Ojalá cambié el destino del fútbol y del deporte boliviano…
La Palabra Esférica
Mi identidad es una mezcla inabarcable, una furiosa secuencia de etnias, decires, pensares y devenires, una febril hibridez, una conjetura. Pero un punto de mi Aleph es una pelota de fútbol obstinada en su poder aglutinante. Y como me incomoda la afectada neutralidad, digo: soy, y a veces sobre todo, un futbolero.
miércoles, 14 de julio de 2010
Hasta pronto...
Ojalá cambié el destino del fútbol y del deporte boliviano…
martes, 13 de julio de 2010
Que queda del Mundial
Gracias Juan Pablo Varsky, por todos los textos producidos en el Mundial.
lunes, 12 de julio de 2010
Weeb, una vergüenza
Lamento que Webb haya dirigido la final, porque desde su primera intervención (España – Suiza) era posible advertir que no era un árbitro confiable. Es una vergüenza que un réferi sea tan malo y que en un mismo año haya dirigido la final de la Chapions y la final del mundial (¿qué hay detrás de todo es?). Es una lástima ya que es un árbitro que aprecia muy mal el juego, que no da la ley de ventaja, que sanciona de distinta manera dos faltas idénticas. En total, sacó nada menos que quince tarjetas y, aun así, no satisfizo siquiera a los que quieren sangre en el fútbol. El fútbol con esta clase de árbitros peligra, ya que peligra la legitimidad del juego…
domingo, 11 de julio de 2010
Apuntes charrúas, Umbral de la final II
sábado, 10 de julio de 2010
Sobre el Molusco y periodistas
Para todos aquellos que los mundiales de fútbol se reducen a una polla o a una simple apuesta o a un evento bobo el pulpo paul es un personaje trascendental. Pitoniso inventado por los aburridos medios alemanes y reproducido y amplificado hasta exceder el absurdo por todos los medios del planeta. Luego de ver la omnipresencia del pulpo paul en periódicos, noticieros, programas dedicados al fútbol y en otros formatos televisivos, además presente en todas las declaraciones de los actores del fútbol: técnicos, jugadores, extécnicos, comentarias, presentadores, etc. no puedo dejar de hundirme en estas arenas movedizas que plantea la globalización y sobre todo en esa basura o mierda que exporta y que homogeniza a todos bajo el mismo manto de estupidez. En estos instantes uno llega a aborrecer la globalización del mundo. ¿Por qué un pulpo puede generar tanto eco? ¿Por sus dotes de pitoniso? ¿Por la gracia que supuestamente provoca? ¿Por qué orienta en el angustiante mundo de las apuestas (¿?)? ¿Por la originilidad o extravagancia de que un pulpo sea un oráculo postmoderno? Más allá de todo esto sin embargo la omnipresencia del pulpo paul reafirma ese lugar común de que cualquiera puede opinar de fútbol. Y sobre todo la idea de que una noticia absurda puede dar infinitas vueltas al mundo garantizando el raiting y la estupidez de todo aquel que la consume. Este último punto me divierte en extremo ya que a lo largo y ancho del mundo aparecieron cobayos clarividentes, pericos trascendentales, cuys mágicos, ardillas pitonisas, todas versiones locales del folklor inventado por paul. Después de escribir sobre este molusco creo que es apropiado revisar la cobertura del Mundial por el periodismo boliviano, sobre todo paceño... Ahí vamos...
