jueves, 21 de junio de 2007

Xeneizefobia

Este blog no busca darle golpes bajos al lector, ni sumarse demagógicamente al acto de un festejo ¡INSOPORTABLE! Un festejo Azul y Amarillo (patito). Sí, me refiero al sexto campeonato bostero en Copa Libertadores.

El Club Atlético Boca Juniors y su entorno invadido de múltiples histerias –dejando al margen su aclamada “hegemonía continental” y el espesor de su juego (Riquelme estuvo en el corazón de ese juego)– es una máquina que incentiva al racismo, que convoca a la violencia más execrable dentro y fuera de la cancha. La 12 es un tubo, una apestosa alcantarilla de aguas servidas, por el que chorrea un concentrado de lo peor, no exagero, lo peor de la argentinidad. A Los Borrachos del Tablón no los eximo de esta virtud por concentrar todas las toxinas de la argentinidad, tampoco eximo a los cuervos (¡tan de moda!), ni a los diablos de Independiente, ni a toda esa masa gaucha troglodita que habita sorda dentro del primitivo Aguante, del Ponga huevo... Ponga huuueevvoo...

Más allá del inenarrable asombro que provoca visitar la bombonera no deja de ser más asombroso el lenguaje racista que emplean, en cada uno de sus actos comunicativos, para defenestrar al contrario. Da la casualidad que dentro de su estrecha gama de significantes el gentilicio bolivianos (con todas sus variantes, bolitas, cabecitas, tomateros, negros, indios, hediondos, negros feos, negros putos, choripaneros de mierda) es su instrumento lingüístico más venerado, más punzante y productivo en el momento de construir sus innumerables y básicos repudios. En realidad este gentilicio, que en la jerga futbolera gaucha es traducido a insulto cotidiano, recorre todo el abanico del fútbol argentino (incluyendo la Nacional B y los partidos de reserva).

Sin embargo, dirán que éste no es atributo exclusivo de los argentinos, ¿cómo andamos por casa, eh? En Santa Cruz lo mínimo que se grita es “Kollas o Kolla de mierda”, en La Paz: “Cambas de mierda”, “negro de mierda, “borrachos de mierda”, “viejo de mierda”, entre otras construcciones. Es decir, dentro de la cancha el lenguaje del fútbol es sublime frente a los códigos de los barras. Me dirán que estoy haciendo un abuso de mi ingenuidad, una exagerada exhibición del más cojudo moralismo futbolero; dirán que estos “insultos” son parte “del folklore del fútbol, del aguante”, que es así como protegen los argentinos a lo indefendible. Nuestras canchas tampoco se libran de ser la plataforma de exposición de todo tipo de fundamentalismos, machismos, sexismos, homofobismo. La gente del Tigre, mi gente, no se queda atrás, incluso yo participo de la enunciación de estos códigos, a los bolivaristas les decimos “cholis”. Neologismo que guarda punzadas connotativas de un racismo feroz. Y recuerdo bien los aclamados pedidos de Ricardo Bajo para que la Ultra Sur borre de sus iconos la esvástica nazi.

Cuadras a la redonda de un estadio argentino (bonaerense) el repudio visceral a lo boliviano es más pronunciado que el aroma del choripan. De los barras no es que espere gestos de una educación democrática donde prevalezca el respeto elemental por el otro. No espero que estos trogloditas y corruptos disfrazados hasta los dientes de su armadura azul y amarilla –que viven de la mafia que han constituido gerenciados por un Mauricio Macri que está a punto de instaurar una vez más a la derecha más conservadora (travestida de progre, de sensibilidad social) en la intendencia (la alcaldía para nosotros) porteña– busquen otras formas para desacreditar al contrario. Bajo el orden de otros términos que borren toda la estridencia que es parte de los códigos del fútbol para que todo el público turista no se sienta incómodo. No, no busco eso para nada. Sin embargo, en ellos se expresa, como en una caja de resonancias lo peor de la argentinidad: que es su soberbia, su cínico racismo, su odio visceral a lo indígena, su complejidad de europeos de segunda, su afán sutil de creerse los amos (en el fútbol y en todos los órdenes) con múltiples esclavos girando a su alrededor. Y por si acaso esta vulgar manifestación de racismo sospechosamente se agudiza en los barrios donde más se puede palpar pobreza, donde más bolivianos hay como es el sur porteño. Así que sumarme al triunfo bostero sería una hipocresía, una traición más al fútbol, un golpe bajo a mis escasos lectores, porque en el fondo, como buen kolla susceptible, como buen boliviano susceptible, cada vez que entra la barra contraria y la 12 histérica expone su odio y grita con todas sus variantes:

“!BOLIVIANOS... BOLIVIANOS BOLIVIANOS BOLIVIANOS BOLIVIANOS......!”

