viernes, 12 de diciembre de 2008

Derby

El tristísimo cierre del Barça, la temporada pasada, incluyó muchas cosas: la decadencia de una época llena de esplendor futbolístico y mediático (por la vía de Ronaldinho y Etoo), la confirmación del liderazgo de un par genio como Xavi e Iniesta -pese a todo-, la fragilidad de Lio Messi -sus lesiones por un desgaste físico casi obligatorio-, el momento cansino de Rafa Márquez -su incomodidad frente a la presencia cada vez más necesaria de Milito en la zaga, hicieron de Rafa un defensa casi prescindible-, la mala jugada de Etoo al desafiar su estancia entre los catalanes con un gesto pusilánime y cobarde, una serie de derrotas que lo colocaron al borde de la Champions y que tuvo su punto central en el Santiago Bernabeu, escenario donde el Madrid tuvo chance de confirmar su buen momento, e hizo de ese Derby un carnaval de goles, jugadas, toque y baile. Ese juego fue una pesadilla cuyo pórtico no pudo ser más preciso: un pasillo que saludaba al virtual campeón, pero también al enemigo definitivo.

La historia del Deby Español también incluye muchas cosas. La presencia de Francisco Franco y su campo de influencia -aunque algunos historiadores lo nieguen- sirvió para acrecentar los éxitos del Madrid. El asesinato de Sunyol durante la Guerra Cívil (Presidente del Barça en ese entonces), el tráfico de jugadores al margen de la ley, la falta de garantías ofrecida por la policia que resguardaba el partido de vuelta en una -sospechosa- final de Copa, tres goleadas históricas de 5-0 (dos del Barça, una del Madrid), junto al evidente favoritismo arbitral que ha perseguido la historia de los merengues, ha ubicado a éstos del lado de ese sector privilegiado por una sistema que se organizó en las entrañas de un evidente poder militar. Sin embargo, también es cierto que el Real Madrid ha sido superior al resto de la competencia en más de una ocasión. Su necesidad de triunfo es casi marcial y su aplicación parece el diseño de una maquinaria hecha con soberbia, poder monetario y voluntad estratégica.

El Barcelona al que enfrentará el sábado no es el mismo al que dejó en rídiculo la temporada pasada. El orgullo, el pundonor madridista puede que no alcance. Jugadores como Higuain o Robben (lo mejor que tiene los blancos) se enfrentan a una muy flexible línea media que involucra fuerza física, soltura casi dancística y una indudable técnica individual. Los duelos que se avecinan en las distintas zonas del campo parecen favorecer a los catalanes. Henry contra Ramos, Messi contra Salgado, Cannavaro contra Etoo. Apuesto a la onza de un jugador como Messi, que el Barça gana con cierta solvencia. No apuesto nada, eso sí: en el futbol hay fantasmas que se encargan de arrojar al sumidero cualquier estructura.




Daesu

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