucho toque, nunca cayeron en eso que tanto los seduce: el pelotazo, por el contrario con la pelota en el piso mostraron un juego asociado, contundente, en el que mostraron su ductilidad en la técnica pero sin perder su típica fuerza. También sorprendió el juego estratégico por las dos puntas, las exquisiteces en el juego largo (en el que son los especialistas del Mundo). Sorprendió hasta la estética en los contragolpes que transformaban en nudo o en varios nudos a la confundida defensa australiana. Los mejores momentos colectivos de todo el mundial se vieron cuando los alemanes hacían ese sube y baja, descargando hacia las puntas en el momento oportuno para después ir a buscar al área, en fin: muy buen fútbol. Además hay que decirlo con favoritismos arbritrales del mexicano, ya sea en la expulsión del australiano o en no cobrar una clarísima mano en área, eso también son los alemanes: eficientes hasta en la suerto o en los favorítismos. Hoy volvió a surgir la Alemania de siempre: la favorita, como dicen los titulares de la Fox, de ESPN y cualquiera que haya rastreado los 8 partidos jugados.


Pero para sacarle un poco más de brillo a esta selección vamos línea por línea. Hoy jugó un arquero Neuer eficiente en lo poco que se le exigió, sobre todo una en la que sacó un remate de un australiano. Los tres jóvenes volantes: el tunecino Khedira sorprendente en su capacidad de contención y en su chispa para encender el ataque, el “alemán” Özil otro volante exquisito con toques de crack, irreverente (usted dirá un gesto extraño en un jugador alemán y es que evidentemente tiene razón no es alemán es turko) y otro interesante volante Müller con menos virtudes técnicas, pero con fuerza, velocidad y con dotes casi mágicas para el juego largo. No quiero olvidarme de dos punzantes delanteros como Klose y Podolsky, ni del controlador de ritmos el gigante Mertesacker, tampoco del gran lateral Lahm.

Después de tanto piropo creo que Joachim Low en el primer partido de su selección derrumbo esos pesados estereotipos que encasillan a Alemania en ese fútbol basado en el tedio que impone el físico, el pelotazo y la velocidad. Después de tantas crisis que sufrió su selección le dio una vuelta de tuerca fundamental. Low observó que en su país pasa algo distinto con las fuertes migraciones turcas, tunecinas, entre otras, y demostró que Alemania en la cancha también puede ofrecer otras variables trayendo a esos jugadores que deleitan en la Bundesliga. Ahora es importante ver las otras puestas en escena que quedan, sobre todo en contiendas más ásperas en octavos o cuartos… Por ahora, gustaron… ¡Como gustaron! Hoy en el fútbol de los alemanes no se priorizó su organización, ni su obsesiva metodología, ni se recurrió a su pragamatismo agobiante y predecible, ni se abusó de ese su orgullo por dedicarse al trabajo físico, hoy ganaron –como siempre, dirá Lineker– porque su fútbol fue más alegre, sometido más a la técnica, a la irreverencia y sobre todo a ese huracán que tienen atravesado en el pecho ese tunecino y ese turko…

