
Es indiscutible que los reflectores buscan más la sonrisa de Messi , la mirada abisal de Alves o el andar de bailarín de Henry. Sin embargo, el manchego nunca ha decaído en su vocacion por convertir su zona del campo en una carta de presentación irrevatible. Su portentosa sencillez es antípoda del protagonismo mediático que portaba Ronaldinho con sólo sonreirle a la cámara. Es un jugador en el que siempre he confiado como espectador y nunca he sentido que me defraude. Venció su nerviosismo en la Euro, maniestándose plenamente junto a Xavi, su compañero y socio en el Barça. Él y todo el equipo remaron contracorriente de una táctica mezquina de un Chelsea que parecía más bien comandado por el inefable y estentoreo José Mourinho. No, el triunfo del Barcelona fue justo: venció el futbol esencial, el futbol que se borda con paciente armonía colectiva, frente a un cuadro que esperaba el yerro, que apostaba al pelotazo, que pugnaba por el indisctible potencial físico de sus delanteros (dirán que hubo cuatro penales cuando en realidad el arbitro sólo debía sancionar uno, el de Piqué; sin contar la absurda expulsion de Abidal). Lo que hizo Andrecito Iniesta fue un acto de justicia que se merecían los catalanes y, sobre todo, se merecía él.
2 comentarios:
Ché, muy emotivo el partido y todo, pero vas a ver que lo gana el Man U.
un saludo
bue, al menos reviviste...
algo es algo, dijo la vieja cuando el gato pasó entre sus piernas, jajaja.
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