lunes, 7 de mayo de 2007

Rumbo a los 100 años (2)

Triste tarde en el Siles:

Fuera de la Cancha
Las señales están dadas. No se necesita ser un detective experto para palpar las evidentes huellas. A tres o a diez e incluso a cien metros se vislumbra que el Tigre atraviesa una crisis de fútbol muy seria. Son 15 puntos que volaron con piadosas alas del Siles. Espantoso. Espantoso ya que desde diciembre el señor Pacheco no deja de hacer política y demagogia. Desde diciembre que insiste y persiste en hacernos creer que tenemos el Mejor Equipo del Fútbol boliviano. Para los precarios, mediocres, cánones futboleros del presidente Pacheco este equipo debe ser una selección de “estrellas”, que respondiendo a su resplandor debería volar e iluminar cualquier noche atigrada, como la de esta tarde, por ejemplo. Sabemos que Pacheco y Cía saben de fútbol, tanto como de buena administración, de buena gestión, de cuentas claras. El Tigre es un desastre desde su cabeza. Los periodistas cómplices, hábiles en nominar chivos expiatorios dentro de la cancha y al borde la línea de cal, justo ahí donde transita el DT, protegen en sus análisis a esta elite dirigencial que apesta a leguas y manosea los intereses del club inclinando de tal manera la circunstancia que ellos quedan blindados ante cualquier interrogación. Señores: Dejen de manejar el Tigre a su gusto. Aprendan de fútbol, reabran sus bufetes de abogacía, lucren de sus mañas (el señor Arnez abogado de Dante Escobar espera que el Estado boliviano le pague sus honorarios que llegan a sumar casi un cuarto de millón de dólares).
Ahora, me hago algunas preguntas: ¿Quién tiene que evaluar este desastre? ¿Quién debe racionalizar este ciclo futbolístico que se derrumba a pedazos? ¿Quién debe imaginar las salidas de este puto callejón? ¿Quién tiene que fortalecer la crisis emocional, intelectual, creativa del equipo? ¿Los jugadores, Berdeja y su cuerpo técnico, los dirigentes, los hinchas? ¿Quién? Seguramente que las responsabilidades tienen que repartirse, pero quién hace esa repartija. El Tigre sufre de una carencia dirigencial, no hay timón que define una ruta, vislumbre un horizonte. Una dirigencia totalmente incapaz de bajar a la cancha para parar las derrotas o para construir a partir de la derrota, que finalmente es lo más importante. Pero nada. Pacheco y Cía. se lavaron las manos una vez más entregando al cuerpo técnico la total responsabilidad de este equipo carente de fútbol, de ideas, de emociones, de responsabilidad, de creatividad, de tenacidad. A Pacheco le interesa la demagogia, por eso ahora está empecinado en entregar tarjetas a ancianos y a niños como carnets de partidos políticos. La gente volverá a la Cancha si es que en frente ve a un equipo que desde sus entrañas responda a un proyecto de FÚTBOL, repito: de FÚTBOL. Estamos hartos de que se utilice al club como una plataforma de reposicionamiento político. Como estos caballeritos están lejos del poder de la Plaza Murillo no quieren dejar de manipular, de tocar el poder, y para eso está el Club. Basta señores, BASTA!!!!

Dentro de la Cancha
Decir que el Tigre jugó desastrosamente es no decir nada. Decir que expuso una insuficiente garra, diversas ráfagas de inutilidad total, espasmos futbolísticos que sólo emergen en equipos chicos es ser redundante. Manifestar que en el juego se desordenó en todas las líneas y sufrió por una ausencia total de fútbol ya resulta poco original. Finalmente, aceptar que atraviesa una crisis de ánimo es repetirse casi hasta la necedad. Los partidos pasan, los rivales desfilan, se acerca el final del campeonato y las costumbres atigradas no cambian. No quiero hilar fino sobre la desastrosa tarde. Simplemente diré que Escobar es un nudo de angustias, hace mucho tiempo que no da gusto verlo jugar, dejó de ser el creador vertiginoso de juego y se transformó en el 10 más eficaz en pases truncos. No da fluidez, ni es la herramienta del juego vistoso y virtuoso, ya no sorprende, no tiene cambio de ritmo, y repito en él manda la imprecisión. El Chapi Cardozo hizo un partidazo en Potosí, hoy además de estar durante todo el partido pésimamente ubicado no generó nada de fútbol, menos sorpresa. Galindo es sumamente intermitente, predecible, además carga con una extraña maldición ya que de sus errores nacen los goles contrarios (el primer gol de Real Potosí nace de uno de un error marca Galindo). En el tigre Jara hila a su paso un conjunto de lesiones, de desgracias: del cuello al hombro. Nunca entendí el porqué está en el Tigre. Lo confieso: NUNCA. Tanto los volantes de contención, como la defensa demostró que le faltan mañanas y tardes de trabajo. No diré más. Excepto que creo que Berdeja es un tipo capaz de remontar este desastre, sin embargo, ya debe palpar que el desastre también se encuentra en la dirigencia. Lo último que diré, a riesgo de repetirme, es que todo indica que hay problemas, evidentes problemas en el Tigre. Ya es hora que vuelva al equipo la audacia, la rebelión táctica bien entendida, ese deseo de querer ganar.

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