Ojalá cambié el destino del fútbol y del deporte boliviano…
Mi identidad es una mezcla inabarcable, una furiosa secuencia de etnias, decires, pensares y devenires, una febril hibridez, una conjetura. Pero un punto de mi Aleph es una pelota de fútbol obstinada en su poder aglutinante. Y como me incomoda la afectada neutralidad, digo: soy, y a veces sobre todo, un futbolero.
miércoles, 14 de julio de 2010
Hasta pronto...
Ojalá cambié el destino del fútbol y del deporte boliviano…
martes, 13 de julio de 2010
Que queda del Mundial
Gracias Juan Pablo Varsky, por todos los textos producidos en el Mundial.
lunes, 12 de julio de 2010
Weeb, una vergüenza
Lamento que Webb haya dirigido la final, porque desde su primera intervención (España – Suiza) era posible advertir que no era un árbitro confiable. Es una vergüenza que un réferi sea tan malo y que en un mismo año haya dirigido la final de la Chapions y la final del mundial (¿qué hay detrás de todo es?). Es una lástima ya que es un árbitro que aprecia muy mal el juego, que no da la ley de ventaja, que sanciona de distinta manera dos faltas idénticas. En total, sacó nada menos que quince tarjetas y, aun así, no satisfizo siquiera a los que quieren sangre en el fútbol. El fútbol con esta clase de árbitros peligra, ya que peligra la legitimidad del juego…
domingo, 11 de julio de 2010
Apuntes charrúas, Umbral de la final II
sábado, 10 de julio de 2010
Sobre el Molusco y periodistas
Para todos aquellos que los mundiales de fútbol se reducen a una polla o a una simple apuesta o a un evento bobo el pulpo paul es un personaje trascendental. Pitoniso inventado por los aburridos medios alemanes y reproducido y amplificado hasta exceder el absurdo por todos los medios del planeta. Luego de ver la omnipresencia del pulpo paul en periódicos, noticieros, programas dedicados al fútbol y en otros formatos televisivos, además presente en todas las declaraciones de los actores del fútbol: técnicos, jugadores, extécnicos, comentarias, presentadores, etc. no puedo dejar de hundirme en estas arenas movedizas que plantea la globalización y sobre todo en esa basura o mierda que exporta y que homogeniza a todos bajo el mismo manto de estupidez. En estos instantes uno llega a aborrecer la globalización del mundo. ¿Por qué un pulpo puede generar tanto eco? ¿Por sus dotes de pitoniso? ¿Por la gracia que supuestamente provoca? ¿Por qué orienta en el angustiante mundo de las apuestas (¿?)? ¿Por la originilidad o extravagancia de que un pulpo sea un oráculo postmoderno? Más allá de todo esto sin embargo la omnipresencia del pulpo paul reafirma ese lugar común de que cualquiera puede opinar de fútbol. Y sobre todo la idea de que una noticia absurda puede dar infinitas vueltas al mundo garantizando el raiting y la estupidez de todo aquel que la consume. Este último punto me divierte en extremo ya que a lo largo y ancho del mundo aparecieron cobayos clarividentes, pericos trascendentales, cuys mágicos, ardillas pitonisas, todas versiones locales del folklor inventado por paul. Después de escribir sobre este molusco creo que es apropiado revisar la cobertura del Mundial por el periodismo boliviano, sobre todo paceño... Ahí vamos...
Sí, sí, sí, sí…
Gonzalo Cobo, Director de Fútbol Manía del Grupo Fides, en este tiempo ha cobrado cierta importancia en el relato futbolero. Su relato está presente en cuatro frecuencias, lo cual de por si señala cierto monopolio de su voz. Es indudable la imitación por parte de Cobo a Mariano Kloss, relator de la Fox, sobre todo el relato nasal y el uso de comodines del argentino Klos como: ¡Atención! Es desesperante que Cobo imite a la Fox desde los chistes hasta el formato de la narración futbolera. Pero desespera más el hecho de que en enormes tramos de los partidos se olvidé del relato y priorice sus promociones, haga chistes ofensivos a sus colegas y para disimular lanza una pseudo reflexión futbolera. Estas franjas dominan sus inexistentes narraciones. Momentos en los que Cobo se abstrae del fútbol y cae en digresiones odiosas e inútiles. Lastimosamente tuve que oírlo diariamente en la Cinemateca. Otro detalle de su mala cobertura del mundial fue dejar de lado a relatores y comentaristas más talentosos pero opacados como Marcelo de la Cruz, quien relato los partidos de la primera fase. Sin embargo, lo que me parece imperdonable es llevar de comentarista a Juan Carlos Paz García para analizar los partidos del mundial. Este exdefensa de Guabirá, The Strongest, Bolívar, La Paz F.C., Real Potosí, entre otros, se hace nudos con la lengua (“Uruguay ha cubrido bien lo espacios”, por ejemplo). Este señor García no ayuda a mirar el juego lo opaca hasto lo ensucia, no analiza estrategias porque definitivamente no puede, no puntualiza detalles de la táctica, su forma de mirar el fútbol es muy rústica y torpe, por decir lo menos. A lo largo del mundial la dinámica era que Cobo le planteaba un tema y Paz García realizaba a partir de balbuceos linguísticos una redundancia obvia sobre esa idea. En otras palabras, para opinar lo que opina Paz García no necesitas haber jugado fútbol… Simplemente tener una noción de lo más elemental sobre lo que es el fútbol y con eso basta y sobra. Jamás lo escuché leyendo el partido, pero eso sí siempre comentando aspectos colaterales que no ayudan a producir una visión del juego. Cobo cree ser el gran nuevo relator del fútbol boliviano (bien por su autoestima), seguramente tendrá mucha audiencia que disfruta de su mediocridad, sin embargo, tiene que ser más humilde y reconocer que estar delante de un micrófono te exige responsabilidades que van más allá de la burda imitación a la Fox.
