sábado, 6 de octubre de 2007

Peripecias del Ave Fénix Celeste (en tres episodios)

Siempre que un político, en este caso un político del deporte (del fútbol), se arroja a la desenfrenada peregrinación por distintos medios no hace más que despertar una enorme cantidad de sospechas. Valga como aclaración que estos episodios de incontenible verborrea generalmente son antecedidos de un inquebrantable hermetismo impregnado de un silencio de claustro en el cual es fácil rastrear el vuelo también peregrino de una mosca (Rrrrrrr). El Doctor Cuéllar, Jefe de los designios y de las esperanzas del Club Bolívar desde el 99, decidió el jueves al medio día quebrar su antigua estrategia que optaba por el mutismo, también quebró el cerco hermético que le contenía, desechó los pudores del silencio y optó por el uso, siempre político, de la palabra y de los medios.

El círculo
Hábil, el Doctor demostró datos irrebatibles. Entre ellos, que durante la gestión Cuéllar el Bolívar salió campeón 6 veces en 18 campeonatos, lo que le hace acreedor del 33 por ciento de éxitos, le sigue Oriente Petrolero con 3 campeonatos (será la perversidad de las casualidades o una muestra del precario estado de nuestro fútbol que en esta gestión ambos clubes atraviesan un desplome institucional que todavía no percibe fondo). Cuéllar explicitó los caudales económicos que ingresaron al Club y también describió los aluviones de salida del dinero. Don Mauro detalló hasta los costos de los viajes y como un ingeniero civil mostró las fisuras del dique Bolivarista que es evidente que no pudo retener esos altos montos de dinero y menos hacerlos reproducir por el bien de los destinos futboleros Celestes. Una de esas fisuras que el licenciado presidente se ocupó de evidenciar fue el fin de los “pases”, que fue también el fin de los dueños de futbolistas y, lo más grave, el fin de un modo de gerenciar el patrimonio de los Clubes. El Club Bolívar según Cuéllar fue el que más sufrió el cambio de esta estructura jurídica-económica que marcaba la propiedad casi esclavista de los jugadores. Pero las declaraciones de Cuéllar fueron tan abundantes que estuvieron más cerca de la retórica demagógica política que de una evidente muestra del debilitado estado del Club. Y en el medio de esa suma de declaraciones fue fácil palpar los manotazos de ahogado.

A modo de pinceladas rescato algunas ideas, por ejemplo, esa que busca trozar el Gran Centro Bolívar (de la 17 obrajes) en tres parcelas o pedacitos (en otras palabras optar por el minifundio como salida a la crisis) y sobre ellas montar el futuro económico Bolivarista. ¿Cómo? Fácil. En una de las tres parcelas, según Cuéllar, se debe construir una infraestructura para posteriormente venderla, el otro pedacito debe ser mantenido para la administración del Club, y la última, bajo una mentalidad rentista, alquilarla para que el club Celeste viva de los alquileres. ¿Cómo se puede evaluar esta aventura gerencial del Doctor Cuéllar? ¿Se trata de creatividad empresarial? ¿O es un mero ejercicio de ingenuidad? ¿O será que Cuellar está aludiendo a las únicas líneas de sobrevivencia que tiene el Club Bolívar? ¿No habrán otras ideas para potenciar al Club con más campeonatos ligueros en su haber? Si las hay Cuéllar las desconoce.

En la ingeniería argumentativa del Doctor Cuéllar el dispositivo del cinismo es una pieza clave, tanto es así que marca en estos 8 años de gestión una impronta en el errabundo tránsito dirigencial Celeste. ¿A qué me refiero con cinismo? A la actitud del Doctor que recurre al eufemismo del ojo por ojo. Caro lector permítame describir esta lógica con ejemplos que provienen de la galería de argumentos marca Cuéllar. El Doctor recurre permanentemente al recuerdo y a la extraña e ilegal venta de predios Bolivaristas en Irpavi, a la antigua condición propietaria por parte de los Celestes de la gasolinera de la calle 17, a la casona de la calle Indaburo. Y señala que nunca nadie aclaró dónde fueron esos montos de dinero, ni tampoco nadie pidió explicaciones de las oscuras ventas y permutas de los respectivos predios. El Doctor entre líneas sugiere que el Bolívar siempre fue víctima de manejos oscuros. Así que hace un llamado implícito a la supuesta tradición Celeste donde todo queda obscurecido y enterrado por la bruma de la irregularidad y pide (ahí arroja el cinismo) a exdirigentes, expresidentes, hinchas y en general a toda la comunidad Celeste que sigan fieles a la tradición de no entrometerse con las operaciones putrefactas del Club. Algo así, como: "antes a nadie le preocupaba las irregularidades administrativas, ahora, ¿por qué les tiene que interesar?".

