martes, 2 de octubre de 2007

¿Cuándo se jodió el fútbol boliviano?

Dentro del decálogo del fútbol boliviano el caos y la paradoja parecen ser las palabras que conducen su anómalo y mediocre funcionamiento. Parafraseando al destestable operador político mirista Oscar Eid valga perseguir las rutas de sentido que plantea esta pregunta: ¿Cuándo se jodió el fútbol boliviano? Y sin ceder al pántano de la duda este modesto redactor de blog agresivo apunta hacia las cabezas aneuronales de la élite dirigencial del fútbol. ¿Por qué ellos? Por una razón que se desploma por su carácter simple. Son los chivos expiatorios del archi conocido desastre del fútbol boliviano. En ellos se condensan y se concentran las sombras que oscurecen el pobre horizonte de nuestro mediocre fútbol; y también son ellos los que cínicamente se alimentan, como alimañas encorbatadas, de nuestras ingenuas esperanzas futboleras. Los dirigentes tuvieron y tienen entre sus odiosas manos el poder del fútbol boliviano y hacen de ese poder un mezquino recurso para satisfacer sus estrechos intereses.


Los dirigentes tuvieron y tienen la responsabilidad y la obligación de producir entramados reglamentarios que allanen y sobre todo transparenten el víacrucis de la competencia, sin embargo cada uno de sus trazados y de sus decisiones conllevan una fisura que los condena a la inconsistencia. A modo de preguntas planteo un ejemplo concreto que ilustra esta cotidiana práctica: ¿Cómo es posible que jugadores que pertenecían a la Asociación del Fútbol Boliviano, hace exactamente un año atrás, hayan sido mal habilitados o dudosamente habilidados para jugar en la Liga profesional? ¿Cómo es posible que gracias a este detalle se abra nuevamente la posibilidad del perverso tejemaneje chicanero de leguleyos que secuestran al fútbol de la cancha y lo transfieran al oscuro ámbito de la inequitativa cancha del Tribunal de Disciplina Deportiva de la Liga?

Los dirigentes del fútbol boliviano fueron y son incapaces de vertebrar un proyecto deportivo que potencie la alta competencia y que haga del fútbol una herramienta educativa. Y de esta aseveración no se salva nadie, ni el meritorio Guido Loayza, porque a estas alturas del ruedo de la Historia, luego de 13 años de una clasificación al Mundial, sobre el tapete se encuentran las variables que ayudan a entender los motivos y las causas de esa clasificación, una de ellas: las características del torneo. Se trataba de un torneo corto al que Bolivia arribó con un plus de trabajo (mérito de la dirigencia y del cuerpo técnico) y lo más importante con una renovada actitud que se tradujo en cancha en un sin fin de magia y de hazañas futboleras (mérito de la dirigencia y del cuerpo técnico). Pero, de esa hazaña y de ese manejo dirigencial no nos quedó ni las hilachas de la esperanza...


Y es que él fútbol boliviano es un complejo ámbito (una parte del todo) en el que podemos leer todas aquellas fracturas que nos suturan como país. El fútbol abre un resquicio para sentirnos como sujetos de un proyecto de comunidad inexistente. En el fútbol también es posible palpar nuestras más profundas imposibilidades, en otras palabras saborear la amargura de pertenecer a una comunidad de sujetos inoperantes y excluyentes que saben con precisión instaurar las suficientes estrategias para presagiar y habitar en el tropezón y en la apelación constante de la derrota. El fútbol boliviano posee infinitos escenarios para visualizar las taras que nublan nuestros más complejos deseos.

