Hablar de marihuana y fútbol no es echar en vano contagioso humo a los rumores que este texto entre líneas pretende incentivar. Se trata de un binomio productivo tanto para entrar a la cancha como para atravesarla. No en vano se juega en un extenso entramado verde.
Para remover las neuronas que vinculan a la marihuana y al fútbol recordemos a los The Wailers, en ese documental sobre la banda de Bob Marley, jugando un picadito de fútbol, arrastrando las rastas y amagando a los inexistentes contrarios verdes. En un primer plano, Marley daba una de sus más lucidaz entrevistas, ostentanto un viejo buso adidas de los 70, típicamente futbolero.
Leo Fernández no es un jugador cualquiera. Llegó al oriente boliviano hace más de diez años. Desde el inicio demostró que dentro suyo tiene un motor proclive a incendiar de locura a todo lo que esté a su paso. Simuló un casamiento con una cruceña simplemente para obtener la nacionalidad boliviana, Simuló un atentado con balas incluidas, Golpeó a un dirigente de Blooming (hizo parar el bus que trasladaba a los jugadores de Oriente, bajó de él, rabioso, directo a golpear al dirigente paquidérmico), se Sacó una foto detrás de su arco con Ronaldinho en medio partido entre las selecciones de Brasil y Bolivia en tierras brasileras... Con él en el arco Chacarita perdió la categoría en el difícil campeonato argentino... Son varias locuras...
Lo del doping es una telaraña difícil de desentrañar, es evidente que si uno ata cabos entre ellos se atisba algo de coherencia... Es decir, hay intereses en el dopping por más que se quiera institucionalizarlo.
En el caso de Fernández era predecible que alguna sustancia peligrosa brote de su orina, lo que no era predecible era el positivo por marihuana... Y el día en que dio el positivo: Oriente perdió 9 a 2.
La marihuana dicen que te aclara los reflejos, te mejora el apetito y organiza un festín bullicioso de neuronas. En el caso de Fernández parece que todo salió al revés...
Basta de todo esto, iré a oír a los Wailers,
mientras sueño un fugas aleteo en medio del verde...
Mi identidad es una mezcla inabarcable, una furiosa secuencia de etnias, decires, pensares y devenires, una febril hibridez, una conjetura. Pero un punto de mi Aleph es una pelota de fútbol obstinada en su poder aglutinante. Y como me incomoda la afectada neutralidad, digo: soy, y a veces sobre todo, un futbolero.
domingo, 20 de mayo de 2007
lunes, 14 de mayo de 2007
Rumbo a los 100 años (4)
La derrota en el Tigre debe abrir con urgencia alguna senda, alguna sangría (aunque sea remota o parcial) de lucidez, que trace algún tipo de respuesta coherente del estrepitoso fracaso del pésimamente llamado DREAM TEAM atigrado. Que esta crisis despierte la responsabilidad de todos: de hinchas, dirigentes, jugadores, cuerpo técnico, periodistas. Ya es hora de que alguien, no importa quién, empiece o empecemos a construir una explicación, aunque sea precaria, de este bochorno, de esta VERGÜENZA, a esta altura ya imposible de sostener.
La historia del Tigre es la historia de una compleja y difícil pasión; historia que sólo se hace legible por nuestra incomparable e inimitable Garra (palabra inexistente en este equipo actual que carece de actitud, de carisma, de GARRA, de sincronía, de identidad, de espesor, de porte). Sabemos que Pacheco y Cía. son cabezas totalmente incapaces de ordenar, de darle cohesión a las piezas de este doloroso desmoronamiento. Ellos no armarán este puzzle invadido de derrotas. Tampoco tienen la respuesta a esta debacle que se la siente hasta los huesos amarillo y negros. La gran pregunta que nace de este desastre atigrado es: ¿Quién tiene la garra necesaria para reconstruir estos escombros de equipo, de institución? ¿Quién se atreve a bucear por debajo de esta inmensa derrota? ¿Quién posee alguna clave para afrontar el desastre futbolero que vivimos de fecha en fecha? ¿Será que Villegas lejos ya de la cancha y de las cámaras posee la respuesta y la tiene encerrada en su maletín? ¿Será Ángulo quien tiene la receta para llevar al Tigre a la cima? ¿Será que estamos sufriendo el duelo de la triste ausencia de la Garra del gran Chupita Riveros? ¿Será que este Tigre merece una miluchada general? ¿Quién tiene alguna respuesta? (Con certeza Pacheco no, quien ante la impotencia de imaginar un proyecto ha cambiado cínicamente a más de 7 técnicos en menos de dos años: Galarza, Villegas, Barrientos, Luna, Chilavert, nuevamente Villegas, Berdeja) ¿Quién podrá construir un proyecto futbolero boliviano con algo de coherencia y en perspectiva de algún horizonte? (Esta pregunta parece un llamado al Chapulín, no al Cardozo) ¿Será hora de que los hinchas nos organicemos, quiénes? ¿El actual equipo del Tigre se merece tanta pasión futbolera? ¿Acaso no es una mentira más de las tantas que hay en nuestro mediocre fútbol? Dejemos de buscar Chivos expiatorios. Desactivemos entre todos las trampas en las que nos hunde la derrota... Sin embargo, no puedo dejar de mencionar estas dos últimas preguntas: ¿Será Pacheco quién tiene por lo menos una leve intuición de los pasos que hay que dar para salir de este hondo pozo? ¿No le dimos demasiadas oportunidades donde nos demostró lo contrario? Ayyyy!!!