Sobre otras coberturas…
Son tres mundiales seguidos que la dupla Fermín Zabala y Ernesto Moreno secuestraron los relatos del mundial, es increíble e inaudito que esta dupla relate y comente los 64 partidos. Es definitivamente un abuso a la paciencia e inteligencia futbolera de la gente. Con tres mundiales comentando cualquier estupidez enunciada por Zabala ya no sorprende, ni ratifica la inoperancia de este señor. Lo que sorprende es que siga sentado en esa silla aportando todo esa cadena de idioteces, subestimando al público con minucias, trivialidades que convocan a la verguenza ajena, ridiculeces, obviedades, detalles predecibles, zonceras que no convocan a la risa y que despiertan la furia. A la dupla insoportable la presencia de Ernesto Rojas le da mayor solidez, tiene datos, reconoce errores, conoce mucho de fútbol internacional (que en un contexto como el boliviano no es un dato menor), creo que con sus aportes fortalece al relato y al comentario. En ese plano, la presencia de Miltón Melgar aporta pastillas para entender el juego. Melgar en la cancha tenía un enorme potencial para observar la arquitectura del juego y con gran estética distribuía balones, organizaba al equipo en ataque y en defensa, algo de eso arrastran sus comentarios que en general son inteligentes. Gustavo Quinteros tiene más capacidad que el antiguo capitán de la selección boliviana para manejar las palabras, para analizar sin caer en tecnicismos ya sean planteamientos, propuestas futboleras. Es interesante rastrear que entre líneas Qinteros siempre muestra ser un tipo demasiado conservador en su forma de entender y conceptualizar el juego. Y Quinteros es el gran candidato para dirigir la selección…
Alfonoso Toto Arévalo, más su hijo y Papi Numberg viajan -cada uno por su lado- a todos los mundiales y olimpiadas... La cobertura de ambos es penosa. Toto se dedica a codearse con referentes del fútbol mundial, eso hizo desde siempre. Papi, lo mismo. Entre medio de sus reportes muestran una nota curiosa o muchas de ellas: el perrito futbolero tuvo una larga cobertura en el programa de Numberg o José Miguel Arévalo y papá agarrando entre brazos a tiernos leoncitos. Eso es todo... Un viaje de un mes que a los de acá no nos aporta ni un ápice... Ah, pero eso sí vimos a Toto cerquita de Pelé y a Papi hablando a con Platini. ¡Qué importantes que son! ¡Qué buenas vacaciones que tienen los periodistas deportivos!
La cobertura de Radio Gente de Johnny Plata, David Heredia, Paulo Apaza tuvo la virtud de cubrir todos los partidos. Entre Heredia y Apaza plantearon interesantes comentarios, no así Plata. Heredia nunca se queda con lo obvio del fútbol sino que le da una vuelta, explora más hilos que propone el complejo tejido del fútbol. Apaza con menos versatilidad que su hermano (el profe Apaza, Dt de La Paz F.C.) de la misma manera tiene un esquema y herramientas más interesantes para aproximarse a toda la vastedad que ofrece el fútbol. Entre los dos creo que hicieron una buena cobertura del mundial, no podría decir lo mismo del resto de ese equipo.
En la noche Andrés Rojas tiene un programa, Noches de Radio, en el cual organiza una mesa de debate con muchas limitaciones, donde quieren hacernos creer que los invitados, con excepción de uno de ellos, tienen algo interesante que decir respecto al Mundial. En esa pobre mesa el que destaca de lejos es Igor Centellas ya que con mucha información, conocimiento del juego, mucha memoria, con mucho fútbol en las espaldas demuestra ser de lejos uno de los mejores comentaristas de fútbol en Bolivia. En el programa un periodista como Jorge Gonzales –Dt diplomado en Brasil– aporta ideas, genera polémicas y dice las cosas que piensa, a veces cae en caprichos y posee escasez de argumentos. Del resto prefiero no hablar, pero no soporto esa manía del conductor Rojas de no decir nada, ni aportar nada, pero eso sí recordarnos en cada instante que él fue un jugador profesional en el mediocre contexto del fútbol boliviano.
