domingo, 30 de septiembre de 2007

¿De quién es el fútbol?

El fútbol acaba de ser la plataforma para cuestionar sus propios prejuicios que malamente le constituyen. Me refiero concretamente a esa cultura sexista, machista que se destila con vileza en cada cancha del planeta. De tal manera que el fútbol termina siendo subsumido, secuestrado y malamente apropiado por una cultura troglodita que se conjunga con fascismo/machismo/nacionalismo/fundamentalismo/civismo. Está a punto de jugarse la final del Mundial Femenino en China y hace un par de días se jugó la final del fútbol gay, frente a estos dos acontecimientos el brillante periodista argentino Ezequiel Fernández Moores construye un texto donde cuestiona los prejuicios que despiertan estos eventos en el entorno de la cultura futbolera y, al mismo tiempo, explora los mitos sexistas que condenan al fútbol a un acto de machos y de pelotudos.

"¿Es verdad Marcelo Benedetto que le ofrecieron ser jefe de prensa de Los Dogos?", le preguntó con picardía Mariano Closs a su colega durante la transmisión de Fox del partido que Sao Paulo le ganó a Boca por la Copa Sudamericana. Los Dogos es la selección argentina que participa del Mundial Gay de fútbol que se juega en Buenos Aires hasta el 29 de septiembre.


En el programa Basta de todo, de la FM Metro se discutió sobre cómo se podría comprobar la homosexualidad de los deportistas. "Es fácil, se ponen los jugadores en fila, y el que se la chupa al técnico ése es gay y juega", respondió uno de los periodistas. Las ironías, sus miedos y prejuicios, esta vez no se escucharon durante las transmisiones del Mundial de fútbol femenino que cierra en China este fin de semana, pero sí en el Mundial Gay de Parque Sarmiento.



Es que el fútbol es cosa de machos. La FIFA pasó un momento de apuro cuando el locutor del Mundial femenino en plena ceremonia de apertura con la presencia de su presidente, el suizo Joseph Blatter se equivocó el slogan oficial. En vez de "Beautiful game, beautiful goals" (Hermoso juego, hermosos goles) dijo "Beautiful game, beautiful girls" (Hermoso juego, hermosas jóvenes). Blatter mismo había recibido críticas tiempo atrás cuando le comentó a un diario suizo que el fútbol femenino atraería más patrocinadores si sus jugadoras utilizaran pantalones más cortos y ajustados. No se quedó atrás el sueco Lennart Johansson, presidente de la UEFA. Pidió "camisetas traspiradas" para las fantasías masculinas.



"La FIFA, en realidad, podría ayudar al fútbol femenino impulsando torneos juveniles, colaborando más con las Federaciones y premiando con dinero a las selecciones que juegan el Mundial", replicó Julie Foudy, una de las principales jugadoras de Estados Unidos, donde las mujeres son tan o más conocidas que los hombres y recuperarán su Liga propia a partir de 2009. Por eso la derrota 4-0 del jueves en semifinales ante Brasil fue un shock.



Con sus tres derrotas, 18 goles en contra y uno a favor nuestro equipo no ayudó al debate. El deporte de alta competencia funciona como espejo siempre y cuando la imagen sea ganadora. El triunfo de la selección argentina fue haberse clasificado para el Mundial. Si bien algunas mujeres comenzaron a jugar al fútbol en la Argentina en los ´50, recién en 1991 la AFA le dio carácter oficial a la competencia. Hubo una explosión en los años ´97-98, cuando los equipos inscriptos subieron de 9 a 35 por la TV, que trasmitía con la conducción de Sergio Goycochea. Pero la TV se fue y los equipos también. Apenas una decena de clubes juega hoy de modo oficial, con apoyo mínimo y gran desinterés.



En el próximo libro de la especialista Adolfina Janson, el entrenador de la selección femenina Carlos Borello calcula que hay unas cien mil mujeres que juegan fútbol en la Argentina y discute la supremacía que se le adjudica al hockey sobre césped como deporte femenino número uno del país.



Durante años, a las mujeres futbolistas se las tildó de "machonas" mientras los mismos comentaristas resaltaban la femineidad de las Leonas que, recién ahora y gracias a sus triunfos, lograron que se las considerara deportistas y que los periodistas hombres dejaran de preguntarles sobre preferencias sexuales o estado civil.