Pero, volvamos a la pregunta: ¿Cuándo se jodió el fútbol? Tal vez cuando Mario Mercado descubrió que el excedente de Inti Raymi podía potenciar su hobby de hincha y a la vez transformarse en una herramienta para atraer el poder. Tal vez todo se jodió cuando Rafael Mendoza regaló como buen mecenas el Complejo de Achumani y determinó el modo de actuar de una dirigencia que hace del mecenazgo una práctica que erosiona al fútbol. Tal vez cuando Oriente Petrolero por una maniobra dirigencial dejó de alimentarse de las arcas de YPFB. Tal vez el día que Guido Loayza dejaba la presidencia de la Federación en manos de descabezados dirigentes. Tal vez cuando Azkargorta nos recordaba la impronta, parafraseando a Hemingway, "se juega como se vive". ¿Cuándo se jodió el fútbol? Tal vez cuando al Maestro Agustín Ugarte se lo reconoció con una simple moto después de haber conseguido nuestro único título en la Copa América. Tal vez cuando la historia fundacional de nuestro fútbol, que es la historia del Oruro Royal formaba parte del realismo mágico más que del realismo futbolero. Tal vez cuando fuimos por una penosa invitación al Primer Mundial del 30. ¿Cuándo se jodió el fútbol? Tal vez cuando el Diablo Etecheverry se rompió los ligamentos de la esperanza en una cancha chilena. Tal vez en estos últimos 10 años exactamente desde el bendito día en el que Saavedra Banzer llegó a la cabeza del fútbol boliviano para cercenarla con ayuda de sus mediocres sucesores (el triste Asbún, el intrascendente Castedo y ese desorbitado del fútbol: Chávez, contratista del rasputín del fútbol: el doctor Víctor Hugo Pérez). ¿Cuándo se jodió el fútbol? Tal vez cuando Papi Numberg y Toto Arévalo transformaron al fútbol en un objeto de lucro, vaciándolo de toda posibilidad de contenido y sentido. Tal vez cuando el icono de la política pactada, el paladín del cuoteo, el medalla de oro en cruzar ríos de sangre, aseveró con voz de Tiro Loco y con aliento a aguardiente que “Bolivia es un país de ganadores”. ¿Cuándo se jodió el fútbol? Tal vez cuando el vasco Azkargorta orfebre de la actitud y de la mística de la selección 94 abandonó el premoderno barco del fútbol boliviano para, pragmático, abordar la modernidad y las certezas del millonario contexto del fútbol chileno. Tal vez el 23 agosto del 77, día en el que se declaró el nacimiento de la Liga del fútbol boliviano. Tal vez cuando el gran Chichi Romero ahogaba su inigualable talento maradoniano en las botellas de ron. Tal vez cuando descubrimos que para jugar de igual a igual con nuestros rivales del continente tenemos que atrincherarnos en la altura. Tal vez cuando Drusan Draskovic, el serbio que escapó a Ecuador para salvar sus sueños del monstruo de la desfragmentación que carcomía su inexistente país, llegó al Alto y descubrió como un Colón del fútbol que el soccer boliviano tiene todas las condiciones de competir de tú a tú, pero con los países de Centroamérica no con los de Sudamérica. Tal vez cuando la selección boliviana de fútbol pasó a ser la selección cruceña de fútbol (Pedido clamoroso: por favor no se lea esta aseveración simplemente en clave regional). ¿Cuándo se jodió el fútbol boliviano? Tal vez a partir de la incoherencia evidente de Real Potosí que hace unos tres meses atrás, fecha en la que ganó meritoriamente en cancha el campeonato apertura, era un defensor del fútbol ganado en cancha; y ahora, eliminado en cancha del hexagonal, ha optado por jugar con la chicanería de la impugnación.


Estimado lector, ¿cuándo se jodió el fútbol boliviano?

7 comentarios:

Marcelo Pacheco dijo...

Probando

Marcelo Pacheco dijo...

Me parece que la pregunta lanzada tiene atisbos mucho más precisos y concretos, que sin entrar en tanta parafernalia semántica (pero no por ello poética), pueden arrojar luces y aromas exactos sobre la problemática tratada.

Existen, antes, varios espectos a ser contestados incluso prioritatiamente, pero que de todas maneras nos conducen inevitablemente a responder la pregunta planteada como si esta fuera el nonplus ultra de la identidad nacional, algo así como una lógica circular donde no se sabe cuando acaba y cuando termina ni qué cosa acaba o termina.

El fútbol boliviano mediocre... en fin.. solamente puede ser considerado así siempre y cuando no se haya hecho nada por mejorarlo ni optimizarlo, y como pocas personas lo han hecho realmente, entonces es una posición demasiada cómoda considerar al fútbol boliviano per sé como mediocre, aunque sí estoy de acuerdo en que las excusas abundan por doquier y que la más escurrida es la referida al aspecto anímico (o actitud dirán algunos, sin saber exatamente qué es ni como funciona).

En parte esa supuesta mediocridad que yo la renombraría como "falta de oportunidad", tiene que ver con variables netamente futbolísticas, y nuevamente estoy de acuerdo en que como el fútbol tiene que ver con todo, no se puede desarraigar de cuestiones sociológicas ni psicológicas, si bien debemos ser francos y concretos en esto. Nuestros jugadores juveniles no consideran al fútbol como una profesión, más bien como una opción, lo que hace que sus tiempos de entrenamiento sean el 15% del tiempo neto de entrenamiento por ejemplo, de un juvenil uruguayo o colombiano.