Siento un odio entremezclado con ácidas lágrimas...

Así que bosteros por ahora disfruten que el mundo da más vueltas que una pelota y siempre habrá un Estudiantes, un Once Caldas que a sopapos les ahogué su ruidosa fiestita de Azul y Amarillo Patito...

20 comentarios:

Unknown dijo...

No puedo creerque no digasnada de lamagia de Riquelme no puedo creer. Fue imperesionante Es raro que superpongas el partidazo de bBocaa ts resentimientos.

Ezequiel.

Unknown dijo...

Aunque reflexionando un poco, si son racistas.

Sancho dijo...

SÍ, son unos racista de la c..... de su m....altaneros, gritones, dueños de todo,etc Pero no hay duda que cuando estan en cancha pueden revivir a cualquier muerto o calmar alguna mujer esterica que pelea por la tele..saben lo que hacen .. juegan y ganan
y acaso no se trata de eso de meter goles?
este equipo azul amarillo patito no solo metio goles sino para llegar a eso se luce jugando
y otra vez pregunto acaso no se trata de eso de lucirse con la pelota? pasarla maravillosamente a tu compañero
sólo por ayer
...lalala soy de boca y de roman ...lalala

Unknown dijo...

Comparto plenamente la soberbia y me adscribo a la xeinezefobia. Lo que no permito es que no le dediques un entrada exhaustiva al gran Román, si no recuerdo mal: "tu ídolo" futbolístico.

Unknown dijo...

Comparto plenamente la soberbia y me adscribo a la xeinezefobia. Lo que no permito es que no le dediques un entrada exhaustiva al gran Román, si no recuerdo mal: "tu ídolo" futbolístico.

Antonio Vera dijo...

de esta versión de la copa libertadores solo he visto un solo partido (falsofan, pues): la vuelta de la semifinal, boca frente al cúcuta, en esa fantasmal bombonera llena de niebla y furia, con esas tomas cerradas de las cámaras a ras de suelo porque desde las aéreas no se veía un carajo y con el inmenso placer de escuchar dudar a los narradores y comentaristas argentinos (solo una niebla tan cerrada podía darnos ese placer). y así como la niebla, lentamente se fue diluyendo mi ciega esperanza de un gol del cúcuta, hasta que todo fue visibilidad y nuevamente tomas aéreas y por supuesto la detestable certidumbre de los narradores, esos buitres. grandeza guerrera, era el término que se me venía a la mente viendo a boca atacar el área colombiana con furia y maestría. algo irrefutable. sin contestación posible. claro, siempre habrá por ahí un once caldas (o un cienciano) que nos haga el favor de hacernos creer nuevamente en el milagro del fútbol. pero creo que tu crítica es algo suicida: fobia al fin, pues creo que no hay barra, que no hay hincha, que no esté dispuesto a mostrar el puñal. recuerdo que luego del accidente en el que cayó todo el equipo de alianza lima en los 80s (con el gran chueco calderón y con caíco gonzales ganosa entre ellos) la barra de la u coreaba: foooooker, foooooker (por la marca del avión) cuando entraban los blanquiazules a la cancha. es más, difícil pensar en la palabra hincha sin imaginar el más cerrado irracionalismo, los más despreciables exabruptos. difícil imaginar el fútbol sin pensar en esa grotesca lujuria del guerrero, del ganador, del competidor.
en realidad lo que me emputa de boca es lo que me emputa de todos los gigantes, su apariencia de world trade center: perfecto, imbatible y sobre todo ganador. pero, bien lo sabemos, de cuando en cuando un kamikaze nos devuelve la esperanza.

perdón por la verborrea, pero ya tu sabes, la ignorancia es atrevida.

oye, cuáles son esos diarios de martín adán... no es el poema Diario de poeta no? pucha que me has dejado picao

un abrazo hermano
ya hablamos
toño

Varios dijo...