La historia del Tigre es la historia de una compleja y difícil pasión; historia que sólo se hace legible por nuestra incomparable e inimitable Garra (palabra inexistente en este equipo actual que carece de actitud, de carisma, de GARRA, de sincronía, de identidad, de espesor, de porte). Sabemos que Pacheco y Cía. son cabezas totalmente incapaces de ordenar, de darle cohesión a las piezas de este doloroso desmoronamiento. Ellos no armarán este puzzle invadido de derrotas. Tampoco tienen la respuesta a esta debacle que se la siente hasta los huesos amarillo y negros. La gran pregunta que nace de este desastre atigrado es: ¿Quién tiene la garra necesaria para reconstruir estos escombros de equipo, de institución? ¿Quién se atreve a bucear por debajo de esta inmensa derrota? ¿Quién posee alguna clave para afrontar el desastre futbolero que vivimos de fecha en fecha? ¿Será que Villegas lejos ya de la cancha y de las cámaras posee la respuesta y la tiene encerrada en su maletín? ¿Será Ángulo quien tiene la receta para llevar al Tigre a la cima? ¿Será que estamos sufriendo el duelo de la triste ausencia de la Garra del gran Chupita Riveros? ¿Será que este Tigre merece una miluchada general? ¿Quién tiene alguna respuesta? (Con certeza Pacheco no, quien ante la impotencia de imaginar un proyecto ha cambiado cínicamente a más de 7 técnicos en menos de dos años: Galarza, Villegas, Barrientos, Luna, Chilavert, nuevamente Villegas, Berdeja) ¿Quién podrá construir un proyecto futbolero boliviano con algo de coherencia y en perspectiva de algún horizonte? (Esta pregunta parece un llamado al Chapulín, no al Cardozo) ¿Será hora de que los hinchas nos organicemos, quiénes? ¿El actual equipo del Tigre se merece tanta pasión futbolera? ¿Acaso no es una mentira más de las tantas que hay en nuestro mediocre fútbol? Dejemos de buscar Chivos expiatorios. Desactivemos entre todos las trampas en las que nos hunde la derrota... Sin embargo, no puedo dejar de mencionar estas dos últimas preguntas: ¿Será Pacheco quién tiene por lo menos una leve intuición de los pasos que hay que dar para salir de este hondo pozo? ¿No le dimos demasiadas oportunidades donde nos demostró lo contrario? Ayyyy!!!
domingo, 13 de mayo de 2007
Rumbo a los 100 años (3)
Soy consciente que esta tarde el Tigre puede perder con el peor equipo del campeonato. Eso está claro, cualquier resultado contrario al nefasto pronóstico no aclarará el nublado panoramos del Club. No tenemos timón ni dentro, ni fuera de la cancha. Tanto el equipo como los hinchas, hemos perdido el carisma, la garra, el autoestima, de a poco nuestros colores se diluyen, se evaporan en la soleada cancha del Siles. La gestión de Pacheco tiene que acabar pronto, ya es hora de que suelte el botín del CLub, que sólo es utilizado para satisfacer sus intereses mediáticos y políticos.
Esta tarde no pisaré la cancha en señal invisible de protesta.
Esta tarde no pisaré la cancha en señal invisible de protesta.
Textos (2)
Aconsejo leer este texto del siempre genial Ezequiel Fernández Mores:
Napoli y Maradona: lo intenso es eterno
Toda Nápoles celebró este jueves los veinte años del primer scudetto de su historia. Entrevistas radiales, programas de TV, lanzamiento de libros y titulares de primera plana recordaron la fiesta del 10 de mayo de 1987, con casi 85.000 personas colmando el estadio San Paolo y gritándole a Italia que el sur también existía. Pero tanto Diego Maradona como el Napoli están lejos hoy de aquellos tiempos dorados. Uno víctima de sus adicciones y el otro luchando para salir de la Serie B. Peor, aunque pocos lo digan, está sin embargo la ciudad. Nápoles se ha convertido en estas dos últimas décadas en la ciudad más violenta de la Unión Europea, con más de 2700 homicidios en ese período. Y pasó a ser también el principal mercado de droga del Viejo Continente. Si alguien cree en el fútbol como herramienta de trasformación social, el Napoli del scudetto ´87 no significa justamente el mejor ejemplo.
Los que no se sumaron a la fiesta del ?87 cuestionaban criticando porque los éxitos del fútbol, según decían, sólo servían para distraer y tapar la miseria de Nápoles. Y recordaban a Maradona como un campeón arrogante, drogado y amigo de la camorra, poco ejemplar para los jóvenes. Pero los éxitos se fueron junto con Maradona. Y Nápoles está hoy peor que entonces, más condenada por un orden social que, al igual que en el resto del planeta, ha hecho más ricos a los ricos, y más pobres a los pobres. Allí no llega el Estado. Sí llega en cambio la Camorra, que duplicó la cantidad de clanes en los últimos veinte años, de 67 a más de 120. Un ejército de 10.000 afiliados y 50.000 personas vinculadas a sus negocios ilícitos, que significan una facturación de 28.451 millones de euros. El narcotráfico deja 16.459 millones, la obra pública 5878 millones, la prostitución 587 millones, la usura 4703 millones y el tráfico de armas 824 millones.
Los datos fueron extraídos de un documental efectuado sólo unos meses atrás por el periodista argentino Rubén Oliva, hijo del célebre médico que más de una vez curó a Maradona y que trabajó con la selección argentina en el Mundial 78. El documental se llama O Sistema y es un notable relato sobre cómo cambió también la Camorra en los últimos veinte años: primero dedicada a la extorsión y al dominio territorial, luego empresaria ganando licitaciones gracias a su control de la política y, finalmente, al día de hoy, la globalización de los negocios, es decir el lavado de dineros sucios ya sea comprando equipos de fútbol o construyendo hoteles. Es cierto, perdió su dominio de casi medio siglo la familia Giuliano. Carmine, el amigo camorrista de Maradona, el que se fotografió sonriente junto con Diego en imágenes que luego recorrieron el mundo entero, murió sin haberse arrepentido, como su padre y hermanos. Las familias que dominan hoy la ciudad son más sanguinarias. La droga ha subido los niveles de violencia. En octubre pasado la ciudad registró su record de homicidios (18) y el gobierno italiano especuló este año con enviar el Ejército a la ciudad. ¿Cómo no recordar entonces aquel tiempo al menos feliz del scudetto del ?87 con Maradona? Para que la hazaña sea más clara a tiempos de hoy: sería casi como si Lionel Messi saliera campeón de España con el Getafe, no con el Barcelona. O que Carlos Tevez ganara la Premier League con el West Ham, no salvarlo del descenso.
Aquel Napoli de Maradona se hizo eterno en la memoria de millones de napolitanos. Y de muchos otros italianos también. ¿Cómo explicar, sino, que la colección de diez DVD que ofreció este año La Gazzettadello Sport sobre la vida de Maradona haya registrado la venta de casi un millón y medio de copias, récord absoluto en el mercado italiano, según se jactó el editor de la serie, el periodista Gianni Miná? ¿Qué otro momento de fiesta popular más intenso podrá recordar hoy Nápoles, con sus récords de criminalidad y casi un tercio de sus habitantes que, si pudieran, elegirían irse de la ciudad? ¿Fue aquel Napoli de Maradona culpable acaso del atraso social? ¿Y podría seguir siéndolo aún hoy, después de veinte años? ¿Cómo no comprender ahora más que nunca que aquella fiesta haya provocado tanto delirio colectivo?
