domingo, 20 de junio de 2010

Tres caras de una moneda: Paraguay - Brasil - Italia

Lo de Paraguay no es vistoso, detrás de su fútbol no hay una estética del toque envolvente estilo el juego español de los Xavi e Iniesta. Sin embargo, en su fútbol cualquier tipo de estas carencias se las suplanta con un fuerte espíritu de rugbiers. Su fortaleza física, su equilibrio mental, su orden táctico y sobre todo ese inmenso corazón guaraní es el que coordina su particular exquisitez. A esto se añade el Dt Martino, muy bielsista en ahogar la salida de los rivales, muy conservador para mirar el arco rival, pero muy hábil para plantear partidos y mover las fichas. A los paraguayos es injusto exigirles que además de controlar los partidos –virtud que la explotaron frente a los tanos– ataquen con intensidad e infinito vértigo el arco contrario. No, no eso no es el fútbol paraguayo. Su fútbol es lo que hicieron hoy. Anular la salida de los esloveneos –no sé si es correcto este gentilicio– tanto por la puntas como por el centro, bloquear cualquier ráfaga de creatividad en los contrarios y de a poco extraerles la poca autoestima que les resta. Esas fueron las claves del partido de esta mañana. No vale la pena individualizar y lanzar nombres, prefiero en este texto abundar en generalidades. Ojalá Paraguay trascienda esta fase y en la siguiente se tope con un rival como Japón o Dinarmka… Ya es hora de que llegue a cuartos y marque toda su impronta.


Lo de Italia asombra por la enorme inoperancia de una selección que frente a Nueva Zelanda naufragó y se hundió en lo profundo de su mediocridad . Volviendo a ver el partido o parte de él sorprende que la única situación clara de los tanos fue en el primer tiempo cuando Monteolivo lanzó un disparo que choco en el poste. Italia fue un desastre. Atacó casi todo el partido pero no creó peligro. Tiró diez mil centros que los zagueros neocelandeses rechazaron con comodidad. Tanto que en el segundo tiempo se dieron cuenta de que su rival era mucho más en los papeles que en la cancha y hasta tuvieron un rato la pelota, mientras Camoranesi y compañía seguían pateando y tirando centros sin destino. Es difícil que Italia progrese mucho con tamaña falta de talento en la cancha. No es solo la falta de Del Piero, de Pirlo sino ya la de un delantero como Inzaghi, alguien un poco más fino que estos Iaquinta y Gilardino. Di Natale, del que tanto se habla, juega por afuera y mostró muy poco hasta aquí. Del otro lado, Nueva Zelanda se colgó por momentos del travesaño, pero su defensa hizo un buen trabajo, con los tres centrales Reid, Nielsen y Smith sacando todo. Con lo hecho ya se pueden ir tranquilos a casa. Los dos goles despiertan sospechas. El de los neocelanadeses parece ser que estaba en posición adelantada y el penal para los tanos responde más a una exageración del árbitro que una aplicación inteligente del reglamento.

Días pasados rogaba acabar con el mito de Brasil… Me ratifico. Es seguramente una de las selecciones brasileras menos espectaculares y vistosas. Pero, sin embargo, es la más efectiva y pragmática. En el área contraria es letal. Su pragmatismo llega al extremo de recurrir a cualquier recurso como Luis Fabiano y sus dos sutiles juegos con la mano. Poco importa que falten las florituras de los Ronaldinho, Adriano, Diego, Ganso y otros con magia en sus pies que no están en Sudáfrica porque a Dunga no le apetece. En su lugar, brillan rocas en el centro del campo como Felipe Melo o Gilberto Silva, expertos en la retaguardia como Juan o Lucio, con Julio César cubriendo sus espaldas. También está Maicon, demostrando por qué es el elegido para el carril derecho. O Michel Bastos, un extremo reconvertido a lateral que también sorprende por lo bien que trabaja en la banda izquierda. En el primer tiempo, Brasil hizo el mejor gol del torneo, cuando Luis Fabiano se la tocó de taco a Kaká, este le devolvió un pase asombroso y el delantero fusiló al arquero y la clavó en el ángulo. Este gol fue fundamental para noquear a los marfileños que se hundieron en una patética improductividad que ni Drogba se salvó. Es una pena porque para muchos de esta generación de jugadores marfileños será su último mundial. Además que se trataba de la esperanza africana pero al parecer todas las selecciones se hundirán en esta primera fase. Volviendo a Brasil este es un Mundial realmente duro. Brasil demostró solidez. Especialmente esa capacidad para definir en el momento menos pensado desde una situación de intrascendencia y producir la jugada más brillante en medio de la monotonía y la tensión. Es un equipo durísimo al que, por ahora, se le pueden hacer muchos reproches. Jugar este mundial es muy difícil. Y parece que Brasil está encontrando las claves para poder manejarlo… Veremos…


No puedo cerrar este post sin escribir sobre el árbitro francés Lannoy quien definitivamente hizo el peor arbitraje del campeonato. Validó el gol con doble mano de Fabiano. Dejó pegar en extremo a los marfileños. Y para colmo expulsó al que recibió los golpes. Dejó pasar dos pisotones que eran para tarjeta roja. Costa de Marfil terminó apenas con tres amonestados, cuando bien podrían haber ido presos.

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