Sí, sí, sí, sí…
Gonzalo Cobo, Director de Fútbol Manía del Grupo Fides, en este tiempo ha cobrado cierta importancia en el relato futbolero. Su relato está presente en cuatro frecuencias, lo cual de por si señala cierto monopolio de su voz. Es indudable la imitación por parte de Cobo a Mariano Kloss, relator de la Fox, sobre todo el relato nasal y el uso de comodines del argentino Klos como: ¡Atención! Es desesperante que Cobo imite a la Fox desde los chistes hasta el formato de la narración futbolera. Pero desespera más el hecho de que en enormes tramos de los partidos se olvidé del relato y priorice sus promociones, haga chistes ofensivos a sus colegas y para disimular lanza una pseudo reflexión futbolera. Estas franjas dominan sus inexistentes narraciones. Momentos en los que Cobo se abstrae del fútbol y cae en digresiones odiosas e inútiles. Lastimosamente tuve que oírlo diariamente en la Cinemateca. Otro detalle de su mala cobertura del mundial fue dejar de lado a relatores y comentaristas más talentosos pero opacados como Marcelo de la Cruz, quien relato los partidos de la primera fase. Sin embargo, lo que me parece imperdonable es llevar de comentarista a Juan Carlos Paz García para analizar los partidos del mundial. Este exdefensa de Guabirá, The Strongest, Bolívar, La Paz F.C., Real Potosí, entre otros, se hace nudos con la lengua (“Uruguay ha cubrido bien lo espacios”, por ejemplo). Este señor García no ayuda a mirar el juego lo opaca hasto lo ensucia, no analiza estrategias porque definitivamente no puede, no puntualiza detalles de la táctica, su forma de mirar el fútbol es muy rústica y torpe, por decir lo menos. A lo largo del mundial la dinámica era que Cobo le planteaba un tema y Paz García realizaba a partir de balbuceos linguísticos una redundancia obvia sobre esa idea. En otras palabras, para opinar lo que opina Paz García no necesitas haber jugado fútbol… Simplemente tener una noción de lo más elemental sobre lo que es el fútbol y con eso basta y sobra. Jamás lo escuché leyendo el partido, pero eso sí siempre comentando aspectos colaterales que no ayudan a producir una visión del juego. Cobo cree ser el gran nuevo relator del fútbol boliviano (bien por su autoestima), seguramente tendrá mucha audiencia que disfruta de su mediocridad, sin embargo, tiene que ser más humilde y reconocer que estar delante de un micrófono te exige responsabilidades que van más allá de la burda imitación a la Fox.
Sobre otras coberturas…
Son tres mundiales seguidos que la dupla Fermín Zabala y Ernesto Moreno secuestraron los relatos del mundial, es increíble e inaudito que esta dupla relate y comente los 64 partidos. Es definitivamente un abuso a la paciencia e inteligencia futbolera de la gente. Con tres mundiales comentando cualquier estupidez enunciada por Zabala ya no sorprende, ni ratifica la inoperancia de este señor. Lo que sorprende es que siga sentado en esa silla aportando todo esa cadena de idioteces, subestimando al público con minucias, trivialidades que convocan a la verguenza ajena, ridiculeces, obviedades, detalles predecibles, zonceras que no convocan a la risa y que despiertan la furia. A la dupla insoportable la presencia de Ernesto Rojas le da mayor solidez, tiene datos, reconoce errores, conoce mucho de fútbol internacional (que en un contexto como el boliviano no es un dato menor), creo que con sus aportes fortalece al relato y al comentario. En ese plano, la presencia de Miltón Melgar aporta pastillas para entender el juego. Melgar en la cancha tenía un enorme potencial para observar la arquitectura del juego y con gran estética distribuía balones, organizaba al equipo en ataque y en defensa, algo de eso arrastran sus comentarios que en general son inteligentes. Gustavo Quinteros tiene más capacidad que el antiguo capitán de la selección boliviana para manejar las palabras, para analizar sin caer en tecnicismos ya sean planteamientos, propuestas futboleras. Es interesante rastrear que entre líneas Qinteros siempre muestra ser un tipo demasiado conservador en su forma de entender y conceptualizar el juego. Y Quinteros es el gran candidato para dirigir la selección…
Alfonoso Toto Arévalo, más su hijo y Papi Numberg viajan -cada uno por su lado- a todos los mundiales y olimpiadas... La cobertura de ambos es penosa. Toto se dedica a codearse con referentes del fútbol mundial, eso hizo desde siempre. Papi, lo mismo. Entre medio de sus reportes muestran una nota curiosa o muchas de ellas: el perrito futbolero tuvo una larga cobertura en el programa de Numberg o José Miguel Arévalo y papá agarrando entre brazos a tiernos leoncitos. Eso es todo... Un viaje de un mes que a los de acá no nos aporta ni un ápice... Ah, pero eso sí vimos a Toto cerquita de Pelé y a Papi hablando a con Platini. ¡Qué importantes que son! ¡Qué buenas vacaciones que tienen los periodistas deportivos!
La cobertura de Radio Gente de Johnny Plata, David Heredia, Paulo Apaza tuvo la virtud de cubrir todos los partidos. Entre Heredia y Apaza plantearon interesantes comentarios, no así Plata. Heredia nunca se queda con lo obvio del fútbol sino que le da una vuelta, explora más hilos que propone el complejo tejido del fútbol. Apaza con menos versatilidad que su hermano (el profe Apaza, Dt de La Paz F.C.) de la misma manera tiene un esquema y herramientas más interesantes para aproximarse a toda la vastedad que ofrece el fútbol. Entre los dos creo que hicieron una buena cobertura del mundial, no podría decir lo mismo del resto de ese equipo.