Es cierto, la felicidad del fútbol es efímera. Pero es intensa. Y, según dijo alguna vez Jorge Luis Borges, lo intenso es eterno.
Napoli y Maradona: lo intenso es eterno
Toda Nápoles celebró este jueves los veinte años del primer scudetto de su historia. Entrevistas radiales, programas de TV, lanzamiento de libros y titulares de primera plana recordaron la fiesta del 10 de mayo de 1987, con casi 85.000 personas colmando el estadio San Paolo y gritándole a Italia que el sur también existía. Pero tanto Diego Maradona como el Napoli están lejos hoy de aquellos tiempos dorados. Uno víctima de sus adicciones y el otro luchando para salir de la Serie B. Peor, aunque pocos lo digan, está sin embargo la ciudad. Nápoles se ha convertido en estas dos últimas décadas en la ciudad más violenta de la Unión Europea, con más de 2700 homicidios en ese período. Y pasó a ser también el principal mercado de droga del Viejo Continente. Si alguien cree en el fútbol como herramienta de trasformación social, el Napoli del scudetto ´87 no significa justamente el mejor ejemplo.
Los que no se sumaron a la fiesta del ?87 cuestionaban criticando porque los éxitos del fútbol, según decían, sólo servían para distraer y tapar la miseria de Nápoles. Y recordaban a Maradona como un campeón arrogante, drogado y amigo de la camorra, poco ejemplar para los jóvenes. Pero los éxitos se fueron junto con Maradona. Y Nápoles está hoy peor que entonces, más condenada por un orden social que, al igual que en el resto del planeta, ha hecho más ricos a los ricos, y más pobres a los pobres. Allí no llega el Estado. Sí llega en cambio la Camorra, que duplicó la cantidad de clanes en los últimos veinte años, de 67 a más de 120. Un ejército de 10.000 afiliados y 50.000 personas vinculadas a sus negocios ilícitos, que significan una facturación de 28.451 millones de euros. El narcotráfico deja 16.459 millones, la obra pública 5878 millones, la prostitución 587 millones, la usura 4703 millones y el tráfico de armas 824 millones.
Los datos fueron extraídos de un documental efectuado sólo unos meses atrás por el periodista argentino Rubén Oliva, hijo del célebre médico que más de una vez curó a Maradona y que trabajó con la selección argentina en el Mundial 78. El documental se llama O Sistema y es un notable relato sobre cómo cambió también la Camorra en los últimos veinte años: primero dedicada a la extorsión y al dominio territorial, luego empresaria ganando licitaciones gracias a su control de la política y, finalmente, al día de hoy, la globalización de los negocios, es decir el lavado de dineros sucios ya sea comprando equipos de fútbol o construyendo hoteles. Es cierto, perdió su dominio de casi medio siglo la familia Giuliano. Carmine, el amigo camorrista de Maradona, el que se fotografió sonriente junto con Diego en imágenes que luego recorrieron el mundo entero, murió sin haberse arrepentido, como su padre y hermanos. Las familias que dominan hoy la ciudad son más sanguinarias. La droga ha subido los niveles de violencia. En octubre pasado la ciudad registró su record de homicidios (18) y el gobierno italiano especuló este año con enviar el Ejército a la ciudad. ¿Cómo no recordar entonces aquel tiempo al menos feliz del scudetto del ?87 con Maradona? Para que la hazaña sea más clara a tiempos de hoy: sería casi como si Lionel Messi saliera campeón de España con el Getafe, no con el Barcelona. O que Carlos Tevez ganara la Premier League con el West Ham, no salvarlo del descenso.
Aquel Napoli de Maradona se hizo eterno en la memoria de millones de napolitanos. Y de muchos otros italianos también. ¿Cómo explicar, sino, que la colección de diez DVD que ofreció este año La Gazzettadello Sport sobre la vida de Maradona haya registrado la venta de casi un millón y medio de copias, récord absoluto en el mercado italiano, según se jactó el editor de la serie, el periodista Gianni Miná? ¿Qué otro momento de fiesta popular más intenso podrá recordar hoy Nápoles, con sus récords de criminalidad y casi un tercio de sus habitantes que, si pudieran, elegirían irse de la ciudad? ¿Fue aquel Napoli de Maradona culpable acaso del atraso social? ¿Y podría seguir siéndolo aún hoy, después de veinte años? ¿Cómo no comprender ahora más que nunca que aquella fiesta haya provocado tanto delirio colectivo?
Es cierto, la felicidad del fútbol es efímera. Pero es intensa. Y, según dijo alguna vez Jorge Luis Borges, lo intenso es eterno.
lunes, 7 de mayo de 2007
Rumbo a los 100 años (2)
Triste tarde en el Siles:
Fuera de la Cancha
Las señales están dadas. No se necesita ser un detective experto para palpar las evidentes huellas. A tres o a diez e incluso a cien metros se vislumbra que el Tigre atraviesa una crisis de fútbol muy seria. Son 15 puntos que volaron con piadosas alas del Siles. Espantoso. Espantoso ya que desde diciembre el señor Pacheco no deja de hacer política y demagogia. Desde diciembre que insiste y persiste en hacernos creer que tenemos el Mejor Equipo del Fútbol boliviano. Para los precarios, mediocres, cánones futboleros del presidente Pacheco este equipo debe ser una selección de “estrellas”, que respondiendo a su resplandor debería volar e iluminar cualquier noche atigrada, como la de esta tarde, por ejemplo. Sabemos que Pacheco y Cía saben de fútbol, tanto como de buena administración, de buena gestión, de cuentas claras. El Tigre es un desastre desde su cabeza. Los periodistas cómplices, hábiles en nominar chivos expiatorios dentro de la cancha y al borde la línea de cal, justo ahí donde transita el DT, protegen en sus análisis a esta elite dirigencial que apesta a leguas y manosea los intereses del club inclinando de tal manera la circunstancia que ellos quedan blindados ante cualquier interrogación. Señores: Dejen de manejar el Tigre a su gusto. Aprendan de fútbol, reabran sus bufetes de abogacía, lucren de sus mañas (el señor Arnez abogado de Dante Escobar espera que el Estado boliviano le pague sus honorarios que llegan a sumar casi un cuarto de millón de dólares).