Ezequiel:

Sí, mi texto es una exposición un tanto cojuda, rabiosa, tiene un aroma moralista e ingenuo. Es una exposición demasiado personal (como tiene que serlo, además) de un conjunto de rabias que tengo acumuladas en contra de los xeneizes. Es casi imposible no superponer una carga de pre-juicios a cada uno de los objetos, de los seres, de los hechos, de los signos, de los deseos que bullen en nuestro entorno. En mi caso, cuando se trata de Boca, traigo de mi estructurada caja de rencores mi más preciado odio. Como dice el Toño, más adelante, se trata de una fobia. De un cuadro cuasi patológico en contra de toda la iconografía boquense. Repito la 12 es un tubo, una alcantarilla por la que se destila lo peor de la argentinidad.

Compañero, no sé cuál es tu grado para soportar injundias, la mía tiene una capa muy leve: es imposible soportar a todos esos bosteros balbucenado cada tres palabras, el gentilicio de boliviano a modo de exponer su peor insulto.

Sí, no lo niego soy un resentido, pero no un cojudo para soportar a estos trogloditas de armadura azul y amarillo.

Sí, Riquelme me asombró y no sólo el miércoles, desde sus inicios en Argentinos Juniors.

Varios dijo...

Andrés, me muero de ganas por escribir un textito sobre Román, deja que las perversas revoluciones de mi inocente rabia se atenúen...

Varios dijo...

SAncho, sí es sobre todo fútbol. Pero el fútbol no se lo juega solamente en cancha, trasciende más allá. Y fuera de la cancha se transforma en una masa de palabras, de palabrería, de cruces verborrágigos, de odios, etcétera. Yo apunto fuera de la cancha y me quedó con la pesada 12. Y en ella vierto todo mi odio.

Nada más...

No peles tanto por la tele...

Varios dijo...

¡Qué rico tu comentario! Toño. La figura de las dos torres es genial.

Sí, definitivamente no hay hincha que no saque el puñal, que no se pronuncie desde el caòtico epicentro de la tribuna, allí donde bulle "la grotesca lujuria del guerrero", siempre en furia, buscando la maña para llegar más allá de la furia. Alguito de eso quise rescatar cuando apuntaba los instrumentos atigrados para magullar a los repugnantes Cholis. (Muy jodido el dato del avión del Alianza).

Las hinchadas de algún modo transparentan todo aquello que no hábita en el ámbito de lo políticamente correcto. Son la plataforma más perfecta para exponer, como tú lo dices, todos aquellos exabruptos: fundamentalismos, sexismos, homofobismos, racismos.

Cundo hablo de la 12 y de la cultura del Aguante (argentino) que es un poco la escuela que configura los códigos, que de a poco se van reproduciendo cancha a cancha, se canaliza un odio visceral a lo boliviano (también a lo paraguayo y alguito a lo peruano). Es increíble Toño, no hay bostero (desde el taxista al barra) que no saque a luz la condición de boliviano: "Che, bolita", "Este es un boliviano de mierda". Es decir, el gentilicio boliviano se ha transformado en sinónimo de boludo, de negro, de pelotudo, de huevon, de chupa medias.

No sé, me doy cuenta que con estos argumentos caigo en un espiral resbalozo, porque como bien dices se trata de una fobia, pero una fobia al racismo más execrable que se canaliza en los barras. Barras que además han consituido todo una mafia que vigila todos los movimientos del fútbol y están al acecho para horadarlo.

La bombonera me pareció un escenario hiper violento. Lejos, muy lejos de ese templo del fútbol. Es increíble como cantan, como chupan, pero ya no me trago eso del cómo viven el fútbol. Porque el fútbol se ha transformado en su herramienta fundamental para construir su mafia.

Me preocupa además como el mundo alimenta la fama de la 12. Llega hasta tal punto su endiosamiento que el día que yo fui a la bombenera había un grupo de europeos que estuvieron 12 minutos en la norte de Boca; seguramente días, horas antes han depositado una masa incontable de dólares a esos mafiosos, para vivir 15 minutos en el parapente de ser un barra bostero.

