En medio de una copiosa lluvia España sobre la base de artilugios y artificio futbolero concretó una interesante puesta en escena en el antiguo estadio de Prater de Viena. La clave de su fútbol tuvo a la posesión del balón como su principal herramienta. Los españoles hurtaron el balón a los rusos y no lo escondieron, sino que lo hicieron rodar con aguda inteligencia gracias al brillante trabajo de ese obrero-orfebre Senna.
España con un guión que marcaba como prioridad a la posesión del balón recurrió a los pases cortos, a las triangulaciones que abrumaron a los rusos. El onceno de Aragonés con una paciencia admirable diseñó una fina arquitectura en la zona medular de la cancha y optaron por el toque, por abrir el juego en las puntas, habilitando a ese interesante pistón, Ramos.
Fábregas transformó a la cancha en un escenario virtuoso de arte, demostró en qué consiste la función de un armador que comunica con poesía los balones hacia el gol (dos de los tres goles concretados partieron de los pies de Cesc). Y cabe añadir que Aragonés estructuró un andamiaje defensivo que anuló al punzante Arshavin y a un apático equipo ruso que agachó la cabeza y que nunca se paró en la cancha a analizar el partido.
El núcleo del partido se abrió en el minuto 34 del primer tiempo. El goleador Villa se lesionó y Aragonés frente a esa urgencia le cambió de chip a la máquina y dio una profunda vuelta de tuerca al partido ya que irrumpió Cesc Fàbregas, quien asumió la función de desatar los nudos que entrampaban la gesta. La máquina futbolística comandada por Fábregas despertó el inteligente fútbol de Xavi e Iniesta. Con este eficaz funcionamiento, Silva también despertó a un partido al que aportó dosis de vértigo.
Ahora, la pregunta que me angustia, ¿podrá esta selección española contrarrestar el pragmatismo efectivo alemán? Ya veremos el domingo, por el momento valga disfrutar el juego del gran Fábregas…
1 comentario:
Tienes razón Christian. Cesc me recuerda mucho esa consigna que le impuso Cruyff a Pep Guardiola en su dreamteam: la de ser un director técnico desde adentro del campo. El segundo tiempo español de ayer fue de un futbol radiante. Hace mucho no veía ese futbol asociación que tanto reclamamos; que no tiene un dejo de mezquindad y sí mucho vértigo. Mucho trazo y danza futbolística. Un saludo desde el calor culichi.
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