La cobertura de Fox Central tampoco me pareció muy interesante, mucho despliegue para poco contenido. Creo que lo mejor del mundial fue Hablemos de fútbol (ESPN+), Código F (TyC Sport). No pude comprar el servicio de Direct Tv, pero por los comentarios creo que fue una gran cobertura.
De los periódicos hay poco que destacar. Ya que tanto Marcas, Acción, como el deportivo de Página 7 son sobre todo espacios de reproducción mecánica de cables insípidos, descafeinados, escritos casi de forma memorística. Sin embargo, las columnas de fútbol, sobre todo de Marcas, son un mejor producto que varias mesas de comentaristas. No seguí con detenimiento el programa El Golazo de Cotel Tv, lo poco que vi me pareció que es un ejercicio de autoritarismo ignorante de parte de los señores Rivera y Funes (sumar años en los medios no garantiza inteligencia, menos un producto con algo de inteligencia), menos el show barato argentinizado de un tal Iván Cornejo. Del programa de Oscar Dorado hay poco que decir. Tiene a Norberto Kekes que es un tipo interesante para verbalizar y analizar el juego. El señor Lorenzo Carri a su viejo estilo, un poco como Macaya Márquez, nunca asevera nada que lo comprometa. Dejo de lado el Show del Deportivo que dirige Berdeja, es tan malo que más vale condenarlo al silencio.
Entre todo esto por suerte queda el Internet, las columnas de Juan Pablo Varsky, de Santiago Segurola, de Axel Torres, de Ariel Scher, en fin son tantos de los que uno puede aprender a ver y a sentir fútbol.
viernes, 9 de julio de 2010
Umbrales de la final I
Sucede que los fatalismos, tan obvios en el futbol holandés como la muerte al final de una tragedia griega, ahora lucen ajenos (y, quizá por ende, inminentes): no más un rebote imprudente como en la final de 1974, ni un disparo de Rensenbrinck que se estrella en el poste faltando apenas dos minutos en la final de 1978, ni Rijkaard entrando en caos y escupiendo en los octavos de final de 1990, ni un genio con miedo a volar en la cancha y en los aviones como Dennis Bergkamp, ni los penales que los echan fuera de la Euro 96, ni los penales que los echan fuera del Mundial 98, ni los penales que los echan fuera de la Euro 2000 (2 fallados en pleno partido, otros 3 en la serie definitoria)...
Y sucede que hay una generación con ansias de reivindicarse, que conoce el sacrificio y la subestimación; Sneijder y Robben fueron echados del Madrid bajo el planteamiento “es un salto de calidad tener a Cristiano en vez de a Robben adelante, y a Kaká en lugar de Sneijder en la media”; van Bommel encontró en el Bayern Munich una opción de ser líder que jamás le iba a dar el Barcelona; Kuyt se hizo indispensable en el Liverpool sólo cuando aprendió a recorrer la banda como nadie.
Pero sucede, además, que esta Naranja es mucho más apegada al término mecánica que las anteriores. Arjen Robben, piernas de cristal al margen, sirve como ejemplo perfecto: un crack posmoderno, crack multimedia, crack de laboratorio.
Robben no aprender a conducirse en las irregularidades de la calle, ni a driblar con la banca de la plaza como aliada, ni a disparar con una lata de atún como balón y atinando a un hueco entre dos piedras o chompas, estas son prácticas vedadas en una Europa noroccidental donde se prohíbe jugar con pelota fuera de una cancha.
Robben es resultado de un método de entrenamiento que se basa en “ver y copiar”: observar centenas de veces los movimientos de los más grandes en un video para después salir al campo y repetirlos; memorizadas las técnicas, el resto es saber cuándo emplearlas... Y Arjen sabe como el que más: su diagonal, corte hacia el centro, tiro a gol; su aceleración, freno y disparo. En sus movimientos futbolísticos es posible ver muchos gestos de grandes jugadres, incluido Messi.
La selección holandesa, inspirada en poner diques a las olas, en ganar espacio al mar está a un paso de dejar de ser el equipo más grande que nunca ha ganado un Mundial.
España Finalista...
En cambio, Alemania y España eran exactamente lo contrario. Vinieron con un sistema estable, creían en él y estaban dispuestos a ponerlo a prueba en cada partido. Esa confianza es lo único que puede inducir el aplomo necesario para jugar un partido con media hora sin infracciones, este extraño espectáculo de galera y bastón que se vio hoy en Durban. Sin embargo, ninguno de los dos tenía garantía de nada: ambos habían perdido en la primera ronda y su juego había sufrido altibajos e irregularidades. Pero hoy, cuando salieron a jugar, los dos pensaban que tenían cómo avanzar hacia la final y que iban a imponer sobre el rival una superioridad futbolística genuina. Uno de los dos lo hizo.