No lo niego me repugna la 12, así como repugna la FIFA, Pelé, el REal Madrid y el Catenaccio Italiano.

Perdón Toño por la longitud del texto.

Tengo una antología bien hechita de Martín Adán de la editorial VIsor. Allí está ese Diario de poesía uno es del 57 y otro va del 67 al 74. Es un lujo Adán, un lujo.

Un abrazo Toño...
Gracias por el comentario...

Unknown dijo...

Tranquilo. No más nudos. No más. Para allí tu rabia bostera. Sí, a mí también me repugna la "iconografía" bostera. Hablas como hincha ciego, argumentas sobre tu rabia, creo que esta es la única manera de hablar del fútbol y de la política. Pero sal del nudo.

Vulve al fútbol...

Sancho dijo...

entiendo que todo trasciende más allá.pero que no sobre pase tu odio
al disfrute de un buen partido y valorar a un gran jugador

quien pelea por la tele?

Unknown dijo...

Cómo estás Christian, te escribo desde Buenos Aires. Llegué a tu blog, gracias al Deber de Santa Cruz, y sobre todo por un asunto de ocio. Estoy redactando mi Tesis sobre "Los movimientos sociales" en Bolivia. Como verás estoy pendiente de la temperatura política boliviana. Me interesó el título de tu post. No me considero una jueza, pero creo que en parte tienes algo de razón en afirmar que La 12 es una expresión de lo peor de la argentinidad. No lo niego. Sin embargo, me parece que el fútbol expresa lo peor de la humanidad. Peor ahora que este "deporte" se transformó en una industria descarada no sólo de dinero, sino de violencia.

Carolina Cuesta

Varios dijo...

Andrés:

Sí, sí volveré al Fútbol!!!!

El fútbol es política.
El fútbol tambièn te enseña a jugar con las palabras, con las posiciones.

Varios dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alvaro G. Loayza dijo...

Un dato que creo que pasó inadvertido. A los hinchas de Boca, a la 12 o a los bosteros de mierda o como querramos llamarlos, en todo el "folklore" del fútbol argentino se los conoce o se lo tilda de "bolitas" como se nos llama "sutilmente" por allá, y creo que esto empezó a propagarse debido a (aparte de todos los prejuicios ultraxenófobos que bien describes en tu post) que otrora en las épocas que el Abuelo era el zar de la 12, uno de sus esbirros más reputados era el "bolita", boliviano de origen y uno de la infinita pléyade de maleantes del semillero boquense que ha y hoy por hoy deambula por las graderías de la bombonera y, como bien apuntas, en cualquier otra popular del fútbol argentino con otra camiseta. Así que dentro de todo el catálogo de putiadas a nuestro honor y nombre, el epíteto máximo lo deben "cargar" los hedióndos bosteros del riachuelo.

Pobrecitos de nosotros, ojalá nos hubiesen identificado con Banfield o Dock Sud.

Chris, un abrazo!!!

Varios dijo...

Alva, yo conocí el mito del Bolita NIponi, viejo compañero del Abuelo, orureño de nacimiento y de oficio carnicero. Hasta el día de hoy se lo busca por el asesinato de un hincha de RIver, muerto a cuchillo en mano, como buen compadrito.

En el libro de MArtín Caparrós aparecen otros bolitas de ambigüa nacionalidad.

Un abrazo, compañero. Gracias por seguir el blog...

Varios dijo...

Me olvidaba un dato respecto al Bolita Niponi, hablo del 87-88.

Diego dijo...

Craso error mi amigo. Quienes reciben de forma constante el calificativo de "bolivianos" y todos los demas derivados que se te ocurran, son precisamente los simpatizantes de Boca, y no es al reves. La hinchada de Boca no es la que grita "negros bolitas" a las otras parcialidades, sino la que recibe esos calificativos. Presta mas atencion la proxima vez.

Anónimo dijo...

Argentina y Boca para los argentinos. Si sos boliviano paraguayo uruguayo o lo que sea no podes ser hincha de un club argentino, no existen clubes de futbol en sus paises?
Aguante argentina, aguante Boca.
Luis