Pero más allá de ese dato que considero revelador y que tiene aristas mucho más importantes, me parece un despropósito considerar que los dirigentes son los delegados (por quien?) a diseñar campeonatos que puedan devolver (y destaco con mucha vehemencia que sí la tuvimos, que el boliviano puede aunque le toma tiempo darse cuenta que nadie se lo va a poder por él) la competitividad al fútbol nacional. Simplemente no pueden, porque muy pocos de ellos saben, por ejemplo, lo que es un mesociclo de preparación; lo que es un programa de entrenamiento psicológico, o una cobertura de la defensa. La lógica es simple. La gente que está en puestos de decisión tiene el poder de decidir, mas no el conocimiento para ello. No necesitan ser técnicos, simplemente ser asesorados honestamente en este ámbito.

Pero bueno. COntinuemos analizando esta letanía de críticas y suspenso que nos deja sin respuesta clara. Se dice que Bolivia clasificó al mundial debido entre otras cosas a un torneo corto y demás vainas, ornamentos que reciben más luz, según el foco que se quiera prender. Totalmente de acuerdo en que las consecuencias de semejante azaña quedaron en manos de un grupo de gente que era tan capaz para manejarlas como Guiligan para irse de su isla, pero argumentar que el mérito es exclusivamente de la dirigencia y del cuerpo técnico es clavarse un cuchillo en un ojo y taparse el otro para leer ensangrentado.

Bolivia contaba con jugadores que graias a Dios y no a una planificación estable y científica, estaban en el climax de su carrera, y en una etapa de desarrollo humano que favorece la consecución de metas a mediano plazo. El talento del diablo, el empuje de Borja, la magia de Melgar, el oportunismo de Ramallo, la pegada de Sanchez, e incluso la religiosidad de Mario Pinedo, el constante buen humor de MIguel Angel Noro, acopladas al semblante positivo del cañonero Perez y al talento de Villarroel, son variables que no tienen que ver con la dirigencia o cuerpo técnico exclusivamente, sino con algo que es crucial en el fútbol, que es considerar como verdaderos protagonistas del juego a los jugadores, los que ponen la pierna, los que aplican la táctica. El dt propone y el jugador dispone, dirá Valdano, con toda la razón que tiene el dueño de una verdad que siempre es estéril ante el "meritorio" y muy pocas veces con capacidad de hacer docencia, pero sempiterno, comentario externo.

Ahora bien, hablemos de mecenazgo. En una época cuando los gastos militares de Bolivia eran superiores a los de educación, cuando las relaciones internacionales nos dejaban solamente un bando por escoger y al que escogimos fue porque el sistema occidental nos aconsejaba en medio de sutiles imposiciones, y en un tiempo donde los medios de comunicación no tenían tanta trascendencia ni influencia en la vida del fútbol, no había otra opción que el mecenazgo dirigencial, el aporte personal. De ahí a que dicha práctica se haya popularizado y extendido como moneda corriente en las estructuras dirigenciales del deporte boliviano, no es precisamente la falla de los primeros mecenas, ni de aquellos que como hinchas, disfrutamos de la obra y gracia de históricos varones.

Sin ellos, el estado estaría alquilando campos deportivos a los clubes. Sin ellos, existirían equipos sin capacidad de proyección nacional, sin elementos de proyección empresarial. Y es que no se puede ignorar que los mecenas viven en el imaginario del hincha como modelos dirigenciales que basaban su actuar en el club más en el amor por la camiseta que en vagos y estériles intereses comerciales, aunque son ellos precisamente ahora los que mantienen vivos a los primeros equipos bolivianos.

Ahora ser dirigente es una posición de estatus, no de servicio. Se han olvidado de que son funcionarios y pasajeros todavía, porque definitivamente el aire de reyezuelos que se dan es tan proporcional a su desfachatez como lo es George W. Busch a los tratados medioambientales.

Coincido plenamente en el análisis efectuado acerca de Real Potosí, pero eso es un reflejo más de que la curva, ir por izquierda dirían los americanos, la mamada y la gambeta criolla están tan instauradas en la aplicación de nuestras leyes que sería extremadamente raro no aplicarlas. Pero esto es una consecuencia, no una causa. Una consecuencia por ejemplo, de tener a gente que vive DEL fútbol y no PARA el fútbol.