Ahora, me hago algunas preguntas: ¿Quién tiene que evaluar este desastre? ¿Quién debe racionalizar este ciclo futbolístico que se derrumba a pedazos? ¿Quién debe imaginar las salidas de este puto callejón? ¿Quién tiene que fortalecer la crisis emocional, intelectual, creativa del equipo? ¿Los jugadores, Berdeja y su cuerpo técnico, los dirigentes, los hinchas? ¿Quién? Seguramente que las responsabilidades tienen que repartirse, pero quién hace esa repartija. El Tigre sufre de una carencia dirigencial, no hay timón que define una ruta, vislumbre un horizonte. Una dirigencia totalmente incapaz de bajar a la cancha para parar las derrotas o para construir a partir de la derrota, que finalmente es lo más importante. Pero nada. Pacheco y Cía. se lavaron las manos una vez más entregando al cuerpo técnico la total responsabilidad de este equipo carente de fútbol, de ideas, de emociones, de responsabilidad, de creatividad, de tenacidad. A Pacheco le interesa la demagogia, por eso ahora está empecinado en entregar tarjetas a ancianos y a niños como carnets de partidos políticos. La gente volverá a la Cancha si es que en frente ve a un equipo que desde sus entrañas responda a un proyecto de FÚTBOL, repito: de FÚTBOL. Estamos hartos de que se utilice al club como una plataforma de reposicionamiento político. Como estos caballeritos están lejos del poder de la Plaza Murillo no quieren dejar de manipular, de tocar el poder, y para eso está el Club. Basta señores, BASTA!!!!
Dentro de la Cancha
Decir que el Tigre jugó desastrosamente es no decir nada. Decir que expuso una insuficiente garra, diversas ráfagas de inutilidad total, espasmos futbolísticos que sólo emergen en equipos chicos es ser redundante. Manifestar que en el juego se desordenó en todas las líneas y sufrió por una ausencia total de fútbol ya resulta poco original. Finalmente, aceptar que atraviesa una crisis de ánimo es repetirse casi hasta la necedad. Los partidos pasan, los rivales desfilan, se acerca el final del campeonato y las costumbres atigradas no cambian. No quiero hilar fino sobre la desastrosa tarde. Simplemente diré que Escobar es un nudo de angustias, hace mucho tiempo que no da gusto verlo jugar, dejó de ser el creador vertiginoso de juego y se transformó en el 10 más eficaz en pases truncos. No da fluidez, ni es la herramienta del juego vistoso y virtuoso, ya no sorprende, no tiene cambio de ritmo, y repito en él manda la imprecisión. El Chapi Cardozo hizo un partidazo en Potosí, hoy además de estar durante todo el partido pésimamente ubicado no generó nada de fútbol, menos sorpresa. Galindo es sumamente intermitente, predecible, además carga con una extraña maldición ya que de sus errores nacen los goles contrarios (el primer gol de Real Potosí nace de uno de un error marca Galindo). En el tigre Jara hila a su paso un conjunto de lesiones, de desgracias: del cuello al hombro. Nunca entendí el porqué está en el Tigre. Lo confieso: NUNCA. Tanto los volantes de contención, como la defensa demostró que le faltan mañanas y tardes de trabajo. No diré más. Excepto que creo que Berdeja es un tipo capaz de remontar este desastre, sin embargo, ya debe palpar que el desastre también se encuentra en la dirigencia. Lo último que diré, a riesgo de repetirme, es que todo indica que hay problemas, evidentes problemas en el Tigre. Ya es hora que vuelva al equipo la audacia, la rebelión táctica bien entendida, ese deseo de querer ganar.
Fuera de la Cancha
Las señales están dadas. No se necesita ser un detective experto para palpar las evidentes huellas. A tres o a diez e incluso a cien metros se vislumbra que el Tigre atraviesa una crisis de fútbol muy seria. Son 15 puntos que volaron con piadosas alas del Siles. Espantoso. Espantoso ya que desde diciembre el señor Pacheco no deja de hacer política y demagogia. Desde diciembre que insiste y persiste en hacernos creer que tenemos el Mejor Equipo del Fútbol boliviano. Para los precarios, mediocres, cánones futboleros del presidente Pacheco este equipo debe ser una selección de “estrellas”, que respondiendo a su resplandor debería volar e iluminar cualquier noche atigrada, como la de esta tarde, por ejemplo. Sabemos que Pacheco y Cía saben de fútbol, tanto como de buena administración, de buena gestión, de cuentas claras. El Tigre es un desastre desde su cabeza. Los periodistas cómplices, hábiles en nominar chivos expiatorios dentro de la cancha y al borde la línea de cal, justo ahí donde transita el DT, protegen en sus análisis a esta elite dirigencial que apesta a leguas y manosea los intereses del club inclinando de tal manera la circunstancia que ellos quedan blindados ante cualquier interrogación. Señores: Dejen de manejar el Tigre a su gusto. Aprendan de fútbol, reabran sus bufetes de abogacía, lucren de sus mañas (el señor Arnez abogado de Dante Escobar espera que el Estado boliviano le pague sus honorarios que llegan a sumar casi un cuarto de millón de dólares).
Ahora, me hago algunas preguntas: ¿Quién tiene que evaluar este desastre? ¿Quién debe racionalizar este ciclo futbolístico que se derrumba a pedazos? ¿Quién debe imaginar las salidas de este puto callejón? ¿Quién tiene que fortalecer la crisis emocional, intelectual, creativa del equipo? ¿Los jugadores, Berdeja y su cuerpo técnico, los dirigentes, los hinchas? ¿Quién? Seguramente que las responsabilidades tienen que repartirse, pero quién hace esa repartija. El Tigre sufre de una carencia dirigencial, no hay timón que define una ruta, vislumbre un horizonte. Una dirigencia totalmente incapaz de bajar a la cancha para parar las derrotas o para construir a partir de la derrota, que finalmente es lo más importante. Pero nada. Pacheco y Cía. se lavaron las manos una vez más entregando al cuerpo técnico la total responsabilidad de este equipo carente de fútbol, de ideas, de emociones, de responsabilidad, de creatividad, de tenacidad. A Pacheco le interesa la demagogia, por eso ahora está empecinado en entregar tarjetas a ancianos y a niños como carnets de partidos políticos. La gente volverá a la Cancha si es que en frente ve a un equipo que desde sus entrañas responda a un proyecto de FÚTBOL, repito: de FÚTBOL. Estamos hartos de que se utilice al club como una plataforma de reposicionamiento político. Como estos caballeritos están lejos del poder de la Plaza Murillo no quieren dejar de manipular, de tocar el poder, y para eso está el Club. Basta señores, BASTA!!!!