Desde el primer minuto, se vio que España ganaba el duelo. Su juego de presión en pocos metros del terreno, el ritmo lento y los pases cortos daban más resultado que el despliegue alemán en más espacio, buscando romper con una salida rápida y toques de primera en velocidad. La pelota la tenía España y el circuito alemán, sin huecos para maniobrar, estaba interrumpido. Es cierto que Alemania había sufrido una baja importante, la del volante Müller, mal amonestado por el árbitro uzbeco contra Argentina. Pero más importante, a mi juicio, fue el cambio que introdujo Del Bosque: por fin se decidió a sacarlo a Torres y Pedro, con otra movilidad, otra sutileza y otra comunicación con Xavi e Iniesta, fue decisivo a la hora de arrinconar a los alemanes.
A España no le resultó fácil en ningún partido concretar en goles la tenencia de la pelota y este no fue la excepción. Los alemanes sabían que si resistían con ahínco y no se desordenaban, tenían defensores como para evitar que les conviertan. Y, en ese sentido, se dio una situación curiosa: como Pedro, Villa e Iniesta —los jugadores más adelantados— se inclinaban más bien hacia la izquierda, el lugar más libre era la punta derecha, un vacío que España intentaba explotar mediante la subida del lateral Ramos. Pero Ramos parece menos un jugador del fino equipo actual que una rémora de aquella furia española que chocaba y chocaba. Curiosamente, además, el encargado de tapar sus subidas era el alemán más torpe en marcac, Boateng. En este duelo de los menos dotados que terminó en un empate, se fue el primer tiempo.
Como durante todo el torneo, en el segundo tiempo Löw reemplazó a Boateng por Jensen, un jugador con más proyección (aunque las características del jugador a uno le hacen creer lo contrario). Eso impidió que Ramos se fuera tanto al ataque, pero al final favoreció a España, que empezó a intentar por otras vías. El dominio se hizo intenso —salvo un par de minutos en los que Alemania salió del asedio y el ingresado Kroos (otro para sustituir la enorme ausencia que dejó Müller) quedó solo y pateó sin fuerza suficiente—, Iniesta, Xavi y Pedro eran imparables, Xabi Alonso le pegaba de afuera y era lógico suponer que el gol iba a terminar por caer. Y ocurrió en un corner, mediante un cabezazo espectacular de Puyol, cuando uno suponía que el juego aéreo era una exclusividad alemana.
Quedaban veinte minutos, Alemania metió al tanque Gómez y mandó a Mertesacker a cabecear al área, pero no pasó nada. No era el día de Alemania, con una actuación opaca de Schweinsteiger, pero con Ozil otra vez bajo y delanteros opacos. Fue España la que debió hacer más goles pero no supo y hasta terminó reemplazando a Villa y a Pedro.
España, como en la Eurocopa que ganó en 2008, encontró su mejor fútbol cuando rompió la dupla ofensiva Torres-Villa. Es un equipo respetable, que ha encontrado un estilo y que demuestra una paciencia similar a la del Barcelona, pocas veces vista en los torneos de este nivel. Alemania también es un equipo a considerar, con jugadores jóvenes que seguramente tendrán con el tiempo otra dimensión. No veo, sin embargo, un recambio para Klose. Pero tuvo funcionamiento, ambición, calidad individual, variantes ofensivas y una línea de juego renovada y renovadora. España y Alemania, más allá de que Holanda también puede ser campeona, fueron el pico de calidad y novedad del torneo, dos equipos capaces de jugar con serenidad y clase como no se jugaba un mundial hace muchísimos años.
martes, 6 de julio de 2010
Asombroso lo de Uruguay
Pero cuando Van Bronckhorst embocó ese zapatazo a los 17 minutos, apareció lo mejor de los uruguayos. No la garra ni la voluntad para salir a empatar de cualquier manera, sino la mente fría, la preocupación por jugar con mucho criterio la pelota y un ligero adelantamiento en el campo. Los holandeses, en cambio, parecieron creer que ya todo estaba definido y se fueron metiendo atrás, con esos momentos de abulia futbolística que han sido tan característicos en sus selecciones. No atacaban, perdían la pelota en el medio, no salían claros del fondo y la presión uruguaya —metódica, ordenada e inteligente— le permitió dominar el partido y empatarlo con un tiro de lejos en el que se combinaron la destreza de Forlán, la perfidia de la Jabulani y la falta de reacción del arquero.