EN fin....

El futbol no se jode, se extermina cuando la división sub-19 del tigre tiene que supeditar sus entrenamientos a las ganas o no de regar el césped del cuidador del estadio. Se aniquila cuando un sub-20 del Bolívar, con suficiente habilidad para ser profesional (y que lamentablememente ahora se encuentra solamente estudiando, tratando de engrosar los profesionales que no quieren ser del montón, y recalco lamentablemente), no es tomado en cuenta solamente porque gutiérrez patea la pelota más fuerte que él, más fuerte que cualquiera, y finalmente y entre muchas otras cosas que nos quedan como insumos para posts futuros, porque entre los mismos bolivianos nos carcomemos las entrañas criticando la labor de técnicos, preparadores, fisioterapeutas, y jugadores bolivianos, descalificando sus actuaciones, ignorándolos como si fueran banderas extranjeras, subestimándolos como la arbeja cagada sin digerir del gusano de jardín, poniéndonos a nosotros mismos trabas y obstáculos pero que irónicamente son propios de nuestra idiosincrasia nacional, de la forma de ser descrita en pueblo enfermo, que descarta la investigación y la planificación como procesos a mediano plazo, pero que valora la improvisación, la casualidad y la poca preparación, para por ejemplo, recibir una federación recientemente clasificada al mundial y tratar de ahora, como hizo Ecuador, clasificar no solamente al mundial sino a la siguiente fase del mismo.

Para nosotros, como dice Galeano, ir al mundial fue como llegar a la luna. Pero o estamos maldecidos por algún Dios incaico rencoroso y primitivo, o nos falta la capacidad (una sumatoria de preparación, intenciones honestas igualada a un modo de vida donde estas personas no dependan financieramente del fútbol) suficiente como para aportar soluciones en vez de retóricas discusiones que nos lleven a k´aikearse en una discusión de navidad.

Varios dijo...

Marcelo,
primero agradecerte y subrayar el trazado sistemático y voluptuoso que se encuentra en tu "comentario" (que por supuesto es más que eso...). Raras veces uno se choca con un comentario que combina con tanta coherencia lo ácido y lo lúcido.

Quiero empezar desnudando mis susceptibilidades: Mira noto cierta "vehemencia" sutil para desacreditar la argamasa retórica con la que desenvuelvo mis argumentos. No quiero atrincherarme y salir a defender los efectos retóricos que persigue mi discurso; sin embargo, creo encontrar en ellos un método (tal vez una mera opción que proviene de mis límites) que permite abordar el fútbol desde sus aristas más complejas, sus contornos más inasibles, o desde sus brumas más tenues (por lo menos lo creo así, para tan difíl objeto el discurso líneal periodístico queda corto). Obviamente la retórica es una capa de mago que muchas veces oculta la ingenuidad de un truco que si transparenta su mecanismo decae por su simpleza. Declarada la susceptibilidad, limpiadas las lágrimas, salto a otro punto de tu también retórica y parafernálica mirada que así como luce brillos semánticos, también socapa vicios y se desliza a una apreciación, sobre todo, retórica.

Quiero compartirte una extraña paranoia: Sabes, cada vez que en este blog registro el nombre de Guido Loayza me cae una sarta de comentarios lúcidos a propósito del fútbol. Y esto es fácil de comprobar.Así que parece que la fórmula funciona...

Argumentas: "me parece un despropósito considerar que los dirigentes son los delegados (por quien?) a diseñar campeonatos que puedan devolver (...) la competitividad al fútbol nacional. Simplemente no pueden, porque muy pocos de ellos saben, por ejemplo, lo que es un mesociclo de preparación; lo que es un programa de entrenamiento psicológico, o una cobertura de la defensa. La lógica es simple. La gente que está en puestos de decisión tiene el poder de decidir, mas no el conocimiento para ello. No necesitan ser técnicos, simplemente ser asesorados honestamente en este ámbito". En mi post nunca aseveré lo contrario. No soy tan ingenuo, Marcelo. Los dirigentes no tienen por qué saber el asunto de los "mesociclos" (¿se escribe así?)o los procesos para vertebrar los movimientos de una defensa o cómo monitorear los complejos procesos psicológicos de sus equipos; definitivamente son otros sus saberes. O en otras palabras, por otros saberes están de dirigentes. Necesariamente tienen que palpar el horizonte macro, saber los modos para abordar los caminos de los objetivos grandes que se ha trazado para el CLub. Compañero, además no necesitan saber esas minucias, para eso delegan, como bien dices para eso se hacen asesorar. Los grandes dirigentes si por algo son grandes es porque saben contratar, por eso cito nuevamente a Guido Loayza que supo armar un cuerpo técnico que era más que un mero cuerpo técnico. En lo que te equivocas y feo es aseverar que no está en manos de los dirigentes el diseño de un fútbol competitivo. ¿Quiénes organizan los modos y las formas de la competencia? ¿Marco Antonio Sandy, Gati Ribeiro, el profe Apaza, Papi Numberg? No, no, diseñan Cuéllar, Chávez, Pacheco, Grondona, Blatter, etc...