Y el segundo argumento cínico persigue el siguiente razonamiento. Note caro lector la estructura geométrica de un perfecto círculo vicioso. El Doctor recibió el año 99 al Club con una enorme deuda dentro de sus fauces, un conglomerado de procesos judiciales, impuestos jamás pagados, más un crónico desorden administrativo (en el Bolívar, según el Doctor, no existía contabilidad alguna, ni papelitos que demuestren los ingresos y los egresos), a este contexto habrá que añadirse una agónica pobreza de fútbol que se expresaba en la impotencia copera del Bolívar en los noventa. En síntesis, según el Doctor Cuellar recibió a un Bolívar profundamente deficitario, irregular, con un sin fin de procesos oscuros. Pero, aquí va la paradoja: pasados estos 8 años el Doctor Cuellar legará al próximo directorio un Club con las mismas características que el 99 (Claro, con el “mérito” (¿?) de un Subcampeonato en la Sudamericana del 2004). Caro Lector Celeste, ¿acaso no se trata de un perfecto trazo de un círculo vicioso que mata y asfixia a nuestras utopías futboleras?


La Divina Comedia Celeste
Sí, el fútbol boliviano es una Divina Comedia (con los respectivos respetos que se merece la obra del gran Aligieri).

El Infierno
El día miércoles dos días después de la irreversible eliminación Bolivarista del hexagonal el conglomerado inexistente de dirigentes que pilotean la barcaza Celeste remitieron una carta a sus jugadores en la que sutilmente se los amenaza de no pagarles todos sus haberes comprometidos, bajo el pretexto de no haber cumplido con los resultados que el club les exigía. La carta puede ser interpretada como el último lamento del actual directorio Bolivarista, como la última ofensa a su maltratada hueste de jugadores. La carta cifraba el infierno celeste.

El Purgatorio
El jueves el Doctor Cuéllar en un exagerado ejercicio de verborragia futbolera salió a los medios a encarar la lucha política por los destinos celestes, a expurgar sus demonios. Pero valga introducir este comentario. En una actitud sospechosa y en sus respectivos programas Gonzalo Cobo, Juan Pastén y el visible Padre Eduardo Pérez preguntaron a Cuellar todo lo que él quería que le pregunten. Es decir, propiciaron un terreno periodístico armónico, sin intermitencia alguna, ni pregunta impertinente que moleste al Doctor que se mostró como una víctima y un héroe de la dirigencia futbolera boliviana. Sin embargo, Gonzalo Cobo abrió la línea telefónica y fue su audiencia la que pinchó inteligentemente con preguntas al hábil Doctor. Pero nadie preguntó al Doctor sobre el desatino de la abusiva carta de su directorio remitida a su grupo de jugadores. Tampoco nadie preguntó sobre los atropellos sistemáticos a los jugadores (el caso Pachi, por ejemplo). Ni de las irregularidades médicas que siempre son poco importantes en el momento de evaluar una gestión deportiva. ¿Recuerda caro lector la lesión de Gati Ribeiro? ¿Recuerda como actuó el Doctor Cuellar? Ahora, ¿qué pasa con Lito “Hacha” Reyes? ¿No se trata del mismo caso? Un jugador que fue víctima de negligencia médica. Pero este es un tema que se merece un otro post. Volvamos al Doctor Cuellar que, ahora sí, quiere ser fiel al estatuto Celeste para “terminar” su gestión en diciembre de 2008. Es evidente, don Mauro sale a la plataforma de los medios para proteger y blindar las bastas zonas oscuras de su gestión y tiene toda la ayuda de ciertos periodistas y medios que saben medir los límites de su indagación.