En la noche Andrés Rojas tiene un programa, Noches de Radio, en el cual organiza una mesa de debate con muchas limitaciones, donde quieren hacernos creer que los invitados, con excepción de uno de ellos, tienen algo interesante que decir respecto al Mundial. En esa pobre mesa el que destaca de lejos es Igor Centellas ya que con mucha información, conocimiento del juego, mucha memoria, con mucho fútbol en las espaldas demuestra ser de lejos uno de los mejores comentaristas de fútbol en Bolivia. En el programa un periodista como Jorge Gonzales –Dt diplomado en Brasil– aporta ideas, genera polémicas y dice las cosas que piensa, a veces cae en caprichos y posee escasez de argumentos. Del resto prefiero no hablar, pero no soporto esa manía del conductor Rojas de no decir nada, ni aportar nada, pero eso sí recordarnos en cada instante que él fue un jugador profesional en el mediocre contexto del fútbol boliviano.
La cobertura de Fox Central tampoco me pareció muy interesante, mucho despliegue para poco contenido. Creo que lo mejor del mundial fue Hablemos de fútbol (ESPN+), Código F (TyC Sport). No pude comprar el servicio de Direct Tv, pero por los comentarios creo que fue una gran cobertura.
De los periódicos hay poco que destacar. Ya que tanto Marcas, Acción, como el deportivo de Página 7 son sobre todo espacios de reproducción mecánica de cables insípidos, descafeinados, escritos casi de forma memorística. Sin embargo, las columnas de fútbol, sobre todo de Marcas, son un mejor producto que varias mesas de comentaristas. No seguí con detenimiento el programa El Golazo de Cotel Tv, lo poco que vi me pareció que es un ejercicio de autoritarismo ignorante de parte de los señores Rivera y Funes (sumar años en los medios no garantiza inteligencia, menos un producto con algo de inteligencia), menos el show barato argentinizado de un tal Iván Cornejo. Del programa de Oscar Dorado hay poco que decir. Tiene a Norberto Kekes que es un tipo interesante para verbalizar y analizar el juego. El señor Lorenzo Carri a su viejo estilo, un poco como Macaya Márquez, nunca asevera nada que lo comprometa. Dejo de lado el Show del Deportivo que dirige Berdeja, es tan malo que más vale condenarlo al silencio.
Entre todo esto por suerte queda el Internet, las columnas de Juan Pablo Varsky, de Santiago Segurola, de Axel Torres, de Ariel Scher, en fin son tantos de los que uno puede aprender a ver y a sentir fútbol.
viernes, 9 de julio de 2010
Umbrales de la final I
Sucede que los fatalismos, tan obvios en el futbol holandés como la muerte al final de una tragedia griega, ahora lucen ajenos (y, quizá por ende, inminentes): no más un rebote imprudente como en la final de 1974, ni un disparo de Rensenbrinck que se estrella en el poste faltando apenas dos minutos en la final de 1978, ni Rijkaard entrando en caos y escupiendo en los octavos de final de 1990, ni un genio con miedo a volar en la cancha y en los aviones como Dennis Bergkamp, ni los penales que los echan fuera de la Euro 96, ni los penales que los echan fuera del Mundial 98, ni los penales que los echan fuera de la Euro 2000 (2 fallados en pleno partido, otros 3 en la serie definitoria)...
Y sucede que hay una generación con ansias de reivindicarse, que conoce el sacrificio y la subestimación; Sneijder y Robben fueron echados del Madrid bajo el planteamiento “es un salto de calidad tener a Cristiano en vez de a Robben adelante, y a Kaká en lugar de Sneijder en la media”; van Bommel encontró en el Bayern Munich una opción de ser líder que jamás le iba a dar el Barcelona; Kuyt se hizo indispensable en el Liverpool sólo cuando aprendió a recorrer la banda como nadie.
Pero sucede, además, que esta Naranja es mucho más apegada al término mecánica que las anteriores. Arjen Robben, piernas de cristal al margen, sirve como ejemplo perfecto: un crack posmoderno, crack multimedia, crack de laboratorio.
Robben no aprender a conducirse en las irregularidades de la calle, ni a driblar con la banca de la plaza como aliada, ni a disparar con una lata de atún como balón y atinando a un hueco entre dos piedras o chompas, estas son prácticas vedadas en una Europa noroccidental donde se prohíbe jugar con pelota fuera de una cancha.
Robben es resultado de un método de entrenamiento que se basa en “ver y copiar”: observar centenas de veces los movimientos de los más grandes en un video para después salir al campo y repetirlos; memorizadas las técnicas, el resto es saber cuándo emplearlas... Y Arjen sabe como el que más: su diagonal, corte hacia el centro, tiro a gol; su aceleración, freno y disparo. En sus movimientos futbolísticos es posible ver muchos gestos de grandes jugadres, incluido Messi.