sábado, 12 de junio de 2010

Apuntes dispersos sobre Argentina-Nigeria

1. Argentina tuvo 6 o 7 mano a mano, llegando con toques lujos, con paredes, con tacos y terminó ganando por un córner y cabezazo de su peor jugador o del jugador más cuestionado: Gabriel Heinze. Gran paradoja o la típica ironía que plantea el fútbol.
2. El esquema planteado por Argentina no cierra por la derecha. Verón no quiere ni puede jugar de 8, con esto Argentina pierde a su armador y Jonás Gutiérrez no suma en ataque y en defensa tiene lagunas e imprecisiones. Es preferible que entre Burdisso de 4 o a Maxi de 8, pero es urgente pensar la línea derecha, ya que los Coreanos sabrán por donde vulnerar a los gauchos.
3. Di María jugó mal, pero tuvo un par de toques de lujo. Igual defraudó.
4. Messi jugó en gran nivel, lástima que hoy no entraron las que en el Barça siempre entran. Igual, irreprochable lo suyo.
5. La selección Argentina está muy desbalanceada, deja muchos espacios cuando el rival tiene la pelota y no presiona bien. Y eso que tenían un rival bastante ingenuo en cuanto a definición se refiere. Selecciones de mayor jerarquía aprovecharán esas dubitaciones.
6. Lo más débil de esta selección se encuentra atrás, en su defensa. Lo peor es que tampoco tienen demasiadas variantes posibles. Con rivales más importantes (como el próximo, Corea), habrá que ver si están a la altura. Tanto Samuel como Demichelis además de ser lentos de reflejos, no dudan en recurrir a la torpeza desesperada en caso de quedar mano a mano con los delanteros.
7. A mi no me gusta Tévez jugando así, por derecha, o como segundo armador, o viniendo de atrás. No me parece claro ni explosivo. Lo grave es que en el panorama de Maradonna al parecer tampoco está muy claro dónde hacerlo jugar.
8. Como último punto valga citar el blog del madrileño Rubén Uria: “En el libro de jugadas de El Diego, más luces que sombras: En el debe, el experimento fallido de Jonás en la derecha, la puntería de Higuaín y la lentitud de Demichelis. En el haber: Messi "on fire", Mascherano y su oficio, un catálogo de jugadas ensayadas por el laboratorio del "pelusa" y la serenidad del arquero Romero”.

Fotos: La Nación

Vuelvo al blog...


Después de un largo año sin cargar ningún post al blog renuevo ese afán de escribir alrededor del fútbol, espero tener algún lector por ahí detrás de alguna pantalla y espero también tener la suficiente eficiencia de vincular un conjunto de palabras alrededor de ese enorme hecho que es el Fútbol… El alboroto que causa el Mundial de Sudáfrica es contagioso, pegajoso… Estoy completamente empapado de todo ello. Es por eso que hoy inicio esta exploración textual impregnada de fútbol, que se la puede calificar como algo que oscila entre la crónica, los criterios caprichosos sobre el fútbol y una suma de detalles personales, mejor de efectos personales que provoca en mí el fútbol, además que intentaré hacer un juego de collage, de citas con aquello que dicen otros… Empecemos…


Me asombra la buena prensa y los criterios sobredimensionados de algunas selecciones, en este caso de forma muy puntual: México, el Tri para aquellos que les gusta los sobrenombres. Ayer, en la inauguración la selección de México –el eterno participante de los mundiales– para los sabiondos y especialistas del fútbol era la selección “favorita” en el duelo frente a Sudáfrica. Pero qué hizo este equipo favorito. Una suma de ostentaciones inútiles. Para sustentar este criterio basta revisar los primeros 20 minutos en los que México era un torbellino inofensivo, un huracán impotente, ostentoso pero ampliamente inútil y sin corazón alguno, como síntesis de esa impotencia se encuentra el asombroso pase de Vela a Franco y la pobre resolución del gaucho ahora mexicano. Como dice el Blog La pelota el corazón del aire es la escasa y débil definición que diferencia al fútbol mexicano del mejor fútbol del mundo. Algo pasa con México y para indagar en ello vale la pena precisar que el Dt Aguirre es el 4 Dt que llega al Tri desde el Mundial 2006 en Alemania… Luego de perder en octavos de final frente Argentina Lavolpe, Dt argentino, terminó su ciclo, llego el ídolo del Real Madrid Hugo Sánchez que no logró hacer cuajar el fútbol de su selección, tras el fiasco arribó el sueco Sven-Goran Eriksson y finalmente llegó el Vasco Aguirre, tantas idas y venidas creo que demuestran la confusión futbolística de un país futbolero que no sale de su dilema de nunca poder alcanzar a ser una potencia futbolística y se contenta con ser un conjunto modesto que estimulas las ilusiones y siempre está invitado –hasta octavos– a la gran fiesta. Valga insertar esta pregunta que se hace Carlos Bianchi en su blog para pensar los dilemas del equipo mexicano ayer en cancha: “¿Cómo hizo México para que casi se le escape del todo un partido en el que había empezado tan bien?” y cierra su opinión sobre el Tri con este criterio: “Cuesta pensar que un equipo con buen juego y una ordenada disposición táctica termine cediendo la iniciativa como lo hizo y, además, se desordene en defensa hasta permitir situaciones que le podrían haber costado una derrota”. Como esto es fútbol puede ser que el Tri pelee frente a sus propias peripecias y afronte un Mundial sorprendente…