sábado, 3 de julio de 2010
Reflexiones tras la derrota albiceleste
viernes, 2 de julio de 2010
Hermoso día
Mañana, ojalá el fútbol dé una mano a Argentina, al loco del fútbol de Maradona (gracias, por siempre gracias por lo que no ayudaste y nos enseñaste a los paceños y también (por qué no) a los bolivianos… También a Paraguay (vamos que se puede, la magia es posible)… Acabemos con este mundo Boludo dirigido por eso arios, españoles (Discúlpame Alex Roy), y todos esos lambiscones que creen que el mundo es su pañuelo y nosotros sus mocos con precio…
¡Vamos ARGENTINA!
miércoles, 30 de junio de 2010
Dilemas naranjas
Lo increíbles es que podemos imaginarnos en cancha a Cruyff, a Gulitt, a Bergkamp, a Seedorf, a van der Vart. Imaginar en ataque a Rep, a Rensenbrink, a van Basten, a Kluivert, a van Nistelrooiy: el naranja de Holanda brilla no por su chillantez sino por el genio lúdico de sus ofensivos, pero eso garantiza pocos títulos.
Pasea el Narciso holandés a sus rivales, les mete el primer gol, genera las ocasiones para marcar el segundo, y luego se distrae en disfrutarse, gozarse, no creerse, verse en el espejo como adolescente que se acomoda el fleco, y termina el partido: han perdido 2-1.
Contra Japón estuvieron cerca de ser alcanzados en el último instante tras un partido que les perteneció y Eslovaquia les amargó el final del partido de octavos de final. Los naranjas han ganado todos sus juegos, pero esa vieja capacidad redentora genera sospechas, o, como dijo Leo, Holanda es el boxeador brillante que no sabe noquear.
Una de las principales características del “futbol total” de la Holanda del 74 -que sin ambiguedades, ni dudas ha configurado el fútbol moderno- era agrandar el espacio al atacar y reducirlo al defender. El mecanismo para ello radicaba en rotar posiciones constantemente a fin de, primero, recuperar balón a la brevedad, y segundo, hallar vías de acceso a la portería rival. Sin embargo, todo ese afán por encontrar espacios sólo se ha traducido en una gloria (la Euro 88) y en muchísimas e incontables desilusiones.
Jugar contra Brasil en estos cuartos de final, revive mitos y fantasmas: los amazónicos son la negación de aquella idea naranja de que jugar bonito no se traduce en ganar.
Si las piernas de cristal se lo permiten, otra vez brillará Robben. Y ahí estará el magistral Sneijder, y el paranoico van Persie, y el joven gambetero Elia, y el todo-terreno Kuyt... Nos encandilará ese naranja, habrá momentos en los que Brasil no podrá ver ni las placas del auto turbo naranja que lo habrá arrollado, pero a la hora del silbatazo poco chance otorgamos a esta futbolera reivindicación que una vez más estará obligada a perder.
Y es que como una vez dijo Patrick Kluivert riéndose: “lo importante no es que sea gol, sino que sea bonito”.
martes, 29 de junio de 2010
5 seleciones
Holanda. Caso curioso. Tiene toda para jugar con dos extremos bien abiertos pero no lo hace. O bueno sí, lo hace pero sin extremos. Con la lesión de Robben los holandeses jugaron incluso con Kuyt y Van der Vaart en las bandas. Posición de extremo para hombres que no lo son. Con Robben se mantiene Kuyt. Tampoco. El daño que haría Holanda con Elía y Robben en las bandas sería tremendo, pero de momento Holanda sólo amaga. Gana con dificultades en un mundial de momento con un calendario benévolo. Y con poca creación con Van Bommel y De Jong en el medio.
lunes, 28 de junio de 2010
Admirable Robben, mete miedo Brasil
Del partido entre Chile – Brasil Bielsa volvió a plantear el partido desde un punto de vista sumamente predecible. Pero basta con que en el banquillo esté Bielsa para que todos hablen del admirable juego de Chile (¿?). Hoy Chile no jugó a nada, ni siquiera a que no le hagan una goleada. Bielsa es un tipo admirable dentro y fuera de la cancha, sin embargo, sus seleccionados cuando juegan partidos fundamentales no tienen variables para afrontar los partidos.
No era demasiado difícil acertar que Brasil le ganaría a Chile sin mayores dificultades. La diferencia de jerarquía individual es enorme y Brasil sabe a qué juega. No es el caso de Chile. Hace dos partidos hablé bien de Bielsa, de su empecinamiento por jugar siempre a la ofensiva e imponer su determinación aun contra todas las probabilidades. Pero contra España, el trabajo de Bielsa me sugirió un balance negativo: los constantes cambios, los nervios del equipo, la excesiva obediencia de los jugadores, las expectativas desmedidas de los hinchas, el esfuerzo inútil, la actitud monacal, las largas concentraciones, el contacto regimentado con la prensa, la prohibición del sexo para los futbolistas y todo ese aparato simbólico del logotipo Bielsa me hicieron pensar en un esfuerzo completamente inútil que, en definitiva, tiene algo de engaño. No es que Bielsa sea deshonesto, pero creo que se engaña a sí mismo: lo que hace no sirve demasiado.