El Paraíso
Ayer viernes al medio día el Tribunal Superior de Penas de la FBF institucionalizó para el club Bolívar la figura del Ave Fénix. Falló a favor del Bolívar de tal manera que los Celestes son los subcampeones del apertura; por tanto, tienen la oportunidad de jugar con el subcampeón del clausura el pase al tercer lugar de la Copa Libertadores de América, si pierden ese partido como premio consuelo recibirán una plaza para la Copa Sudamericana. El paraíso. El destino parece ser nuevamente Celeste. Inegenuo me pregunto: ¿con la aparición de este fallo qué pasará con el agresivo tenor de la carta del miércoles? ¿Los improvisados miembros del directorio, entre ellos el doctor Aranibar, borrará con el codito lo que escribió con la mano? Por lo menos, ¿los miembros del directorio de Cuéllar se disculparán con los jugadores? ¿Llamarán por fin a Sandy? ¿Cómo diablos volverán a los entrenamientos? Cuentan que muchos de los jugadores firmaron contratos en los que se estipulaba que si el equipo era eliminado el vínculo legal era anulado. Pero, luego del bendito fallo este contexto de debacle puede dejar de lado la melancolía y subirse al barco de la esperanza. Todavía hay mucho que ver...

La conjura de los necios
Este largo Post arrancó bajo el mando de una sospecha. Siempre que un político, en este caso un político del deporte (del fútbol), se arroja a la desenfrenada peregrinación por distintos medios no hace más que despertar una enorme cantidad de sospechas. ¿Por qué Cuellar se sumerge en este desenfreno? ¿Por qué despierta tantas sospechas? Por un detalle que alborota la pasividad del directorio Celeste. El lunes antiguos dirigentes (Iturralde, Zuleta, Loayza, y un potentado de apellido Claure, entre otros) organizarán una asamblea para rearticular ideas y vías alternativas a la crisis Celeste. Pero también se reunirán para presionar al directorio Celeste que no termina de hundirse. El actual directorio sabe que tiene una enorme sombra alargada por encima de sus espaldas. Una sombra vigilante que pretende proyectar urgentes transformaciones en el Club. Para decirlo en una oración estas transformaciones: quieren desprender del Club un brazo financiero comercial que se vertebre con la participación de accionistas que acopien dineros y transparenten el manejo económico de la institución bajo lo estipulado en el Código de Comercio Boliviano; por otra parte, mantener la figura jurídica del Club que será el brazo que administrará los designios deportivos.

Si observáramos el electrocardiograma de todos los Clubes del fútbol “profesional” boliviano es fácil palpar el diagnóstico de riesgo cardíaco latente. El momento menos pensado todos nuestros clubes de Liga, uno detrás de otro, pueden sufrir un fulminante paro financiero y administrativo con carácter irreversible. Todos los clubes, sin excepción, se reflejan y se reconocen en la debacle Celeste. Que tristemente sintetiza la evidente debacle del fútbol boliviano.

2 comentarios:

Sergio Quevedo dijo...

Querido Christian:

Me sorprende que nadie haya puesto su comentario en este nuevo y como siempre magnifico articulo. Parece que los bolivaristas se quedaron sin palabras.

Todo lo que dices es absolutamente cierto; lo que mas me intriga es ver como Bolivar anfrontara a lo que tu llamas "El Paraiso". No tengo mas que añadir porque parece que todo esta dicho, solo decierte que sigas adelante como siempre

Fuera del tema te cuento que el jueves jugamos la final del intercurso contra tercero y espero que la maldicion de mi curso se rompa y logremos el tan esperado titulo, sobre todo para mi. Tengo un articulo/ opinion sobre lo que vive la Juventus hoy en dia y nose si lo quisieras leer, te lo puedo mandar a tu mail

un saludo querido profe
ser

Varios dijo...

Gracias por el comentario.

Uyyyy, la Juve que dolor. SAbes que no le guardo mucho cariño, pero mándame el texto. Serìa interesante, mostrar en el texto como ha recuperado pese a la sanciòn de hace màs de un año. Por otra parte, alguien tiene que explicar por què el fùtbol italiano de Clubes (El famoso Calcio) ha decaìdo tanto.

Me encantarìa ver ese partido de intercursos. Haber si me describes el equipo de tu curso. Me acuerdo que yo los vi desde que estaban en octavo y eran una màquina.

Un abrazo Sergio.