Aseveras que los "verdaderos protagonistas del juego" son los jugadores,"los que ponen la pierna, los que aplican la táctica". Exacto, pero es importante ilustrarte con el ejemplo de las cajitas chinas, una dentro de otra. Mira: Los que juegan y deciden son los jugadores, pero a esos jugadores los elige un técnico (En BOlivia los dirigentes). Y a ese técnico lo contrata una dirigencia. Si bien el éxito o el fracaso dependen de que la pelota pegue en el palo y entre o pegue en el palo y salga, el origen de todas las cosas parece arrancar en una oficina, lejos de la cancha.

Marcelo, me parece atractiva, con resonancias en el cine surrealuista de BUñuel. Considero un halago eso de "clavarse un cuchillo en un ojo y taparse el otro para leer ensangrentado". Oye que bonita metáfora épica, me siento un lector-héroe que derramo en mis textos sangre (algo cursi también). ¿Tú cómo lees? Sin cuchillo, sin retórica, sin mañas, sin metáforas, sin sangre, con curita en el ojo, ¿cómo?

Estoy de acuerdo contigo y es una interesante arista que rescatas de nuestra mítica dirigencia. Nos legaron canchas, imaginarios, pero también nos heredaron vicios que no permiten transparentar los manejos, siempre oscuros, de las arcas de los CLubes. Sigo creyendo que el Caudillismo futbolero dirigencial ha matado el fútbol boliviano (y en eso tajante creo que cada domingo, como el doctor Frankestein, queremos revivir a un muerto, y eso se ha transformado para algunos (como yo) en una obsesión). ASí que en el momento de visitar el cementerio o el museo de nuestra memoria futbolera (allí donde se archivan y se protegen los mitos) creo que estos "históricos varones" se merecen una chance de mirarlos con más osadía crítica.

Tienes razón y me olvidé remarcarlo es que creí que el argumento no lo necesitaba, la clasificación al Mundial 94 no hubiera sido nada sin "El talento del diablo, el empuje de Borja, la magia de Melgar, el oportunismo de Ramallo, la pegada de Sanchez, e incluso la religiosidad de Mario Pinedo, el constante buen humor de MIguel Angel Noro, acopladas al semblante positivo del cañonero Perez y al talento de Villarroel", sí, claro que sí, y te olvidas de otros: el gladiador Cristaldo, el genio del gran Baldi, la velocidad de Rimba (que todas las noches en las que jugaba en el Bolívar y en la selección salía a trotar a la Kantutani), de la torpeza necesaria de Quinteros, y de otros...

Oye, por si acaso cuando hablo de mediocridad del fútbol boliviano trato de matizar mi aseveración. Para tejer mis texto no me cuelgo de ese perveso lugar común...

En fin, son tantas cosas apuntadas que no me queda nada más que agradecerte por tu inmenso "comentario". Pero para eso está este blog para instaurar chispas, despertar el tic-tac de una bomba, en otras palabras para discutir apasionadamente de esta que ciega pasión, que seduce y quema: el fútbol.

Nuevamente Gracias Marcelo, no te despegues del blog... Muy bueno el apunte de las mal llamadas "divisiones inferiores".

Che, Marcelo, me olvidaba: ¿Cuándo se jodió el fútbol boliviano?

Marcelo Pacheco dijo...

Te agradezco en principio por brindar un espacio al debate y al intercambio de ideas, y no por ello vamos a caer en situaciones de ácida confrontación, sino en un diálogo que si bien no nos permita sacar conclusiones en limpio, nos de insumos para informarnos mutuamente y aprender cada día más del fútbol, como se aprende de la vida y del amor.


Si bien primero enfatizas en la susceptibilidades que entrañan el análisis de mi ultimo post, el comentario que haces no deja de tener como eje cervical esas mismas susceptibilidades, lo cual hace que esta respuesta intente, desde una perspectiva amplia y sin adueñarse de la verdad (parafraseando el párrafo introductorio), introducir nuevas luces y elementos de análisis.