Dentro de la Cancha
Decir que el Tigre jugó desastrosamente es no decir nada. Decir que expuso una insuficiente garra, diversas ráfagas de inutilidad total, espasmos futbolísticos que sólo emergen en equipos chicos es ser redundante. Manifestar que en el juego se desordenó en todas las líneas y sufrió por una ausencia total de fútbol ya resulta poco original. Finalmente, aceptar que atraviesa una crisis de ánimo es repetirse casi hasta la necedad. Los partidos pasan, los rivales desfilan, se acerca el final del campeonato y las costumbres atigradas no cambian. No quiero hilar fino sobre la desastrosa tarde. Simplemente diré que Escobar es un nudo de angustias, hace mucho tiempo que no da gusto verlo jugar, dejó de ser el creador vertiginoso de juego y se transformó en el 10 más eficaz en pases truncos. No da fluidez, ni es la herramienta del juego vistoso y virtuoso, ya no sorprende, no tiene cambio de ritmo, y repito en él manda la imprecisión. El Chapi Cardozo hizo un partidazo en Potosí, hoy además de estar durante todo el partido pésimamente ubicado no generó nada de fútbol, menos sorpresa. Galindo es sumamente intermitente, predecible, además carga con una extraña maldición ya que de sus errores nacen los goles contrarios (el primer gol de Real Potosí nace de uno de un error marca Galindo). En el tigre Jara hila a su paso un conjunto de lesiones, de desgracias: del cuello al hombro. Nunca entendí el porqué está en el Tigre. Lo confieso: NUNCA. Tanto los volantes de contención, como la defensa demostró que le faltan mañanas y tardes de trabajo. No diré más. Excepto que creo que Berdeja es un tipo capaz de remontar este desastre, sin embargo, ya debe palpar que el desastre también se encuentra en la dirigencia. Lo último que diré, a riesgo de repetirme, es que todo indica que hay problemas, evidentes problemas en el Tigre. Ya es hora que vuelva al equipo la audacia, la rebelión táctica bien entendida, ese deseo de querer ganar.
domingo, 6 de mayo de 2007
Semana futbolera I
La semana que se va fue densamente futbolera. Expuso el espesor del juego, las distintas dimensiones de lo que apasionadamente es el fútbol. El martes: en simultáneo se homenajeó a Oscar Sánchez en el Siles y se jugó en la cancha de Liverpool la semifinal de la Champions. El miércoles se jugó la segunda semifinal entre Milán y Manchester, más tarde en México jugó América y Colo Colo y en Buenos Aires el Gato Sessa casi se queda con el ojo y un fragmento de cerebro de Rodrigo Palacio. El jueves se jugó lo que a mi modo de ver fue el mejor partido de la semana (exceptuando algunas ráfagas de brillante juego de Riquelme en el Boca - Vélez) y fue en Potosí: Real Potosí y el Tigre. (Me olvido de otros partidos a los que ya no daba el cuero para observarlos: por ejemplo, la semifinal de la UEFA, varios partidos de la copa libertadores: Cucuta – Toluca, al que Cucuta goleó a Toluca de forma aplastante, entre otros). Pero, como siempre, vamos por partes.
Melancólica tarde de Martes en el Siles:
Estamos a pocos meses de celebrar la decena de años del último “buen resultado” de la selección boliviana: el segundo puesto en una modesta Copa América (Bolivia - 1997). Aunque la final fue muy emocionante por ver a la selección brasilera –casi la misma que jugó frente a la Francia de Zidane un año después en la final del mundo– fue un campeonato de poquísima trascendencia ya que la mayoría de las selecciones sudamericanas no se tomaron en serio a la Copa y mandaron selecciones improvisadas a simplemente cumplir el compromiso con la Comebol. Cerca de ese aniversario el martes primero de mayo (día en que celebramos la lucidez de los anarquista de Chicago mal llamados mártires que murieron no por sus actos, sino porque el juez señaló que la inteligencia de estos hombres era tan poderosa que iba a ser perniciosa para el interés de las elites que secuestraron el poder y lo ocultaron bajo sus fauces) se reunieron en cancha la mayoría de jugadores que participaron en esa Copa y obviamente en la meritoria e inolvidable clasificación del 93.
Entre nubes, algo de viento y en una atmósfera enrarecida y algo mortuoria (el acto se llenó de una cantidad de gestos tristes e impertinentes, la pesada familia Valdivia –dueños de la famosa funeraria– hicieron una malísima canción a Oscar a modo de un preludio negativo). Al margen de esta vergüenza digna de un bochorno fue emocionante ver a Etcheverry con una habilidad descomunal para derrochar alegría en la cancha, ni que decir de Miltón Maravilla Melgar quien demostraba que el fútbol más que fuerza es una exposición de elegancia y de altas dosis de inteligencia, a Erwin Sánchez que sabe lo que es desplegar una pasión, a Calichín Morales al que se nota que el fútbol no lo deja, a leguas se trata de un crack que nació antes de tiempo, a Angola que como decía David Heredia (en la ERBOL) está listo para jugar o en La Paz F. C. o en el Tigre o en el necesitado Bolívar. Fue tanto el talento del yungueño que el limitado beato del fútbol (me refiero al nefasto Sandy) le dio un rodillazo bravucón como muestra de lo que más sabe de fútbol: destruirlo. Al Presidente Morales le pesó la cancha, pero vertió en ella todo su carisma, lo que no es poco. Algo que me sorprendió es que fue duramente silbado en algunos momentos.
Martes y Miércoles a la misma hora y en distintas canchas:
Confieso que el partido entre Liverpool y Chelsea me pareció demasiado largo, redundante, fatigoso; demasiado estudiado y cauteloso. Aunque entre el duelo técnico-táctico Rafa Benitez nuevamente dio una lección de estrategia futbolera al desgastado Mourinho. Del Milán – Manchester: sólo diré que Milán se merece el campeonato (Personalmente quería que sea Manchester pero el miércoles se equivocó demasiadas veces). Dida crece una enormidad cuando juega detrás de los rojos, tiene un jugador de una potencialidad enorme como Gatusso que no deja de luchar en todo el partido. Además de tres creadores: Kaká, Pirlo y el brillante Seedorf. Tiene un equipo muy bien estructurado para ser campeón, pero sobre todo se sabe campeón, ventaja indestructible.