Sudáfrica sopapeó eso que llaman lógica del fútbol… Con un golazo Siphiwe Tshabalala quebró pronósticos, ánimos y fue el impulso para que las famosas vuvuzelas ensordezcan el corazón de Johansburgo. El baile de los cuatro sudáfricanos fue la verdadera inauguración del primer mundial en un continente tan golpeado y que canaliza esas penas baile y futbol mediante, para mi gusto ese bailecito tribal en el costado de la línea de cal tocó mi médula hasta provocarme escalofríos. Sudáfrica tuvo más chances de sorprender y una inocencia típica del defensor Thwala enfrío la fiesta. El día miércoles juega con Uruguay, presumo que en ese partido concretará lo que no pudo hacerlo frente a México: ganar.



Sobre Uruguay – Francia todo se encasilla en una palabra: mediocridad. Me escasean las palabras, por eso traigo un texto del siempre brillante Juan Pablo Varsky: "Había marcado con resaltador Francia-Uruguay. Pero resultó un insoportable dolor de muelas. La Celeste apostó a conservar el 0 a 0 con el que comienzan todos los partidos. Presentó un equipo con ocho futbolistas de mentalidad defensiva: arquero, tres centrales, dos laterales y dos mediocampistas. Ignacio González no se comprometió con su responsabilidad de crear juego. Nadie lo ayudó. Suárez solamente corrió. Dependió clamorosamente de Forlán. Hay muy pocos delanteros en el mundo que fabriquen tantas chances por partido. Emociona su autogestión. Tabárez probó con Lodeiro para que le diera pases. Pero el chico dio una patada-tributo a Paolo Montero y lo echaron. Pudoroso, antes el referí le mostró dos amarillas. Un fiscal y un juez de Ciudad del Cabo están trabajando en el asunto. Dentro de la mediocridad, a Francia lo salva su ambición. Tengo mala suerte con Ribery. Nunca lo he visto brillar. Empiezo a sospechar de su reputación. Pero lo patrocina Zidane y eso merece respeto. En la era post Zizou, Les Bleus presentaron a Yoann Gourcuff, que tiene andar y pegada estilo Riquelme. El 8 de Francia se ganó a la platea femenina. Muchas chicas lo eligieron el jugador del partido. Pero no lo quieren sus compañeros. Le habían pedido al seleccionador que no lo incluyera en el equipo titular. Preferían a Diaby. Domenech les hizo caso pero lo incluyó por Malouda en el puesto de volante izquierdo. Acertó. En su cuarto Mundial, récord para un francés, el gran Thierry Henry entró por Anelka. Reclamó un penal por mano. Justo él, que puso la suya ante Irlanda para llegar a Sudáfrica por la ventanilla. Todo vuelve, Tití. Consejo para padres: usen Francia-Uruguay para disciplinar a su hijo rebelde. "Si te portás mal, te pongo a ver el partido completo", díganle. Y notará el cambio de conducta. Pasa en las mejores familias".


Apuntes:
El árbitro uzbeco Ravshan Irmatov junto con sus dos líneas develaron la ignorancia –incluida desde redactor– respecto a un detalle del reglamento: el gol en posición adelantada… Buen arbitraje…




Foto: BBC

domingo, 7 de junio de 2009

Explicaciones mediocres...