No es mi intención proponer un método que desacredite lo anteriormente escrito. SI ese fuera el caso hubiera contradecido absolutamente todo lo planteado, cual dirigente en reunión del tribunal de justicia deportiva, tarea que no me hubiera costado más que unas horas internet (no por la astucia y complejidad de las ideas planteadas, sino por la única y reverenda "gana de joder", típica del altoperuanismo más occidentalizado). Más al contrario, espero que el aporte, el insumo, la interacción compleja pero sinergética de conceptos nos puedan conducir a algún lado, y considero las armas literarias utilizadas como totalmente válidas, para lo cual debo yo cambiar el enfoque de planteamiento de mis argumentos. La retórica argumentativa, tan especial y útil en algunos casos, podría servirnos ahora, pero no para el todo analizable, que como en casi todas las cosas en la vida, en el fútbol, la suma de las partes no es necesariamente el todo.

Te comparto una información personal. Acabo de llegar de Buenos Aires donde asistí al tercer congreso sudamericano de psicología del deporte y de la actividad física. Representé a mi país en este evento, y aunque me costó un ojo de la cara dicho viaje, ya que la invitación personal solo cubría el alojamiento, te comento que entre otros expositores, estaban los señores Enrique Macaya y Fernando Niembro que hablaron de violencia en el fútbol. (Este sería un muy buen acápite para posteriores post, no crees?).

Pero bueno. Si Dios quiere en unos dos meses podremos contar con una página similar a esta, de la Sociedad Boliviana de Psicología del Deporte y de la Actividad Física, una sociedad de psicólogos deportivos interesados en la investigación y desarrollo de los atletas bolivianos.

Todo este relato me lleva a tocar un punto muy importante dentro de este análisis cauto y a la vez ingenuo del fútbol boliviano. Y es que casi nadie investiga en él. Casi nadie se interesa por proporcionar información útil para poder articular un proyecto de intervención adecuado al contexto.

Cuando Luis Orozco, el director actual de la Escuela de Entrenadores de La Paz señalaba en un seminario internacional sobre dopaje que "la formación del profesional boliviano en el fútbol tiene que ver más con cuestiones científicas que con cuestiones populares" no puede estar más en lo correcto. Y es que el vocabulario de planificación (mesociclos) o de optimización del rendimiento mental (procesos psicológicos) no son para nada minucias o aspectos que se van a dar de por sí, por generación espontánea, y si son considerados así es solamente para el ojo no entrenado, lo cual inexhorablemente nos conduce a un mutismo general, una especie de edad media oscura en la que el deporte boliviano vive y se desenvuelve, sin posibilidad de renacimiento por lo menos en sus estamentos más decisivos... Son parte de un todo que tiene que ver con la preparación de un futbolista profesional, que tiene que ver con cómo juega y porqué juega así, con cómo se siente y qué decisiones toma. Simplemente, el fútbol no es arrojar una pelota a 22 señores para que jueguen, o sí? O el fútbol consiste en la reunión de 12 señores más un presidente para definir el destino de 350 futbolistas federados... o sí?

Este es un punto muy importante y podría extenderme en él lo bastante como para ocupar muchas horas de lectura, pero dado lo interante y pulcro de tus siguientes argumentos, traslado mi respuesta a ellos.

Qué gran dirigente fue don Guido, que supo apoyar el proceso eliminatorio, que no amenazaba a los jugadores con botarlos si tal o cual cosa, y que supo muy sabiamente ser parte del grupo. Y es que se necesita gente así, que entienda (recalco: que ubique, no que sea un especialista) de un vocabulario propio de las ciencias deportivas y que entienda las tremendas implicancias y procedimientos propios del deporte (no solamente del fútbol), con experiencia en construir fútbol y no simplemente la experiencia de estar atrincherado, como bien dices, en posiciones externas y lejanas. Externo porque para muchos de nosotros el fútbol es una actividad tipo hobbie (agarrándome de Sinatra cuando viajaba a Nueva York), mientras que para unos pocos es el medio de subsistencia y de vida; y lejana, porque el día a día de fútbol no es el que publican los periódicos, sino el que escriben día a día los que aportan y viven PARA y no DE ÉL.