Miércoles noche, entre una patada y múltiples filigranas:
Del Boca – Vélez, no quiero hablar ni del protagonismo exagerado de Lavolpe, ni de la diplomacia de Russo (al que le agradezco haber descubierto el talento de Raldés, él fue quien lo llevó a Rosario Central). Tampoco del patadón del Gato Sessa a Palacio (reproduzco in extenso en una nueva entrada el texto de un amigo argentino sobre el bochorno).
Quiero hablar del genio de Riquelme. Lo primero que diré es que su estilo funciona como una brújula demasiado eficaz para llevar a Boca al vértigo incesante del Ataque. Pero no se trata de cualquier Ataque, tiene una capacidad para el toque y no sólo para ello sino para desplazarse y recibir la pared o producir el misterio de un caño o es capaz de producir un cambio de frente que desconcierta. Ojo eso sí además de todo eso no deja de ordenar al equipo. Con él en la cancha trepa Clemente, exige Palacio, transpira Ledesma, salta a la cumbre Martín, aprende Banegas, marca Silvestre... Algo de veneno tiene en su zurda que devuelve balones embarrados de una pátina de fuego imposible de predecir su destino y menos aún de parar su implacable recorrido. Es Riquelme.
Jueves noche, entre muchos Vicuñas y pocos Vascongados:
Potosí en estos dos últimos años se ha transformado en el escenario donde se ve muy buen fútbol. ¿Qué entiendo por buen fútbol? Esa suma de capacidades entre técnicos, jugadores e hinchas que transforman la cancha en un espacio para demostrar inteligencia táctica, exquisitez técnica, lucidez para producir con el cuerpo y una pelotita gestos poéticos, fortaleza física, trabajo, pero también imaginación, creatividad, responsabilidad, amor a la camiseta, valentía, Huevo, espíritu aventurero, capacidad para manejar tiempos, equilibrio táctico para distribuir las cargas en el equipo... Todo esto se vio el jueves entre el Tigre y Real Potosí. Para semejante afirmación se exige relevo de pruebas: basta una se concretaron 7 goles. No quiero entrar en detalles ya que hoy domingo se juega la segunda parte de este partido en La Paz... Mañana escribiré un texto que recoja las hazañas de estas dos gestas.
El fútbol es una compleja maravilla que gira en el vértigo de una esfera...
Melancólica tarde de Martes en el Siles:
Estamos a pocos meses de celebrar la decena de años del último “buen resultado” de la selección boliviana: el segundo puesto en una modesta Copa América (Bolivia - 1997). Aunque la final fue muy emocionante por ver a la selección brasilera –casi la misma que jugó frente a la Francia de Zidane un año después en la final del mundo– fue un campeonato de poquísima trascendencia ya que la mayoría de las selecciones sudamericanas no se tomaron en serio a la Copa y mandaron selecciones improvisadas a simplemente cumplir el compromiso con la Comebol. Cerca de ese aniversario el martes primero de mayo (día en que celebramos la lucidez de los anarquista de Chicago mal llamados mártires que murieron no por sus actos, sino porque el juez señaló que la inteligencia de estos hombres era tan poderosa que iba a ser perniciosa para el interés de las elites que secuestraron el poder y lo ocultaron bajo sus fauces) se reunieron en cancha la mayoría de jugadores que participaron en esa Copa y obviamente en la meritoria e inolvidable clasificación del 93.
Entre nubes, algo de viento y en una atmósfera enrarecida y algo mortuoria (el acto se llenó de una cantidad de gestos tristes e impertinentes, la pesada familia Valdivia –dueños de la famosa funeraria– hicieron una malísima canción a Oscar a modo de un preludio negativo). Al margen de esta vergüenza digna de un bochorno fue emocionante ver a Etcheverry con una habilidad descomunal para derrochar alegría en la cancha, ni que decir de Miltón Maravilla Melgar quien demostraba que el fútbol más que fuerza es una exposición de elegancia y de altas dosis de inteligencia, a Erwin Sánchez que sabe lo que es desplegar una pasión, a Calichín Morales al que se nota que el fútbol no lo deja, a leguas se trata de un crack que nació antes de tiempo, a Angola que como decía David Heredia (en la ERBOL) está listo para jugar o en La Paz F. C. o en el Tigre o en el necesitado Bolívar. Fue tanto el talento del yungueño que el limitado beato del fútbol (me refiero al nefasto Sandy) le dio un rodillazo bravucón como muestra de lo que más sabe de fútbol: destruirlo. Al Presidente Morales le pesó la cancha, pero vertió en ella todo su carisma, lo que no es poco. Algo que me sorprendió es que fue duramente silbado en algunos momentos.
Martes y Miércoles a la misma hora y en distintas canchas:
Confieso que el partido entre Liverpool y Chelsea me pareció demasiado largo, redundante, fatigoso; demasiado estudiado y cauteloso. Aunque entre el duelo técnico-táctico Rafa Benitez nuevamente dio una lección de estrategia futbolera al desgastado Mourinho. Del Milán – Manchester: sólo diré que Milán se merece el campeonato (Personalmente quería que sea Manchester pero el miércoles se equivocó demasiadas veces). Dida crece una enormidad cuando juega detrás de los rojos, tiene un jugador de una potencialidad enorme como Gatusso que no deja de luchar en todo el partido. Además de tres creadores: Kaká, Pirlo y el brillante Seedorf. Tiene un equipo muy bien estructurado para ser campeón, pero sobre todo se sabe campeón, ventaja indestructible.
Miércoles noche, entre una patada y múltiples filigranas:
Del Boca – Vélez, no quiero hablar ni del protagonismo exagerado de Lavolpe, ni de la diplomacia de Russo (al que le agradezco haber descubierto el talento de Raldés, él fue quien lo llevó a Rosario Central). Tampoco del patadón del Gato Sessa a Palacio (reproduzco in extenso en una nueva entrada el texto de un amigo argentino sobre el bochorno).
