Hoy en el Siles, en el primer tiempo el Bolívar 2008 subió a la cancha con un guión finamente escrito y dibujdo por un Dt enemigo de la demagogia y un inagotable referente de la exhaustividad en la fina construcción de la ingeniería futbolística. Atributos escasos en un contexto futbolero manejado por hábiles declarantes y ociosos trabajadores de cancha. Ya en la puesta en escena, el onceno celeste descubrió que sin Reyes en el medio ordenando la contención y los mecanismos de escalonamiento de la defensa, añadidos a su incisiva capacidad de aventar al equipo al ataque el guión trabajado por Habegger en la semana era casi imposible de concretar. El Bolívar hizo lo que pudo, luego de marcar el primer gol toda su estructura se dehiló hasta terminar en una maraña enredada...
Pachi estuvo lejos del rol imaginado por Habegger, no hizo circular el balón por los circuitos más punzantes, tampoco ofreció en el partido ninguna de sus virtudes para articular toques semejantes a las de un golfista; a Nahuel Fioretto ni su fuerza de obrero, ni su coraje, ni su golazo le alcanzó para buscar las soluciones a un partido que hundía al Bolívar en la peor improductividad (sobre todo en el segundo tiempo); al juvenil Ballivián la ignorancia exitista de la tribuna le robó el autoestima en cada uno de los silbidos; a Bottero se lo comió la impotencia; Juárez no midió que su ausencia provocaría una sangría tanto defensiva como ofensiva en la estructura celeste. La defensa, está lejos de formar un muro de contención, es un dique fisurado, descordinado y frágil...
Abordar los casos de Silvio Carrario y de Arnulfo Valentierra es abrir una zona especial del Bolívar 2008. Ninguno de los dos revive ni el más mínimo episodio futbolero de su amplia historia. Los dos no destilan todo lo que su técnica ofrece.
Empecemos por Carrario. El fútbol ofrecido por Carrario, hasta la sexta fecha, no dio ningún argumento para darle una vuelta de tuerca al destino de los partidos. Por el contrario, es una pieza mezquina de esfuerzo. Es, indudablemente, un jugador que con un pase muestra su talento, pero este último detalle no sirve ya que los partidos a Carrario le exigen que su fútbol no sólo deslumbre, sino, sobre todo, que se tranforme en el procedimiento para llegar al gol. Por ahora, Carrario no entra con pólvora a la cancha, tampoco hace dialogar su fútbol con Botero y opta sistemáticamente por enredarse y empecinarse por abordar el juego por el centro del área contrincante.
Si Carrario mezquina esfuerzo, Arnulfo atraviesa una dura crisis futbolística. Crisis en la que el talento está absolutamente ausente. Son seis partidos en los que Valentierra no muestra ni la puntita de su fútbol y eso no sólo desespera y desilusiona las expectativas de una hinchada voraz, sino que debe aproximar al propio Valentierra a hacerse las preguntas existenciales que todo jugador se hace: “el continuar o el no continuar” en la vida profesional futbolística. Es la sexta fecha, es posible que Valentierra contra Real Potosí, despierte de esta pesadilla, y sea el eje de la Revolución Bolivarista que todavía ni siquiera se asoma a las canchas.
Habegger es un Dt que no utiliza la palabra para construir una tramoya de intrigas y de excusas. Con todo el coraje necesario hizo, para los medios, un balance honesto del partido. En él no cabía ni siquiera una coma de impostura. Sin embargo, lo que pide Habegger a la comunidad celeste es altas dosis de “paciencia” con un proceso que recién gatea, un pedido que hace oídos sordos en una tribuna sedienta de logros y cansada de tanta inflación de ilusiones...
Este Blog reconoce que comete una enorme injusticia al no escribir ni una sola oración al futbol de Oriente. Para remediarla, brevemente anoto: es un equipo que hace de su modestia una virtud, tiene las suficientes herramientas futbolísticas para adueñarse de la punta (Campos, Maraude, Robson, Melgar), y hay que ver si hace sostenible a lo largo del campeonato el fútbol que expuso hasta el momento...
Foto: La Palabra Esférica