Si bien son los dirigentes aquellos llamados a organizar campeonatos, al anteponer sus intereses personales, al renunciar a un concepto básico como es la deportividad, al traer extranjeros por camionadas sin confiar en el profesional boliviano, y al tener una estructura de trabajo anacrónica, paquidérmica y desequipada, y sobre todo, al depender económicamente del puestito, su responsabilidad se acaba ipso facto y la efectividad de sus decisiones cae en un saco negro y roto por el peso específico de la estupidez disfrazada de acuerdo caballeroso. Negro por las consecuencias y roto por su nulidad de efecto.

Si bien el origen de las cosas podría estar en una oficina, esto no necesariamente implica que gente con intenciones exclusivamente corporativas tenga que tomar las decisiones ulteriores para el deporte, porque seguramente coincidirás conmigo en que muchos dirigentes no han pateado ni la puerta de su casa, y eso no lo digo solamente yo. EL punto importante creo que reside en el hecho de que si no se asesoran profesionalmente, sus decisiones no podrán ser diferentes de aquellas tomadas por un superintendente de telecomunicaciones que es dentista o por el director de un hospital que es ingeniero de sistemas (sin ofender a nadie) o por un psicólogo que trabaja administrando un ciber café.

Ahora bien. EL caudillismo futbolero es lo que hizo nacer a los clubes hace más de 100 años, ya que de esto no se salva ni nuestro amado tigre, desde que Villamil ponía a disposición del equipo su casa y recursos para inscribirlo en los torneos de la asociación. De todas maneras recalco, repito, que los procesos posteriores al fin de esta era (que parece que no acabó como quisiéramos)no han sido los más efectivos, han hecho que esta práctica continue y no por ello sea furctífera, y no hemos podido (repito HEMOS) reemplazarla con una manera empresarial, autogestionaria e institucionalizadora de nuestros clubes. Pero tengo que ser claro que si sin el caudillismo (heorismo) no pudiéramos haber nacido a la vida deportiva ni como clubes, ni como asociaciones de clubes.

En fin. EL ´fútbol boliviano solo parece mediocre para las personas que no han o hemos hecho nada por cambiarlo, por mejorarlo, o por aportar algo. Y es natural. Para mí, la gestión de YPFB en cuestión hidrocarburífera es pésima, aunque no conozco en absoluto el costo de un metro cúbico de gas en Argentina. Es mediocre desde que el "Licenciado" que dirige ciertas divisiones inferiores en cierto equipo, te dice que los juveniles son todos unos pajeros que nunca van a ganar nada.

Y si bien no olvido la pregunta, me parece que la búsqueda de causas innatas, que nos conduzcan a una lógica lineal de trabajo y de afrontamiento, es una tarea que le compete al periodismo, y que por eso mismo carece de un sentido allanador y fortificador, a menos que nosotros le demos dicho sentido, en cuyo caso habrá que plantear qué es lo que se debe hacer ahora, no lo que se hizo antes.

Varios dijo...

Marcelo, un gusto seguir compartiendo palabras contigo:

Su intrínseca dinámica lúdica y agónica le permite al fútbol estructurarse no sólo como un mero entretenimiento sino como un complejo dínamo que potencia y al mismo tiempo articula una serie de saberes, de conductas, de imaginarios, de símbolos, de emociones, de memorias, de lenguajes. Por tanto, hablar de fútbol, jugar el fútbol desde la palabra es ingresar en una intrincada dinámica lúdica y agónica. Lúdica porque el fútbol vertebra discursos circulares infinitos (discursos bola de nieve). Por ello el nombre de este Blog: La palabra esférica. Justamente porque se habla, se discute, se debate de fútbol dentro de una estructura profundamente circular. Se habla, se tejen palabras, argumentos van y vienen y todo parece apuntar que se llega a lo mismo. Las palabras tienen en el balón su mejor representación. Por eso, Marcelo, siempre es una exquisitez discutir de fútbol. Esgrimir palabras futboleras. Y más interesante rastrear la genealogía y los espesores de cada palabra, de cada argumento.