Quiero hablar del genio de Riquelme. Lo primero que diré es que su estilo funciona como una brújula demasiado eficaz para llevar a Boca al vértigo incesante del Ataque. Pero no se trata de cualquier Ataque, tiene una capacidad para el toque y no sólo para ello sino para desplazarse y recibir la pared o producir el misterio de un caño o es capaz de producir un cambio de frente que desconcierta. Ojo eso sí además de todo eso no deja de ordenar al equipo. Con él en la cancha trepa Clemente, exige Palacio, transpira Ledesma, salta a la cumbre Martín, aprende Banegas, marca Silvestre... Algo de veneno tiene en su zurda que devuelve balones embarrados de una pátina de fuego imposible de predecir su destino y menos aún de parar su implacable recorrido. Es Riquelme.
Jueves noche, entre muchos Vicuñas y pocos Vascongados:
Potosí en estos dos últimos años se ha transformado en el escenario donde se ve muy buen fútbol. ¿Qué entiendo por buen fútbol? Esa suma de capacidades entre técnicos, jugadores e hinchas que transforman la cancha en un espacio para demostrar inteligencia táctica, exquisitez técnica, lucidez para producir con el cuerpo y una pelotita gestos poéticos, fortaleza física, trabajo, pero también imaginación, creatividad, responsabilidad, amor a la camiseta, valentía, Huevo, espíritu aventurero, capacidad para manejar tiempos, equilibrio táctico para distribuir las cargas en el equipo... Todo esto se vio el jueves entre el Tigre y Real Potosí. Para semejante afirmación se exige relevo de pruebas: basta una se concretaron 7 goles. No quiero entrar en detalles ya que hoy domingo se juega la segunda parte de este partido en La Paz... Mañana escribiré un texto que recoja las hazañas de estas dos gestas.
El fútbol es una compleja maravilla que gira en el vértigo de una esfera...
Textos (1)
La patada del Gato Sessa a Palacios es el motivo para explorar interesantes aristas sobre el fútbol, les presentó el texto de Dante Palma sobre la agresión...
De hinchas e hipocresías
Sobre la patada de Sessa
por Dante Augusto Palma
En esta nota me voy a referir al episodio del que está hablando el país entero: la patada voladora que el arquero de Vélez, Gastón Sessa, le propinara al delantero de Boca Rodrigo Palacio. Para que no se malinterprete lo que voy a decir debo aclarar: rechazo profundamente la actitud de Sessa no sólo en este caso sino en muchos casos anteriores. Esta pueda generar lesiones en colegas, afecta deportiva y económicamente a sus compañeros y a su club, genera violencia dentro y fuera del campo y resulta una desilusión muy grande para los hinchas de su club, en este caso, Vélez.
Ahora bien, lo que me interesa remarcar, por lo pronto, es el trato desmedido y exagerado que este hecho ha tenido. No habiendo pasado aún 24 horas del episodio, pude tomar nota de: encuestas radiales varias acerca de si Sessa debe seguir atajando o no; constante difusión de foros en Internet en que los hinchas de Vélez se expresaban; una incesante cobertura del episodio y de sus consecuencias en los informativos de las principales radios AM (La red, Continental, Mitre, etc.) cada media hora; un informe de más de unos 8 minutos en Telenoche titulado “Todo tiene un límite” acompañado de un móvil en vivo en la puerta del club esperando la reunión de la Comisión Directiva de Vélez que determinará el futuro del arquero; la tapa de los principales diarios amplificando hasta lo inimaginable el fenómeno (en Olé la única foto de tapa es la del incidente y en Clarín es la foto de tapa que secunda a otra en la que se atestigua el festejo de Palermo); Eduardo Feinmann que junto a al conductor del noticiero del 9 afirmaron que la patada fue “criminal” (SIC) y demencial; Niembro, en su eterna militancia acerca de una supuesta profesionalización del fútbol, operando en favor de la inclusión de psicólogos que puedan evitar estos exabruptos; decenas de móviles esperando al técnico de Vélez, Lavolpe, a la salida del entrenamiento de hoy por la mañana en la Villa Olímpica para preguntarle por el caso; etc, etc. (seguramente el lector podrá agregar hasta casi el infinito otras coberturas que mi tiempo y mis posibilidades horarias me impidieron advertir). Por si esto fuera poco, el abogado de Chabán, y reconocido hincha de Boca, realizando una denuncia por “agresiones” y pidiendo a un fiscal que actúe de oficio. Todo el mundo tenía y tiene una opinión para dar sobre el hecho y todo el mundo “sabe” lo que se debe hacer. Incluso sobraron los comentarios en los medios que trataron de hacer una interpretación socio-filosófica de la argentinidad a partir de este suceso. Una especie de sociedad “Sesseada”, marcada por la violencia y el exabrupto. Así Sessa parece ser una de esas figuras tan caras al romanticismo en las que se resume el sentido de una época.
En esta nota me voy a referir al episodio del que está hablando el país entero: la patada voladora que el arquero de Vélez, Gastón Sessa, le propinara al delantero de Boca Rodrigo Palacio. Para que no se malinterprete lo que voy a decir debo aclarar: rechazo profundamente la actitud de Sessa no sólo en este caso sino en muchos casos anteriores. Esta pueda generar lesiones en colegas, afecta deportiva y económicamente a sus compañeros y a su club, genera violencia dentro y fuera del campo y resulta una desilusión muy grande para los hinchas de su club, en este caso, Vélez.
Ahora bien, lo que me interesa remarcar, por lo pronto, es el trato desmedido y exagerado que este hecho ha tenido. No habiendo pasado aún 24 horas del episodio, pude tomar nota de: encuestas radiales varias acerca de si Sessa debe seguir atajando o no; constante difusión de foros en Internet en que los hinchas de Vélez se expresaban; una incesante cobertura del episodio y de sus consecuencias en los informativos de las principales radios AM (La red, Continental, Mitre, etc.) cada media hora; un informe de más de unos 8 minutos en Telenoche titulado “Todo tiene un límite” acompañado de un móvil en vivo en la puerta del club esperando la reunión de la Comisión Directiva de Vélez que determinará el futuro del arquero; la tapa de los principales diarios amplificando hasta lo inimaginable el fenómeno (en Olé la única foto de tapa es la del incidente y en Clarín es la foto de tapa que secunda a otra en la que se atestigua el festejo de Palermo); Eduardo Feinmann que junto a al conductor del noticiero del 9 afirmaron que la patada fue “criminal” (SIC) y demencial; Niembro, en su eterna militancia acerca de una supuesta profesionalización del fútbol, operando en favor de la inclusión de psicólogos que puedan evitar estos exabruptos; decenas de móviles esperando al técnico de Vélez, Lavolpe, a la salida del entrenamiento de hoy por la mañana en la Villa Olímpica para preguntarle por el caso; etc, etc. (seguramente el lector podrá agregar hasta casi el infinito otras coberturas que mi tiempo y mis posibilidades horarias me impidieron advertir). Por si esto fuera poco, el abogado de Chabán, y reconocido hincha de Boca, realizando una denuncia por “agresiones” y pidiendo a un fiscal que actúe de oficio. Todo el mundo tenía y tiene una opinión para dar sobre el hecho y todo el mundo “sabe” lo que se debe hacer. Incluso sobraron los comentarios en los medios que trataron de hacer una interpretación socio-filosófica de la argentinidad a partir de este suceso. Una especie de sociedad “Sesseada”, marcada por la violencia y el exabrupto. Así Sessa parece ser una de esas figuras tan caras al romanticismo en las que se resume el sentido de una época.
