domingo, 24 de febrero de 2008

Adentro y afuera, apuntes sobre la victoria Atigrada

Pablo Escóbar abrió la inmensa olla de presión que asfixiaba y tensionaba al Tigre y lo más importante lo hizo con mucho fútbol y no a través de los ambiguos rumores.

The Strongest andaba buscando una terapia de grupo, una medicina que los cohesione, un efectivo tratamiento de choque e impacto, una vitamina B-12 que reactivará al alicaído vestuario, un tónico que limpie su fútbol de todas aquellas desprolijidades expuestas en la pre temporada; y fue Escóbar el que dio la vuelta a la tuerca, cambió como un prestidigitador el estado de ánimo de un equipo acostumbrado a habitar en la penumbra, con la única medicina que ofrece el fútbol: el gol. El Tigre se motivó con cinco inyecciones de ánimo.

Si se asume que el campeonato liguero se asemeja a una larga partida de ajedrez, se podría afirmar que el técnico Bernardo Redín, ayer, movió bien a sus peones. Y fue Pablo Escóbar el que entró a la cancha con la caja de herramientas más ordenada con el fin de trabajar y construir un partido que transforme la atmósfera mortuoria y decadente por otra donde se destaque un fútbol sobre la base del toque, de la desmarcación, la velocidad, la tenacidad en la marca, la velocidad, la precisión.

Sin embargo, tres días antes del partido frente a Real, en un partido de entrenamiento Pablo Escobár junto con Wilder Arévalo (el chivo expiatorio de la Curva Sur) optaban por los golpes como vía de escape de esta densa atmósfera atrigrada. Un día antes del partido, alrededor de la cancha de Achumani, Pablo Escóbar, en complicidad con sus compañeros entre ellos Wilder Arévalo, ofreció una conferencia de prensa en la que se proponía rematar a la prensa un conjunto ingenuo de rumores. Es posible que Pacheco, Llano y Montalvo, hayan sido los titiriteros de esta escena y lastimosamente Escóbar haya fungido como el títere mayor. Escóbar sacó una maraña de papelitos y explicó a las cámaras que se trataba de una larga lista de amenazas de muerte, de agresiones hacia los jugadores y sus familias. Implícitamente era fácil de inferir que el mensaje de Escóbar apuntaba como los responsables de estos “mensajitos” a los “hinchas” de la Sur. ¿Qué buscaba en esta conferencia Escóbar y el resto de jugadores? ¿Mostrar la barbarie de los hinchas? ¿Hacer público un trocito de la presión que cotidianamente tienen que enfrentar los jugadores en este duro oficio que es el fútbol? ¿Cohesionar al grupo de jugadores visualizando claramente al enemigo? ¿Darle un espaldarazo a la cuestionada dirigencia?


Lo interesante de este episodio es que Reynaldo Calatayud, jefe de la barra de la Curva Sur, en declaraciones a Fútbol Manía del Grupo Fides, ayer sábado, aseveró que él también es víctima de una larga lista de mensajes que lo amenazan con agresiones a él y a su familia. Detalle que empantana esta ”guerrita” fatua de rumores. "Guerrita" en la que es posible palpar las aguas puercas en las que el Tigre se desliza hacia la nada.



En este contexto, cabe preguntarse: ¿Qué hay detrás de estos rumores? El Tigre es un club con demasiadas aristas. Y una de las aristas más complejas es la dirigencia. Dirigencia que se ha caracterizado por hacer de la negligencia, de la mediocridad una tradición, un hábito, un pilar inquebrantable en el Club. Pacheco y Cía. saben muy bien que la gestión del Centenario será implacable y no dará chance para maniobras demagógicas. Por tanto, no les queda más que abrir otros escenarios de batalla. Uno de ellos es alrededor de la cancha donde sean los jugadores los que se muestren como las verdaderas víctimas de una persecución atroz. Sin embargo, no hay donde perderse la dirigencia tiene poco aire para desplazarse y operar, la no habilitación del arquero Mosquera, del 9 de área Silvera hacen que la situación adquiera matices insostenibles.

Volviendo al triunfo de ayer sábado es vital que Escóbar retome su protagonismo dentro de la cancha y que asuma la responsabilidad de buscar las soluciones más inteligentes dentro de ella. La cancha es el único escenario que puede destrabar este intrincado laberinto aurinegro. Ayer, frente a un Real Potosí invertebrado, desmotivado, desnorteado, improductivo, el Tigre demostró que tiene la argamasa suficiente para alcanzar resultados sostenibles a lo largo del campeonato. Sin embargo, todo dependerá de las atmósferas, de los estados de ánimos, de las movidas políticas, de los vaivenes decadentes que ofrece el fútbol nacional y de las variables técnico – tácticas que ofrezca el Dt Redín. En otras palabras, en esta enorme partida de ajedrez que es la Liga, ayer el Tigre sólo movió a los peones y lo hizo relativamente bien, todavía faltan muchas partidas para aproximarse al jaque…

Fotos: Acción de La Prensa

2 comentarios:

Pedro Pablo Rutondo dijo...

Me preocupa la mediocre dirigencia. Me preocupa la débil relación Redín-jugadores. Me preocupa la ciclotímica hinchada. Me preocupan los espejismos, porque Real Potosí no jugó a nada. Me preocupa recordar que hace una semana lo le hacíamos un gol a nadie. Me preocupa el próximo domingo, cuando tendremos una mejor vara para medirnos. Me preocupa el 8 de abril... ojalá nos encuentre punteros.

Varios dijo...

Tus preocupaciones son las mías. !QUé bien que apareciste Pedro Pablo! y ojalá que el 8 de abril nos encuentre punteros...