El partido con la selección Colombia emitió distintos mensajes rescato algunos:
Que César Verdúguez es en la cancha el equivalente de lo que es Erwin Sánchez al borde de la línea de cal, un inexperto.
Que Mojica carece de rodaje futbolístico detalle que pronuncia su basta colección de inconsistencias desparramadas en el Siles y que su presencia en la cancha no responde a sus antiguas potencialidades, sino al capricho del DT Sánchez y al de su cerebro táctico: Aragonés. Mojica ni pinchó, ni cortó: su presencia fue intrascendente e hizo que la máquina creativa de la selección se atore.
Que la selección boliviana cumple con ese lugar común del fútbol que señala que los equipos se parecen en exceso a sus entrenadores. En ese sentido es posible concluir que la selección es un amorfo conjunto futbolístico invadido por una intermitente serie de vacilaciones, víctima de explosiones constantes de irregularidad, un grupo deshilachado, invertebrado y desnorteado clan de once medrosos hombres de casacas verdes.
Que Arce es un exquisito jugador proclive tanto a la pirotecnia como al exceso (a veces inútil) de técnica. Tiene una manía por entretenerse en los costados y esta parece ser una debilidad no trabajada por el DT y el Cuerpo Técnico. Es un gusto verlo jugar. Bajo el imperio de mis limitaciones sostengo que se trata del mejor jugador boliviano en la actualidad. Ojalá el nuevo técnico del Corinthians le abra la puerta a la cancha.
Que la selección configura un entramado futbolístico tácticamente imposible de descifrar no tanto por el modo en el que los jugadores de Sánchez irrumpen en el gramado y disponen los espacios, sino por el escaso fútbol que articulan y sobre todo por la alta inoperancia a la hora de encender la mecha creativa que implosiona el cerco defensivo del rival y marca la diferencia.
Que Galarza parece no soltarse del péndulo que lo lleva de un extremo al otro: del miserable desastre a la vanagloria del héroe.
Que el déficit de funcionamiento de la selección es un reto casi imposible de vencer por parte del DT Sánchez y de su Cuerpo Técnico.
Que Raldes posee una jerarquía consolidada en esa escuela futbolera que es la ciudad de Rosario; sin embargo, es muy permeable al contagio de las fisuras emocionales de la selección, detalle que se traduce en errores ingenuos. Además arastra desde el partido con Racing en Avellaneda un ligero desgarro que no termina de explicitarse, pese a eso Raldes posee el talento para subirse al podio de los mejores centrales del fútbol doméstico argentino.
Que César Verdúguez es en la cancha el equivalente de lo que es Erwin Sánchez al borde de la línea de cal, un inexperto.
Que Mojica carece de rodaje futbolístico detalle que pronuncia su basta colección de inconsistencias desparramadas en el Siles y que su presencia en la cancha no responde a sus antiguas potencialidades, sino al capricho del DT Sánchez y al de su cerebro táctico: Aragonés. Mojica ni pinchó, ni cortó: su presencia fue intrascendente e hizo que la máquina creativa de la selección se atore.
Que la selección boliviana cumple con ese lugar común del fútbol que señala que los equipos se parecen en exceso a sus entrenadores. En ese sentido es posible concluir que la selección es un amorfo conjunto futbolístico invadido por una intermitente serie de vacilaciones, víctima de explosiones constantes de irregularidad, un grupo deshilachado, invertebrado y desnorteado clan de once medrosos hombres de casacas verdes.
Que Arce es un exquisito jugador proclive tanto a la pirotecnia como al exceso (a veces inútil) de técnica. Tiene una manía por entretenerse en los costados y esta parece ser una debilidad no trabajada por el DT y el Cuerpo Técnico. Es un gusto verlo jugar. Bajo el imperio de mis limitaciones sostengo que se trata del mejor jugador boliviano en la actualidad. Ojalá el nuevo técnico del Corinthians le abra la puerta a la cancha.
Que la selección configura un entramado futbolístico tácticamente imposible de descifrar no tanto por el modo en el que los jugadores de Sánchez irrumpen en el gramado y disponen los espacios, sino por el escaso fútbol que articulan y sobre todo por la alta inoperancia a la hora de encender la mecha creativa que implosiona el cerco defensivo del rival y marca la diferencia.
Que Galarza parece no soltarse del péndulo que lo lleva de un extremo al otro: del miserable desastre a la vanagloria del héroe.
Que el déficit de funcionamiento de la selección es un reto casi imposible de vencer por parte del DT Sánchez y de su Cuerpo Técnico.