La selección holandesa, inspirada en poner diques a las olas, en ganar espacio al mar está a un paso de dejar de ser el equipo más grande que nunca ha ganado un Mundial.
España Finalista...
En cambio, Alemania y España eran exactamente lo contrario. Vinieron con un sistema estable, creían en él y estaban dispuestos a ponerlo a prueba en cada partido. Esa confianza es lo único que puede inducir el aplomo necesario para jugar un partido con media hora sin infracciones, este extraño espectáculo de galera y bastón que se vio hoy en Durban. Sin embargo, ninguno de los dos tenía garantía de nada: ambos habían perdido en la primera ronda y su juego había sufrido altibajos e irregularidades. Pero hoy, cuando salieron a jugar, los dos pensaban que tenían cómo avanzar hacia la final y que iban a imponer sobre el rival una superioridad futbolística genuina. Uno de los dos lo hizo.
Desde el primer minuto, se vio que España ganaba el duelo. Su juego de presión en pocos metros del terreno, el ritmo lento y los pases cortos daban más resultado que el despliegue alemán en más espacio, buscando romper con una salida rápida y toques de primera en velocidad. La pelota la tenía España y el circuito alemán, sin huecos para maniobrar, estaba interrumpido. Es cierto que Alemania había sufrido una baja importante, la del volante Müller, mal amonestado por el árbitro uzbeco contra Argentina. Pero más importante, a mi juicio, fue el cambio que introdujo Del Bosque: por fin se decidió a sacarlo a Torres y Pedro, con otra movilidad, otra sutileza y otra comunicación con Xavi e Iniesta, fue decisivo a la hora de arrinconar a los alemanes.
A España no le resultó fácil en ningún partido concretar en goles la tenencia de la pelota y este no fue la excepción. Los alemanes sabían que si resistían con ahínco y no se desordenaban, tenían defensores como para evitar que les conviertan. Y, en ese sentido, se dio una situación curiosa: como Pedro, Villa e Iniesta —los jugadores más adelantados— se inclinaban más bien hacia la izquierda, el lugar más libre era la punta derecha, un vacío que España intentaba explotar mediante la subida del lateral Ramos. Pero Ramos parece menos un jugador del fino equipo actual que una rémora de aquella furia española que chocaba y chocaba. Curiosamente, además, el encargado de tapar sus subidas era el alemán más torpe en marcac, Boateng. En este duelo de los menos dotados que terminó en un empate, se fue el primer tiempo.
Como durante todo el torneo, en el segundo tiempo Löw reemplazó a Boateng por Jensen, un jugador con más proyección (aunque las características del jugador a uno le hacen creer lo contrario). Eso impidió que Ramos se fuera tanto al ataque, pero al final favoreció a España, que empezó a intentar por otras vías. El dominio se hizo intenso —salvo un par de minutos en los que Alemania salió del asedio y el ingresado Kroos (otro para sustituir la enorme ausencia que dejó Müller) quedó solo y pateó sin fuerza suficiente—, Iniesta, Xavi y Pedro eran imparables, Xabi Alonso le pegaba de afuera y era lógico suponer que el gol iba a terminar por caer. Y ocurrió en un corner, mediante un cabezazo espectacular de Puyol, cuando uno suponía que el juego aéreo era una exclusividad alemana.
Quedaban veinte minutos, Alemania metió al tanque Gómez y mandó a Mertesacker a cabecear al área, pero no pasó nada. No era el día de Alemania, con una actuación opaca de Schweinsteiger, pero con Ozil otra vez bajo y delanteros opacos. Fue España la que debió hacer más goles pero no supo y hasta terminó reemplazando a Villa y a Pedro.
España, como en la Eurocopa que ganó en 2008, encontró su mejor fútbol cuando rompió la dupla ofensiva Torres-Villa. Es un equipo respetable, que ha encontrado un estilo y que demuestra una paciencia similar a la del Barcelona, pocas veces vista en los torneos de este nivel. Alemania también es un equipo a considerar, con jugadores jóvenes que seguramente tendrán con el tiempo otra dimensión. No veo, sin embargo, un recambio para Klose. Pero tuvo funcionamiento, ambición, calidad individual, variantes ofensivas y una línea de juego renovada y renovadora. España y Alemania, más allá de que Holanda también puede ser campeona, fueron el pico de calidad y novedad del torneo, dos equipos capaces de jugar con serenidad y clase como no se jugaba un mundial hace muchísimos años.