lunes, 12 de julio de 2010

Weeb, una vergüenza

Es una lástima que en una final de Copa del Mundo el árbitro haya influido tanto. El partido se oscureció cuando a los 15 minutos del primer tiempo el inglés Howard Weeb –árbitro de la Premier League– sacó cinco amarillas transformándose en el personaje central del partido. Definitivamente en este mundial muchas decisiones arbitrales ensuciaron el juego, crearon un conjunto de susceptibilidades que a uno le despiertan ciertas paranoias. Además demostraron que el arbitraje mundial carece de algo que es fundamental: capacitación y ecuanimidad. Lo patético es que no estoy hablando del arbitraje boliviano, sino mundial. Vuelvo a traer la idea de que este mundial expuso las hilachas más profundas de la mediocridad arbitral y sobre todo la mediocridad de la FIFA y de la International Board para reaccionar frente a semejante espanto.


Weeb dirigió el partido de España y Suiza y desde allí dio señales extrañas. Para los que recuerden ese partido el cual lo perdió España tuvo un alargue extrañísimo de 5 minutos injustificados, la selección roja se quejó de que no cobró dos posiciones adelantadas “clarísimas” en el gol que le convirtieron–para mí no las hubo–, sacó una infinita cadena de tarjetas amarillas para los suizos. Ayer en la final volvieron los fantasmas de Weeb, por una parte, favoreció notoriamente a los holandeses que para equilibrar su ausencia de fútbol empezaron a pegar de manera alevosa. Me refiero a los diversos patadones de Van Bomel que apenas fue castigado con una amarilla mereciéndose una roja, pero lo que fue imperdonable fue la alevosa patada criminal de De Jong a Xavi Alonso. Esa tremenda patada de karateca fue castigada con una amarilla. Las patadas holandesas equilibraron el juego y esto gracias al árbitro. Si de entrada Weeb hubiera echado a Van Bomel o De Jong el destino del partido hubiera sido distinto, seguramente de manera anticipada favorable a España.


Sin embargo, el inglés Weeb, mostrando el otro lado de la moneda, favoreció también a los españoles en varias instancias. Nuevamente se ejecuto esa bendita palabra que persigue a los árbitros: compensó. Seguramente la seguidilla de errores empezó a pesar en los nervios y conciencia de este impresentable árbitro inglés que cobraba de forma exagerada faltas a favor de España, perdonó una amarilla/roja a Iniesta por un codazo en venganza por una falta que cometió Van Bomel y no fue cobrada. También el 6, el héroe manchego, simuló una caída que terminó en la injusta expulsión de Heitinga, pero esos errores no fueron determinantes como si lo fue el no cobrar un tiro de esquina. ¿Recuerdan? Una pelota pateada por Sneijder que se desvío en la barrera. De ahí nació el gol que dio el triunfo a España. Tampoco sacó una amarilla a Iniesta luego de festejar el gol del triunfo en el que se sacó la polera.



Lamento que Webb haya dirigido la final, porque desde su primera intervención (España – Suiza) era posible advertir que no era un árbitro confiable. Es una vergüenza que un réferi sea tan malo y que en un mismo año haya dirigido la final de la Chapions y la final del mundial (¿qué hay detrás de todo es?). Es una lástima ya que es un árbitro que aprecia muy mal el juego, que no da la ley de ventaja, que sanciona de distinta manera dos faltas idénticas. En total, sacó nada menos que quince tarjetas y, aun así, no satisfizo siquiera a los que quieren sangre en el fútbol. El fútbol con esta clase de árbitros peligra, ya que peligra la legitimidad del juego…

2 comentarios:

aabdev.1189 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
aabdev.1189 dijo...

Solo corregir... el arbitro si le saco la amarilla a Iniesta por su festejo