No sirvió lo de Argentina en el 2002, un equipo preparado para matar que creó una sola situación de gol en tres partidos, y no sirvió lo de Chile en Sudáfrica, que arrancó bien contra selecciones flojas y cayó estrepitosamente frente a las que tenían otros recursos y otra historia. Se dirá que Chile ganó un partido en un mundial después de 48 años, que la actuación del equipo fue digna y superior a la de otras oportunidades. Pero cuál es la idea de invertir horas y horas de estudio y de práctica para crear automatismos futbolísticos que no dan resultado en la cancha, no solo por el score sino por el juego. Chile encaró cada partido con un dibujo táctico y una alineación diferentes. En algunos casos, muy diferentes. Es cierto que Suazo, su único delantero de punta temible, estuvo lesionado y nunca se recuperó del todo. Y también es cierto que contra España el árbitro lo liquidó prematuramente pero hoy, en el encuentro decisivo, Chile salió a jugar sin volantes creativos y con el nueve en una pierna. ¿De qué sirve en esas circunstancias pretender que se lo ataca a Brasil si no se le crea una sola situación de gol hasta que el partido está definido? ¿Por qué Valdivia, claramente el jugador chileno con más talento, tiene oportunidades mínimas de jugar y nunca se le pide que conduzca el equipo hasta que el marcador es adverso?
Es cierto, Chile fue un equipo disciplinado y solidario, en el que no hubo malas caras, peleas, ni gestos descomedidos. Pero ese logro es más importante en un campamento de boy scouts que en una competencia deportiva. Siempre es triste perder, pero es un poco más triste cuando uno se convence de que tiene el sistema para ganar pero en verdad no tiene con qué hacerlo. España fue más que Chile, pero Brasil fue demasiado. Eso no importaría si Chile fuera Eslovaquia contra Holanda, con su técnico del traje a rayas. Pero es tremendo que el entrenador de un equipo inferior se amargue como se amarga Bielsa en el banco y que haga amargar a todo un país al que le hizo creer que su equipo estaba en otro nivel de competencia. Es cierto que en algunos países no parece haber salida: Bielsa fue mejor que Nelson Acosta —un camelero que sancionaba jugadores— y que tantos otros. Es mejor persona, es más noble, tiene otra idea del juego. Pero está equivocado como entrenador de selecciones y dos mundiales lo han demostrado.
Del otro lado, Brasil es algo espantoso. Si Chile intenta jugar más de lo que puede (una presión constante que termina en impotencia ofensiva y goles en el propio arco), hace demasiados años que Brasil juega menos de lo que puede. Sabe que tiene los mejores jugadores del mundo en cada puesto (si no tiene el primero, seguro que el segundo) y en lugar de concluir que debería golear y gustar se conforma con ganar cada tantos años un mundial y con salir sin haber aportado nada en los restantes.
Con la historia a favor y el papel de favorito entre favoritos, Brasil se plantó en octavos asumiendo su debut en el "veradero Mundial". Sin urgencias pero con complejo histórico, el equipo de Bielsa enfrentó a la "canarinha" con su arsenal de siempre: Presión asfixiante en el centro del campo, robo de balón cerca del área del rival y un ritmo de juego vertiginoso. La receta chilena, que fue un martirio para España durante media hora, se repitió con los mismos resultados ante los brasileños. Fajó, buscó el cuerpo a cuerpo y forzó la máquina. Pero, como ante España, Chile nunca encontró el modo de matar el partido. Sin último pase, sin clarividencia y sin alternativas en el ataque, la resistencia del mediocampo chileno fue minando poco a poco, minuto a minuto, segundo a segundo. A la media hora, en una jugada de laboratorio, los armarios empotrados de Dunga dinamitaron la débil defensa de Bielsa. Una torre humana, Juan, protegido por Lucio y por Luis Fabiano, metió la testa para hacer el primero. Con la autoestima por los suelos, Chile no volvió a levantar cabeza. Sólo tres minutos después del primero, llegó el segundo puñetazo carioca. Luis Fabiano, poco estético pero muy eficaz, acudió a su cita con el gol de manera puntual. El ariete sevillista, todo fibra, se abrió paso entre los centrales después de un toque suave de Kaká. Al filo del fuera de juego, quebró al arquero y marcó. Brasil, con suficiencia, mató cuando tenía que matar. Lo hizo con la cotidianeidad de ese empleado que pasa un día más en la oficina. Chile, herida de muerte, se resignó. Durante 34 minutos, el equipo de Bielsa aguantó de pie. De ahí en adelante, se desmoronó como un castillo de naipes.
