viernes, 2 de julio de 2010

Hermoso día

Todavía no me caben todas las lágrimas algunas naranjas y las otras celestes. Lágrimas que caen pero que con ellas traen un aluvión de fuerza charrúa, sabor a Robben. Quiero disecarlas en un pañuelo y mostrarlas a mis hijos/as, nietos y a todo tipo de descendencia. Fui testigo vivo de dos hazañas, inolvidables. Mis lágrimas en el fondo además de expresar goles, expresan que el mundo, el terrible mundo en el que vivimos y subsistimos, puede ser distinto. Ese es el único poder del juego, del fútbol. Mostrarte otras realidades. En segundos nos puede mostrar una pequeña justicia. Hoy vivimos dos inolvidables aventuras, que las palabras se acobardan y se achican para expresar semejante majestuosidad. Es que así vivo el fútbol casi en un lenguaje indescifrable. ¡Qué gane Holanda a Brasil! ¡Qué Uruguay esté entre las cuatro mejores selecciones del planeta sobre la base de un coraje indescifrable y de sólo pertenencia a la marca charrúa! Es para mí una experiencia trascendental en la que la emoción no da chances y asfixia, sofoca. Los perdedores de siempre hoy ganaron. Los perdedores de siempre hoy tuvieron la “suerte” futbolera necesaria para transformar sus destinos en gloria. Los perdedores de siempre ya sea aquellos peladitos frágiles –Robben, Sneijder– de Holanda o la fuerza imbatible de los charrúas den la vuelta partidos tan oscuros, donde la historia y las maldiciones de siempre conspiraban en contra. ¡Fue increíble!

Para aquellos que no lo sepan este blog se redacta desde la altura paceña de un país diminuto no en territorio, sino en autoestima: Bolivia. Uruguay nos goleó en su casa, en el glorioso Centenario, 5 a 0. Y en La Paz, en la “temible” altura de La Paz a 3,600 metros sobre el nivel de los sueños los celestes nos empataron con ese doble corazón que marca su cabalgar en esta gesta heroica: Sudáfrica 2010. No me importa. No me importa nada. Que nos sigan goleando si es que en los mundiales quieren darle un giro a la historia. Los charrúas juegan con doble corazón, se acaba uno y se activa el otro. Además tienes a Lugano, al loquito Abreu, al enorme de Forlán, a Pérez, a Cavani, a Fucile, a tantos otros, entre ellos el inolvidable Muslera. Son imbatibles. Portugal, Inglaterra, Italia cambiarían parte de su patrimonio percapita por un pedacito de esa fuerza celeste. Ni los vikingos, ni todos los euros de esos países podrían transportar en barco o en bancos ese ñeke, ese coraje uruguayo.

A Holanda la sigo con devoción frenétoca, como lo muestra el texto anterior de este blog. Holanda casi siempre perdió con Brasil, obligada, el mundial del 94 perdió 3 a 2 en un aburrido alargue, el mundial del 98 en los injustos penales. Hoy, la historia no fue para los eruditos, para los instrascendentes de siempre, para aquello que creen saber de fútbol, el ex DT Dunga y Felipe Melho, entre ellos, el fascista Dunga que al parecer creía que si destrozaba a golpes y a furia la banca de su defensivo equipo iba a tener algo de juego, hoy no le surtió nada. Holanda con flaquezas, extraviado en incertidumbres y múltiples dudas revertió la historia, dio un giro. Robben, el crack de piernas de cristal, Sneijder, el único diez del mundial, dos petisos, dos pelados –como el gran Zidane– dieron una lección a esos mounstruos imbatibles: ¿Dónde estuvo el crack Lucio? ¿Dónde estuvo el mejor arquero del Mundo y del Universo entero? ¿Acaso la defensa brasilera no era la mejor defensa del universo y más allá? ¿Dónde quedó el impresentable equipo de Dunga que apostaba más a cuidar su arco que a buscar posibilidades en el de efrente?

Seguramente, habrá muchos peros a las victorias de Holanda y Uruguay y es que el fútbol tiene el enorme potencial de relativizarlo todo. Sin embargo, hoy el mundo es distinto. Holanda dice que otro mundo es posible… Un mundo donde los “favoritos” son una invención de la tele, de las precarias mentes. Uruguay, lo de Uruguay es magia pura… Fiesta pura… Dejenme seguir festejando…


Mañana, ojalá el fútbol dé una mano a Argentina, al loco del fútbol de Maradona (gracias, por siempre gracias por lo que no ayudaste y nos enseñaste a los paceños y también (por qué no) a los bolivianos… También a Paraguay (vamos que se puede, la magia es posible)… Acabemos con este mundo Boludo dirigido por eso arios, españoles (Discúlpame Alex Roy), y todos esos lambiscones que creen que el mundo es su pañuelo y nosotros sus mocos con precio…
¡Vamos ARGENTINA!

1 comentario:

Roberto Ríos Michel dijo...

Va una felicitación para usted por esas lágrimas, por amar al fútbol.