Que Raldes posee una jerarquía consolidada en esa escuela futbolera que es la ciudad de Rosario; sin embargo, es muy permeable al contagio de las fisuras emocionales de la selección, detalle que se traduce en errores ingenuos. Además arastra desde el partido con Racing en Avellaneda un ligero desgarro que no termina de explicitarse, pese a eso Raldes posee el talento para subirse al podio de los mejores centrales del fútbol doméstico argentino.
La selección está demandando con urgencia y a raudales respuestas del DT que por ahora no sabe dar y en una mezcla de pragmatismo y sinverguenzura se oculta en la soberbia y en esa manía por subestimar al periodismo deportivo.
Que Santos Amador demostró ser un central con virtudes destacables. Parece, como Galarza, que está atado al vaivén del péndulo: de villano a héroe. Sin embargo, ayer jugó bajo el guión de un Milito o un Puyol (no exageró, eh).
Que el partido de ayer por la tarde ya permite encarar una evaluación descarnada del primer año de gestión del DT Sánchez que rápidamente se la puede sintetizar en una palabra: decadente.
Que Gaty Ribeiro tiene un potencial creativo y un horizonte de fútbol tan amplio que sus virtudes gratamente nos recuerdan al Gaty del Bolívar de la Sudamericana 2002. En el conjunto de jugadores de estas eliminatorias, Gaty está en la bolsa de los jugadores diferentes. Nunca abandonó sus obligaciones de marca y fue el que encendió la mecha creativa de la selección. Posee la nervadura y el horizonte de un crack.
Que el DT posee una extraña habilidad para mostrar su soberbia y sus límites. Cada vez que Sánchez vierte declaraciones a la prensa cada una de sus palabras enunciadas devienen en feroces pelotazos en contra donde siempre queda mal parado.
Que Limberg Gutiérrez pese a la displicencia que es su marca de estilo, demostró que casi a los 30 años es un jugador indispensable. Provee a la selección de su única herramienta ofensiva: el tiro de media distancia. Aunque habrá que precisar que ayer en la tarde Limberg tuvo herido el rifle, pero lo sustituyó con una inédita versión de un Bomba Obrero.
Que ya sin reflejos al borde de la línea de cal y abrazado a un discurso que subestima cualquier intento de verbalizar y analizar las imposibilidades futbolísticas del equipo que dirige, Sánchez está preparando un cóctel de razones que hacen insostenible su proceso que valga decir carece de brújula, de carisma y lo que es más grave de objetivos y métodos.
Que Lito Reyes despierta la melancolía de los antiguos cincos. No se trata de un Gago, ni de un Macherano, ni del antiguo Emerson se asemeja más a la fuerza de Makelele. El abecedario con el que lee el juego lo aprendió en las Villas paceñas, a puro golpe, tragando nubes de tierra y en medio de la piedra y el cascajo. Sus herramientas de albañilería lo distinguen. No la pierde una y las lucha todas. Además que es una manija virtuosa para salir jugando. Sí, juega al límite y ayer no midió sus excesos, ya que el DT Sánchez optó por dejarlo solo en el centro de la cancha. Es que en el abecedario de Lito la letra C de cagón no existe. Y en Montevideo sus dotes de albañil de la contención pucha que hicieron falta.
Que la selección Bolivia es un grupo emocionalmente herido. Un equipo herido de las dos alas. Quebradas alas que lo subsumen a la tradición de ser los últimos de siempre.
Que Jhasmani Campos desata cualquier nudo que se instaure en el centro de la cancha. Tiene una ductilidad creativa, pero carece de coraje y de armazón corporal para transformarse en un jugador diferente. Ayer tuvo errores dentro y fuera de la cancha: dentro, fue impreciso en los pases y uno de ellos casi termina en gol; fuera: señaló como un gauchito que en el primer tiempo se estaba ahogando, ¿acaso Jhasmani no viene a la altura (paceña, cochabambina, orureña, sucrense, potosina) por lo menos una vez por semana?
Que Aragonés y el Papi Vaca entraron de polizones a este “proyecto”. Mediante el caballito de Troya de la Gerencia Técnica Aragonés tiene entre las manos una nueva oportunidad. ¿En la historia del fútbol boliviano habrá algún técnico que pese a sus sistemáticos fracasos tuvo tantas oportunidades?
Que Andaveris posee la brújula para jugar sin balón. Es decir, funciona como el 9 referente de área que molesta y perjudica el trabajo de los centrales. Su función era la de arrastrar marcas. Pero, ojo con el pero, la pelota a Augusto le despierta un conflicto existencial y le provoca un descalabro futbolístico que se concreta en la impotencia golera del yungueño.