En un intento desesperado por cambiar el guión brasileño, Bielsa metió a Tello y Valdivia por Contreras y Mark González. El experimento no funcionó. Brasil fue más físico, más inexpugnable, más fiable, más veloz, más fuerte y mucho más directo. Chile, todo voluntad pero nula pegada y cero ideas, presentó su rendición de manera incondicional con el tercero, rubricado por Robinho de manera brillante. De ahí hasta el final, Chile fue un nada que acabó achicado por el músculo y el físico terrorífico de los brasileros. Con los chilenos bajando los brazos y con muchos espacio libre, Brasil se dio un festín en el contragolpe. Unas veces llegó al área chilena con la potencia de velocistas como Maicon, Alves y Ramires. Otras, con la finura de Kaká y Robinho. Roto por el eje, Chile tuvo un ataque de dignidad y quiso morir matando. Pero a pesar de los esfuerzos de Suazo y compañía, Chile nunca pudo. Bielsa, resignado, debió pensar que habría dado un brazo por disponer de Zamorano y Marcelo Salas. Sin gol y superados, los chilenos inclinaron la cabeza ante un rival superior. Fue demasiado para ellos. Brasil, en su partido más completo del campeonato, les pasó por encima.
Dunga, enterrador del "jogo bonito", el responsable de “militarizar la samba” (como dice Juan Villoro) sigue acumulando cadáveres deportivos y victorias con su receta industrial: Solidez defensiva, jugadas a balón parado y contragolpe letal. Sólo un iluso podría discutir que Brasil es firme candidato a ganar el Mundial. Otra cosa es el asunto estético, antes seña de identidad brasilera. Con el paladar acostumbrado a las fiestas del fútbol samba, resulta grotesco que Brasil, el gran estandarte del espectáculo, haya profanado su propio templo en función del pragmatismo. La nueva versión brasileña, una versión clónica de la Alemania de los ochenta, se ha convertido en una máquina de ganar. No engancha ni cautiva, pero gana por contundencia irrefutable. Brasil asusta…
domingo, 27 de junio de 2010
¿Desmitificar a Bielsa?
Detrás de Mourinho siempre se levanta una polvadera de adjetivos que constantemente apuntan a la racanería, pragmatismo y mezquindad. Por el contrario, detrás de Bielsa los adjetivos, casi en consenso, lo coronan como el Dt distinto, el del pressing, el obsesivo del detalle, el pretensioso que piensa en “todas” las variables del juego, el que pierde pero pierde atacando. En este texto no quiero abrir la zona mediática que igual los diferencia y los transforma en sujetos densamente particulares, sólo pensemos en la arrogancia y las estrategias del lusitano que siempre se transforman en titulares de los medios del mundo y en los ojos agachados de Bielsa que evaden de forma sistemática los lentes de todo tipo de cámaras. Ahora, quisiera detenerme en el juego, en los estilos que proponen ambos entrenadores y configuradores de fútbol.
El viernes Bielsa a través de la selección chilena así como deslumbró cómo sus seleccionados quitaron el balón a la selección española de algún modo para mí el rosarino se mostró algo ingenuo y predecible (ingenuo en ese idilio que persigue a través del fútbol), demasiado enamorado de sus formas de ver el fútbol, de sus conceptos, de sus obsesiones. En otras palabras, demasiado enamorado de sí mismo. Creo que Chile se entregó con mucha facilidad frente a España. Fue por supuesto mucho más interesante ver a Chile, como Ícaro que va al sol sabiendo que sus alas son de cera... Y en esto Bielsa fue el mayor responsable. En todas sus declaraciones previas señaló que él no puede plantear partidos para el empate, sólo puede diseñar juego en función de ganar. No entendió que España con el empate podía estar eliminada y no jugó con esa variable especulativa. Asustó sin causar el menor rasguño en el área española, dominó durante 25 minutos y a partir de ahí se cayó su planteamiento, los jugadores –con rostros muy parecidos a los argentinos frente a Suecia– además de extenuados, se extraviaron en entorpecer el juego español con faltas y con muchas fragilidades e imprecisiones en la salida. FUeron estos detalles los que le hicieron perder el partido. Bielsa podía haber jugado con la ansiedad española, podía haber administrado mejor la ansiedad de la selección que dirige y no lo hizo. Esto demuestra que Bielsa apuesta de manera obsesiva y casi predecible a una sola forma de ganar que es la suya. En síntesis: Bielsa trabaja sus equipos a un registro. Creo que se equivocó frente a España… Chile no es Argentina, no es Brasil…
Mourinho es un Dt mucho más maquiavélico en ese sentido. Sus equipos desde el punto de vista de espectador no seducen, adormecen el juego... Pero el detalle que es interesante en el portugués es que no se repite y sale a ganar cuando así el contexto lo determina o sale a racanear cuando la situación se lo exige como método más importante para plantear un partido. Para él no es indigno buscar un empate. Pero repito, lo interesante es la multiplicidad de registros. Si pensamos frente a Barcelona en la semifinal de la Champions League el Inter no podía salir a presionar a lo loco a Barcelona porque terminaría perdiendo. A Mourinho, como a todo DT, le piden la victoria, él piensa, estudia, y comprende que sólo de este modo puede ganar ante el equipo al que no se le puede discutir la posesión del balón, a Barcelona. Frente al mismo equipo en su casa presenta otros rostros, otro modo de poseer el balón, también de atacar a Barcelona y gana 3 a 1.