Las mujeres futbolistas saben que han elegido al deporte más difícil. No son tenistas-Lolita, atletas dopadas con hormonas ni gimnastas anoréxicas. Irrumpieron en un deporte que siempre fue coto de caza de los hombres. Un rey-fútbol que, excepto el Mundial de China, a las únicas mujeres que muestra en la TV son las "Diablitas", las "Boquitas", las "Matadoras", las "Cremosas", las "Marineritas" o las "Lecheritas", que agitan plumas y caderas al compás de la hinchada mientras los equipos se apropian de la cancha. Esta vez, los medios fueron más respetuosos. No hubo titulares tipo "Chicas, preparen el detergente" tal como amagó escribir un diario nacional cuando la selección argentina cayó eliminada en 2003 durante el Mundial en Estados Unidos.



Los prejuicios fueron directo al Mundial Gay y a Los Dogos. En sus inicios, algunos sectores sociales consideraron al deporte como escuela para formar hombres listos para el combate. Basta recordar el entrenamiento de los jóvenes espartanos arrancados desde niños de sus hogares para que se convirtieran en buenos soldados a través de los ejercicios físicos y el atletismo. A su vez, las instituciones religiosas le destinaron al deporte el rol de disciplinar los cuerpos para que los fieles no cayeran en los placeres del sexo. "Misa por la mañana, fútbol por la tarde", decía hace cien años el pastor protestante escocés William Fleming. Al fin, las clases populares se adueñaron del fútbol para jugarlo y disfrutarlo a su modo, más allá de los negocios de Blatter, de Grondona o de quien sea.



Pero el escenario sigue dominado por la curiosidad y el miedo que nos despiertan los homosexuales. Con hinchadas de machos que, mientras cantan, proponen violar al rival. "El fútbol es un juego viril, varonil, no homosexual. No es que un homosexual no pueda jugar a la pelota. Si quiere, que lo haga, pero que forme un equipo e inicie una Federación", dictaminó el juez brasileño Manoel Maximiano Junqueira Filho hace menos de dos meses ante el reclamo del jugador Richarlyson. El defensor de Sao Paulo estaba furioso porque un dirigente rival quiso burlarse de él diciéndole homosexual. Pocos imaginaron que este mismo fútbol puede ser una manera más de lucha contra la discriminación, como ocurre estos días en Parque Sarmiento. Para que algún día, no sean necesarios los Mundiales Gay.

3 comentarios:

Sergio Quevedo dijo...

doqv2
Como va profe Christian:

Nose si llegue a contarte pero duarnte mi año de intercambio jugue futbol en el verano con el equipo del colegio y nos fue muy bien. Salimos terceros en todo el Estado. (Esa sera otra historia que compartiré contigo en algun momento). Durante la primavera fui ayudante de campo del tecnico para el equipo de chicas. Como bien dices en el texto, la mentalidad en el futbol es sin lugar a dudas machista. Mi mentalidad cuando asumí el puesto de ayudante fue sin duda machista y debo admitir que esa actitud cambio rotundamente con lo dos meses y medio, casi tres, que estuve en ese oficio. Esas chicas jugan al futbol de forma extraordinaria, era increible verlas jugar. No llegaron a disputar el campeonato estatal lamentablemente, pero si lograron mostrarme que el futbol no tiene barreras querido profe.

Sin ir muy lejos en mis epocas de jugador ABB me acuerdo que entrenabamos con una chica que luego seria parte de la seleccion nacional femenina y por casualidad me la encontre en el avión cuando me fui a USA.

Fuera del tema, tu blog es simplemente increible. Cada dia espero con muchas ganas un nuevo articulo para explarar el maravilloso mundo del futbol.

saludos

Varios dijo...

Gracias Sergio por el elogio. Sin embargo, tu presencia constante en este blog es lo que màs me interesa. Y por supuesto tu calidad de persona. Tu aporte enriquece el post. Así que de nuevo GRACIAS.

Christian.

Varios dijo...

Me olvidaba Sergio cuando quieras mandame un texto futbolero para subirlo al blog.

Christian.