Tengo posiciones tomadas, las cuales trato de enriquecerlas, contrastarlas, matizarlas, rebatirlas, darles un giro, pero al final son posiciones tomadas. Una especie de matrices de discurso. Estoy de acuerdo contigo. Gracias al Caudillismo futbolero tenemos Clubes. Y tenemos que celebrar y proteger ese inmenso legado. Para ello creo que tenemos que dar varios pasos en frente de las viejas formas de administrar a los clubes. En esa empresa ya no se puede administrar un Club bajo los esquemas que se tenía hace 20 o 30 años. Y actualmente los dirigentes de nuestros Clubes, en su mayoría, quieren seguir siendo los viejos mecenas de antes, prorrogar las actitudes de los Caudillo muertos y transformados en estatua. Y generalmente se dan estas actitudes simplemente para satisfacer sus necesidades de poder y, lo que es peor, ocultar sus negligentes y sospechosos manejos. A eso me refiero con Caudillismo. Entiendo que los viejos potentados del fútbol no estaban en la obligación de hacerlo todo, para eso están los que les han sustituido y ellos no han hecho nada más que replicar esos vicios. Mira como están los Clubes de la Liga en la debacle económica y administrativa más atroz. Por tanto, creo que es vital dejar de concentrarnos en aquello que han hecho los fundadores ya es hora de empezar a cultivar otra cultura política–gerencial. En ese sentido, es clave el proceso que estamos viviendo. Porque las instituciones futboleras saben que están técnicamente muertas y que para sobrevivir tienen que recurrir a altas dosis de creatividad y al mismo tiempo de riesgo.

Me parece interesante tu perfil. Debes ser un fiel seguidor de Helenio Herrera el fundador de la psicología futbolera. Herrera demostró que un equipo de fútbol es ante todo un estado de ánimo y que eso se puede modificar desde la conducción. Y este último punto fue el más polémico y más débil de su discurso. Conozco a un gran periodista argentino que se llama Walter Vargas que es psicólogo deportivo y es un genio del fútbol justamente porque tiene una capacidad impresionante para hallar aristas bien difíciles de ver. ¿Quieres que te confiese algo? Que interesante tu viaje a Buenos Aires, pero no te envidio por haber escuchado a Don Macaya y menos a Niembro. Creo que hay gente en Argentina mucho más interesante que este par. Don Macaya mide tanto cada una de sus palabras que ha terminado, hace muchos años, por no decir nada. Y de Niembro mejor no hablar. Si puedes rastrea el nombre de Vargas, tiene libros sensacionales. Y es un columnista de lujo.

La competencia deportiva si pretende ser exitosa tiene que velar por las “minucias”, que son finalmente los detalles más importantes. El deporte es una de las ingenierías humanas más complejas y es vulnerable a la improvisación. Tienes razón cuando afirmas que para alcanzar un grado competitivo hay un conjunto estructurado de detalles, de variables que conducen a la alta competencia. Detalles que van más allá de un mero directorio de “corbatudos”, por decirlo de algún modo. Pero, sigo creyendo que la dirigencia tiene la obligación de generar los marcos jurídicos, las plataformas para construir herramientas educativas, circuitos económicos que potencias las nervaduras de los Clubes. Repito el deporte responde a una ingeniería muy compleja y creo que las dirigencias de los clubes bolivianos están invadidas por sujetos que han sido subsumidos por el corto plazo y el deporte, el fútbol, tiene que imaginarse y pensarse y operarse desde la lógica del largo plazo.

Bueno, Marcelo un gusto compartir estas palabras. Te invito a escribir en el blog, ojalá lo hagas cuanto antes.

Un abrazo. Espero que este diálogo siga reproduciéndose...

Marcelo Pacheco dijo...

Pues agradezco muy de corazón la invitación que me haces. Para mí sería un privilegio, como lo es hasta ahora, poder salir del precario concepto de intercambio de ideas para aportar a la construcción de un nuevo modo de pensar e interactuar con un fenómeno como el fútbol, como lo hace este blog.

Mejor aún en este espacio sin censuras o ideas preconcebidas.

¿Qué pasos tengo que seguir para aceptar la invitación? tengo una cuenta en google que la creé precisamente para acceder a comentar en el blog, pero mi correo "original" es: marcelopchc@netscape.net o también
marcelo_pacheco_camacho@hotmail.com

Un abrazo.
Marcelo.

Anónimo dijo...

"en otras palabras saborear la amargura de pertenecer a una comunidad de sujetos inoperantes y excluyentes que saben con precisión instaurar las suficientes estrategias para presagiar y habitar en el tropezón y en la apelación constante de la derrota"...hermano ...la foto del hombre que pones al lado de ese comentario...hizo mas de 10 canchas sintenticas en potosi y en todo el pais...las sigue haciendo....¿acaso no esta contribuyendo al futbol? ¿esque su aporte no vale?...aclaralo porfa...si no te diera importancia..nisiquiera me hibiera molestado en escribirte ok.. chau y suerte