Cuando irrumpe la derrota algún impulso lingüístico brota sobre todo en el fútbol y más aún en un fútbol mediocre y carente de ilusión y de norte como es el boliviano. Las explicaciones delirantes que detallan, que indagan, que explican, que deconstruyen, que persiguen y que juzgan la penosa derrota de la selección Bolivia frente a la venezolana (que para potenciar nuestra vergüenza es un seleccionado modesto de un modesto equipo llamado Deportivo Anzuategui) no hacen más que profundizar este inmenso pozo en el que no terminamos de caer año a año. A continuación, bajo un impulso anárquico más que interpretativo acopiaré aquellas “supuestas” explicaciones, las causas –para ser más prolijo– de este nuevo derrumbe futbolístico. Explicaciones mediocres que orbitan sin sentido alguno alrededor del Hernando Siles…


- Una de las explicaciones que más abunda y fluye de boca en boca es la del “poco tiempo” de preparación de nuestro limitado equipo. Venezuela se preparó durante más de un mes y la selección boliviana a penas sumó una semana de trabajo. Esta excusa fue ostentada por el Dt, por el capitán del equipo, por un dirigente, por una ex – estrella como es el diablo Etcheverry, entre otros. ¿Qué aporta esta explicación para “entender” o “comprender”, para reparar esta nueva derrota histórica? Nada. Para no ser tan absolutista habría que matizar que su aporte se esfuma rápidamente y que potencia nuestra mediocridad rutinaria. Son más de 20 años que el debate no trasciende la mediocridad de esta explicación…

- Otra de las explicaciones que se desplaza en los discursos supuestamente analíticos y rigurosos es la que apunta a la falta de profesionalidad del Dt. Sánchez. El estadium apelando a un mecanismo catártico, a algún catalizador de esta bendita bronca que designa la derrota en coro apeló al “¡Fuera Sánchez!”. La prensa, en especial ERBOL Deportes en su análisis, lo puso en la mira al Dt. Argumentando que no pudo replantear las vías y el ánimo futbolístico de un equipo que lo menos que tenía era ganas para remontar esa inmensa cuesta arriba que fue el partido frente a Venezuela. Nadie puede refutar que Sánchez carece del histrionismo necesario para representar un estilo de juego, de fútbol pero en descargo y en ataque del cruceño habrá que preguntarse: ¿qué condiciones para el trabajo se le ofrece al Dt? ¿Qué tipo de debate futbolero se instaura y cómo participa el Dt en él? ¿Qué respuestas futbolísticas aporta el Dt al debate futbolero? ¿Qué trabajo instaura Sánchez? ¿De qué proyecto habla o balbucea? ¿En qué fue determinante la presencia de Sánchez en este “proceso”? ¿Qué variables tácticas ofreció en su paso por la selección? ¿Qué entiende por largo plazo en el fútbol?

- Que la penosa tarde de Martins, el nuevito jugador de Werder Bremen, es otro lugar común para descubrir respuestas de la catástrofe. Primero, el penal errado dicen que fue el responsable de conducir a Bolivia hacia un túnel. Segundo, esa impotencia e imprecisión del 17 para tomar el balón y ofrecer una certeza a favor de Bolivia en el partido. Tercero su ingenua expulsión. El último partido jugado en competencia por Martins fue frente a Argentina el 1 de abril. ¿Con la escasa continuidad de la estrella del fútbol boliviano en el fútbol de elite es responsable de nuestra parte cargarle el peso del partido? ¿Quién podía asumir ese peso: el ausente Botero, Alex da Rosa (que de algún modo lo hizo), Menacha Cabrera, Abdón Reyes (que persiste en enredarse en su juego), el Nacho García, o Joselito Vaca? ¿Quién podía asumir el peso del partido más que Martins? Esa es una pregunta caliente en un equipo que con mucha facilidad oculta su coraje frente a las dificultades y se subsume a su fragilidad anímica…

Es en la incapacidad de hacernos preguntas sobre nuestra mediocridad sempiterna la que nos impide buscar las vías, las alternativas para, primero, tocar definitivamente el fondo del pozo y luego buscar las políticas deportivas-educativas que resuciten al cadáver conocido como fútbol boliviano. Mientras tanto el juego como el debate se enfanguen en los lugares comunes nuestro fútbol no saldrá de este péndulo maximalista que del hipnotismo inverosímil (la goleada frente a Argentina) nos traslade radical a la debacle (la derrota frente a la antigua cenicienta).
Fotos: El Deber