Que tanto hinchas como periodistas y dirigentes contamos con una habilidad asombrosa para discutir y analizar las ramas, nos encanta saborear los frutos, pero hay un temor y poco audacia para analizar las podridas raíces del fútbol boliviano. Además de carecer de esa audacia, también se carece de instrumentos analíticos, de políticas concretas que imaginen la construcción de la ansiada columna vertebral no sólo del fútbol, sino de una cultura deportiva.
Que el ingreso de Joselito no vertebró el medio campo, ni asumió la responsabilidad de administrar el potencial creativo de la selección. Que el Chaqueño Gutierrez entró en un momento demasiado intrincado. A esa altura del partido, Colombia ya construyó dos murallas de cuatro hombres cada una, imposibles de acceder. Que Cabrera se perdió en el laberinto del área custodiado por un tridente asombroso: el arquero Agustín Julio y los dos centrales Moreno y Mosquera.
Que en el fútbol boliviano resulta casi imposible privarse del exquisito arte de culpar. En este contexto es inevitable no dejarse tentar por buscar al Chivo expiatorio de turno. En Bolivia cada miseria futbolística tiene su respectivo dueño. Y ayer en la nublada tarde del Siles los espectadores que son el coro del espectáculo futbolístico emitieron una muestra del estado de la opinión respecto a este actual proceso: “¡Fuera Sánchez! ¡Fuera Sánchez!”.
Fuentes foto:
-La primera Internet
-La segunda La Prensa, suplemento Acción
7 comentarios:
Estoy absolutamente de acuerdo con tus apreciaciones. Sin embargo, creo que ha llegado el momento de preguntarnos, independientemente de quién sea el culpable, de qué es capaz el fútbol boliviano. La verdad es que creo que somos muy exitistas, y que cada cuatro años nos convencemos colectivamente, sin mayor razonamiento, que esta vez sí clasificaremos al mundial, como que cada año nos convencemos que esta vez sí avanzaremos lo más lejos posible en la Libertadores o en la Sudamericana. ¿No será el momento de aceptar nuestra realidad, en sentido de que hoy por hoy somos lo peoeres de Sudámérica?. Considero que a partir de dicha aceptación, podremos desarmarnos de arrogancias, prepotencias y propagandas, para recién empezar a trabajar en proyectos de largo plazo que nos sitúen en una mejor posición regional, pensando en los mundiales del 2018 y del 2022.
hola compay. ya veo, renegando igual que yo por estas Eliminatorias, que bien nos cae el nombrecito del torneo no¿
a ver si le echas una miradita al blog wwww.copanissanaleman.blogspot.com, de Los mariscales del campo, un equipo periodistico de tres alumnos de segundo medio que estan cubriendo la copa nissan interescolar en la que participa el colegio.
un abrazo siempre
toño
Pedro Pablo, que bien que hayas reaparecido, tus opiniones siempre son importantes. Destaco el final, porque ahì se siembran las claves para develar este espanto: "Considero que a partir de dicha aceptación, podremos desarmarnos de arrogancias, prepotencias y propagandas, para recién empezar a trabajar en proyectos de largo plazo que nos sitúen en una mejor posición regional, pensando en los mundiales del 2018 y del 2022".
Gracias por el comentario...
Jejejeje. Es verdad parece que ese nombre està escrito para la COmunidad Andina del Fùtbol.
Un abrazo.
Veré el blog de tus alumnos.
Estimado Christian tienes que escribir sobre el regionalismo del fútbol, ¿como es posible que el presidente de la FBF diga que en La Paz la selección jugó de visitante?
Carola gracias por el aporte... El fútbol boliviano no puede alejarse del contexto político. En el caso de Chávez el usa el contexto político para blindar la insuficiencia del proceso que comanda.
No me animé a escribir un post específico del asunto, ya que lo traté en antiguos post... De todos modos de nuevo te agradezco el comentario y la fina sugerencia.
Gracias.
elLa verdad estoy de acuerdo con todo lo que decis.
Pero es tiempo de ver la forma que esto cambie, en tal caso hay que apuntar a cambios de una buena vez, y eso no es culpa del futbolista, si toma es porq de niño nadie le enseño que no debería hacerlo, y a quien le corresponde la formacion de un fútbol profesional, es simple a los dirigentes,en ese caso presa de la debilidad por encontrar culpables para mi ningun tecnico lo es, son todos y absolutamente todos lo dirigentes del fútbol boliviano.
El Ciruja de la gente.
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