lunes, 22 de diciembre de 2008

Carta de un Tigre Silvestre al presidente electo del club


Estimado don Sergio:
¿Conoce usted el mito de Sísifo? Sísifo diariamente emprende la tarea de cargar la inmensa roca en el hombro. Parte de cero. El destino de Sísifo le impulsa a emprender, a conquistar la cima. Cuando Sísifo se acerca a ella las distintas circunstancias lo vencen y suelta la roca que cae imponiendo su inmensidad. El destino de Sísifo es volver a emprender la gesta. Nuevamente partiendo de cero. Aquí se concentra la fuerza de su drama.

Como usted bien sabe esto de llegar a la presidencia atigrada es cosa seria. Es una réplica del mito de Sísifo, ya que es una tarea donde siempre hay que empezar de cero. Así que don Sergio nuevamente a cargar la inmensa roca. Definitivamente se trata de un compromiso que hay que encararlo desde el equilibrio que ofrece la inteligencia, la experiencia y la pasión que despierta nuestro Tigre. La complejidad de su gestión se potenciará aún más después de la debacle administrada y financiada por Jorge Pacheco (2004-2008), quien lastimosamente y más allá de sus buenas intenciones –si es que las tuvo– usó la plataforma dirigencial como una vía para no alejarse de las bonanzas que trae el poder. Al ex – ministro de trabajo de la UCS el gerenciamiento del club fue una responsabilidad que le quedó muy, pero muy grande respecto a sus capacidades. Y este fue desde mi criterio el núcleo de estos 4 años de penumbra, demagogia, tristeza, fracaso y más demagogia. Inicio esta carta recordando brevemente la anterior gestión porque en ella se grafica perfectamente todo lo que NO hay que hacer. Ese tiene que ser el mejor legado de Pacheco en estos 4 años de permanente sombra.

Señor Asbún, ojalá que la palabra proyecto tenga –en estos dos años venideros de su gestión– un correlato con la realidad institucional del club y no sea un simple comodín para salir del paso frente a las vicisitudes. La comunidad atigrada está hastiada de la demagogia permanente a la que nos acostumbró la anterior gestión, de la inoperancia consecutiva para administrar las finanzas, para configurar y fortalecer la ingeniería futbolística y para rediseñar el orden institucional del club. En ese sentido, quiero reiterarle que el Tigre atraviesa una crisis galopante de gestión. En Achumani se agotaron las ideas y se instauró la mediocridad como hábito para sostener la administración del club. Es por eso que me atrevo a recomendarle no rodearse de oportunistas, de benjamines, de amigos “fieles”, el Tigre necesita gestores, gerentes que reordenen la débil economía del club, necesita gestores deportivos que potencien la ingeniería futbolística y gestores que rediseñen los objetivos primordiales de nuestra casa.

La tarea es enorme y seguramente el peso del corto plazo ayudará a dejar de lado lo importante. Esta vorágine es la que no permite construir una institución con otra filosofía, con otro horizonte. En este contexto, casi ningún dirigente atigrado estuvo a la altura del desarrollo del fútbol como negocio, como generador de ingresos, como proveedor de entretenimiento para el espectador, como escuela formadora para la vida, como matriz cohesionadora de pasiones stronguistas. Ojalá don Sergio dé batalla a la vorágine del corto plazo. Ojalá doblegue esfuerzos para combatir a toda esa coraza de mediocridades en la que se refugian tercamente algunos stronguistas. Stronguistas que hábilmente se reciclaron en su candidatura…

Por las señales dadas entiendo que usted no caerá en la tentación dirigencial de crear en la comunidad atigrada una hiperinflación de expectativas. Entiendo la urgencia por armar lo antes posible un equipo competitivo para encarar los 4 torneos que le esperan al The Strongest en el 2009. Pero no caiga en los errores de otros quienes creyeron que al acumular jugadores “caros” estaban armando equipos imbatibles (¡Ay ingenuos!). Cuesta armar un equipo, pero cuesta mucho más formar jugadores que lleven la impronta atigrada. El Tigre, por ahora, no tiene ni lo uno, ni lo otro. Este es uno de los rasgos de esta feroz crisis que carcome trozos inmensos de nuestro futuro. Por lo tanto, muy humildemente le recomiendo instaurar en la comunidad atigrada la palabra paciencia, la palabra proceso pero con contenido y trabajo y no como escudo frente a la negligencia. ¿Por qué recurro a estas palabras? Porque para armar un equipo con las características del 2003 se necesita paciencia, recursos, un cuerpo técnico capaz de domar el vestuario y con mucho criterio pedagógico y futbolístico. Y para empezar a generar el trabajo en serio en la formación se necesita diseñar un proceso. Un proceso armado tomando en cuenta un conjunto de variables fundamentales de tal manera que no se diluya en un par de meses. Para ello hay profesionales con perfil interesante como el profesor Saenz quien hasta ahora no ha tenido ninguna oportunidad para formar jugadores dentro de las características de un proceso y en equipos “profesionales”.

De mi parte, como siempre, como un Tigre Silvestre -enemigo de los falsos protagonismos- estaré ahí para aportar al club ya sea con las tarjetas de oro, con mi constante presencia en las gradas del Siles, con la modestia que mis opiniones y mis limitaciones ostentan.

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