De hinchas e hipocresías
Sobre la patada de Sessa
por Dante Augusto Palma
En esta nota me voy a referir al episodio del que está hablando el país entero: la patada voladora que el arquero de Vélez, Gastón Sessa, le propinara al delantero de Boca Rodrigo Palacio. Para que no se malinterprete lo que voy a decir debo aclarar: rechazo profundamente la actitud de Sessa no sólo en este caso sino en muchos casos anteriores. Esta pueda generar lesiones en colegas, afecta deportiva y económicamente a sus compañeros y a su club, genera violencia dentro y fuera del campo y resulta una desilusión muy grande para los hinchas de su club, en este caso, Vélez.
Ahora bien, lo que me interesa remarcar, por lo pronto, es el trato desmedido y exagerado que este hecho ha tenido. No habiendo pasado aún 24 horas del episodio, pude tomar nota de: encuestas radiales varias acerca de si Sessa debe seguir atajando o no; constante difusión de foros en Internet en que los hinchas de Vélez se expresaban; una incesante cobertura del episodio y de sus consecuencias en los informativos de las principales radios AM (La red, Continental, Mitre, etc.) cada media hora; un informe de más de unos 8 minutos en Telenoche titulado “Todo tiene un límite” acompañado de un móvil en vivo en la puerta del club esperando la reunión de la Comisión Directiva de Vélez que determinará el futuro del arquero; la tapa de los principales diarios amplificando hasta lo inimaginable el fenómeno (en Olé la única foto de tapa es la del incidente y en Clarín es la foto de tapa que secunda a otra en la que se atestigua el festejo de Palermo); Eduardo Feinmann que junto a al conductor del noticiero del 9 afirmaron que la patada fue “criminal” (SIC) y demencial; Niembro, en su eterna militancia acerca de una supuesta profesionalización del fútbol, operando en favor de la inclusión de psicólogos que puedan evitar estos exabruptos; decenas de móviles esperando al técnico de Vélez, Lavolpe, a la salida del entrenamiento de hoy por la mañana en la Villa Olímpica para preguntarle por el caso; etc, etc. (seguramente el lector podrá agregar hasta casi el infinito otras coberturas que mi tiempo y mis posibilidades horarias me impidieron advertir). Por si esto fuera poco, el abogado de Chabán, y reconocido hincha de Boca, realizando una denuncia por “agresiones” y pidiendo a un fiscal que actúe de oficio. Todo el mundo tenía y tiene una opinión para dar sobre el hecho y todo el mundo “sabe” lo que se debe hacer. Incluso sobraron los comentarios en los medios que trataron de hacer una interpretación socio-filosófica de la argentinidad a partir de este suceso. Una especie de sociedad “Sesseada”, marcada por la violencia y el exabrupto. Así Sessa parece ser una de esas figuras tan caras al romanticismo en las que se resume el sentido de una época.
En esta nota me voy a referir al episodio del que está hablando el país entero: la patada voladora que el arquero de Vélez, Gastón Sessa, le propinara al delantero de Boca Rodrigo Palacio. Para que no se malinterprete lo que voy a decir debo aclarar: rechazo profundamente la actitud de Sessa no sólo en este caso sino en muchos casos anteriores. Esta pueda generar lesiones en colegas, afecta deportiva y económicamente a sus compañeros y a su club, genera violencia dentro y fuera del campo y resulta una desilusión muy grande para los hinchas de su club, en este caso, Vélez.
Ahora bien, lo que me interesa remarcar, por lo pronto, es el trato desmedido y exagerado que este hecho ha tenido. No habiendo pasado aún 24 horas del episodio, pude tomar nota de: encuestas radiales varias acerca de si Sessa debe seguir atajando o no; constante difusión de foros en Internet en que los hinchas de Vélez se expresaban; una incesante cobertura del episodio y de sus consecuencias en los informativos de las principales radios AM (La red, Continental, Mitre, etc.) cada media hora; un informe de más de unos 8 minutos en Telenoche titulado “Todo tiene un límite” acompañado de un móvil en vivo en la puerta del club esperando la reunión de la Comisión Directiva de Vélez que determinará el futuro del arquero; la tapa de los principales diarios amplificando hasta lo inimaginable el fenómeno (en Olé la única foto de tapa es la del incidente y en Clarín es la foto de tapa que secunda a otra en la que se atestigua el festejo de Palermo); Eduardo Feinmann que junto a al conductor del noticiero del 9 afirmaron que la patada fue “criminal” (SIC) y demencial; Niembro, en su eterna militancia acerca de una supuesta profesionalización del fútbol, operando en favor de la inclusión de psicólogos que puedan evitar estos exabruptos; decenas de móviles esperando al técnico de Vélez, Lavolpe, a la salida del entrenamiento de hoy por la mañana en la Villa Olímpica para preguntarle por el caso; etc, etc. (seguramente el lector podrá agregar hasta casi el infinito otras coberturas que mi tiempo y mis posibilidades horarias me impidieron advertir). Por si esto fuera poco, el abogado de Chabán, y reconocido hincha de Boca, realizando una denuncia por “agresiones” y pidiendo a un fiscal que actúe de oficio. Todo el mundo tenía y tiene una opinión para dar sobre el hecho y todo el mundo “sabe” lo que se debe hacer. Incluso sobraron los comentarios en los medios que trataron de hacer una interpretación socio-filosófica de la argentinidad a partir de este suceso. Una especie de sociedad “Sesseada”, marcada por la violencia y el exabrupto. Así Sessa parece ser una de esas figuras tan caras al romanticismo en las que se resume el sentido de una época.
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