Con esto no quiero decir que Mourinho es un mejor técnico que Bielsa. Sin embargo, creo que el fútbol te exige una multiplicidad de registros para encararlo. Creo que Bielsa allanó el camino español, le abrió las puertas a ser primero del grupo con mucha ingenuidad y testarudez. El necesitado parecía Chile y al final del partido terminó rogando que Suiza no le gané a Honduras. En ciertas circunstancias, no está mal la racanería, la mezquindad, sobre todo en selecciones menores como la chilena. Mañana la selección de Dunga esperará ansiosa que Bielsa le planteé un partido similar al de España, donde Bielsa asombre al universo del fútbol con su modesta selección dominando al penta campeón. Ese será un territorio muy propicio para que Brasil se come a su presa en octavos. Pero al final del partido todos admirarán al “gran técnico”, a sus obsesiones, a su admirable pressing, hablarán “que bien le robó Chile la pelota a Brasil” y punto eso será todo… ¿No hay algo de demagogia en esto? ¿Acaso Bielsa no es igual de maquiavélico que Mourinho? ¿A Bielsa le interesa que Chile trascienda en el mundial? ¿O acaso es más importante su ego profesional? Ojalá mañana Bielsa me sorprenda y no haga más de lo mismo: una sutil racanería y mezquindad personal…
viernes, 25 de junio de 2010
Con Dunga, Cristiano no sería titular
En realidad para mi gusto futbolístico no nombraría a Dunga como entrenador de mi equipo y no me gastaría tanta plata en Cristiano Ronaldo, aunque no puedo negar que cuando le sale una jugada me levanto y aplaudo.
Al final Chile cumplió...
Con esta enorme ansiedad Chile asfixió de entrada el tráfico español en el centro del campo. Esa máxima obligó a los de Vicente Del Bosque a jugar sin la pelota, un calvario hasta ahora nunca sufrido. España sin pelota es una selección intrascendente. El equipo español, huérfano de esférico, vivió un tormento desposeído de su trofeo más preciado. Chile, apoyado en una presión terrorífica, exigente, brutal, embistió a una España que no encontraba las claves en ese manual sobre el cual entraron y supuestamente previeron las variables del partido. Chile con 2000 voltios, se enchufó al partido y condenó a España a parecer un cable pelado. Era el mundo al revés: Chile tenía la pelota y España la perseguía. La Azul, porque esta vez La Roja mudó de color, aguantó el martirio chileno, que no dejaban espacio sin presionar. En su salsa, el equipo de Bielsa convirtió su fútbol en un ajedrez revolucionario. La apertura chilena hizo zozobrar a España. Allá un caballo, Mark González (un cohete). Por allí un alfil, Valdivia (un incordio). Y más tarde, una torre, Bounseyour (un jugador impredecible). España sólo atinaba a defenderse. El temporal pudo desencadenarse de no haber mediado dos cruces extraordinarios de Piqué y Busquets. Cuando peor la pasaba España encontró su oportunidad…
En el segundo acto, Chile no varió su apuesta y España volvió a las andadas. Con más balón pero menos profundidad, el equipo de Del Bosque se tomó cinco minutos de respiro y quiso imponer su famoso fútbol-control. La apuesta española le costó un gol de Millar, rozado por Piqué, que abría de nuevo un partido que parecía cerrado. Sin margen de error, entró Cesc Fábregas para cambiar la velocidad de ejecución del centro del campo. Sus tres primeras apariciones fueron una bendición para el fútbol. La mala noticia para España fue que, salvo chispazos puntuales, su ritmo nunca fue a más. España se limitó a sacar la calculadora y secuestrar la pelota y Chile, con un ojo puesto en el empate entre Honduras y Suiza, se dejó llevar. Mitad exhausta, mitad conformista, la horda de Bielsa aceptó el armisticio y juntos, españoles y chilenos, dejaron correr el tiempo. De un modo feo, pero práctico, unos y otros aceptaron su posición final en el grupo. Chile no quiso morir matando porque entendió que puede quebrar la historia frente a Brasil (esta es definitivamente una utopía futbolera, deseable utopía). España tampoco pisó a fondo, porque entendió que bastante había tenido con superar el drama de su debut ante Suiza. Con el objetivo cumplido, ambos firmaron la tregua. España, esta vez sin buen fútbol, sí supo salir del pozo en el que ella misma se había metido ante los suizos. Francia o Italia, por ejemplo, no pueden decir lo mismo. España se mete en octavos, pero tampoco puede presumir. Próxima estación, la Portugal de Cristiano Ronaldo. Un todo o nada. A Chile el difícil reto de vencer a Brasil…