lunes, 28 de abril de 2008

De ligamentos rotos y fracturas múltiples

Domingo 27 de abril, 14:30, Ariel Ballivián (17 años), el sub 20 bolivarista, injustamente abuchado en los partidos frente a Oriente y Real Potosí, viajó el fin de semana a los yungas paceños para jugar un partido muy "amistoso" con amigos y paisanos. En el trajín del partido, Ballivián se quebró los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. El diagnóstico médico más positivo le augura mínimo seis meses para volver al gramado. El diagnóstico futbolístico es más lapidario: "todo dependerá del esfuerzo del jugador".

Domingo 27 de abril, 17:30, Carlos Tordoya (21 años), meritorio jugador celeste, formado en el Arsenal de Sarandí de la Familia Grondona, eje fundamental en el Bolívar 2007, fue a manejar "cuadratracks" a Mallasa. Un minibús se interpuso en su camino y el central, a pesar de las maniobras, cayó "a un precipicio de 6 metros" (sic). Tordoya tiene fracturas en el pómulo, en las costillas y una fractura expuesta en el codo. El diagnóstico médico señala que serán seis largos meses los que alejarán del fútbol a Tordoya.

Los dos incidentes extra futbolísticos no hacen más que explicitar las profundas lesiones medulares que tiene el fútbol "profesional" boliviano. El contexto del fútbol boliviano es particularmente poco o nada profesional, tanto así que se permite lesionar a dos jugadores del Club Bolívar, en dos situaciones grotescas y extremas que muestran la pobreza competitiva en la que tristemente se desenvuelve. Y no es que este redactor de blog caiga en la ingenuidad y la mojigatería odiosa del moralista y opte por el juicio de que los jugadores de fútbol tienen que tener hábitos cercanos a los de un repimido monje. Sabemos que la mitología del fútbol cuenta con futbolistas que hicieron de la juerga extrema una poesía futbolera: Garrincha, Corbata, el bulgaro Stoichcov, Maradona, y la lista es copiosa y abundante. Pero se trataba de futbolistas virtuosos, que sudaban talento y genialidad, pese al tufo y a la resaca. Y actualmente hay casos asombrosos como el de Adriano que tienen un pie en la cancha y la otra en el alcohol, pero sabemos que cualquier equipo del Mundo, incluido el Inter, lo requiere en sus estructuras.

Sin embargo, Ballivián y Tordoya son "jugadores" en configuración, un "casi" proyecto. Jugadres de fútbol muy modesto, muy escaso. Ballivián debutó en Bolívar gracias a la buena fe del profesor Habegger. Su debut estuvo matizado de infinitas dificultades, imprecisiones, desprolijidades, desconcentraciones, una síntesis perfecta de lo que es la falta de rodaje para acoplarse al dibujo táctico y a los objetivos del equipo. Estas dificultades, en este actual contexto de lesiones, para el jugador Ballivián se multiplicarán y harán más difícil el sinuso camino hacia el “profesionalismo”.

Tordoya a estas alturas de la competencia y teniendo a un Ronal Arana falto de reflejos, de coraje, de motivación, es un jugador indispensable. Incluso, Tordoya era una pieza fundamental para el entramado de la selección. Pero, increíblemente, avienta de una manera absurda esta oportunidad y condiciona el destino de su carrera futbolística.

La ingeniería competitiva del fútbol está compuesta por un sin fin de variables: desde el contexto familiar y social, la educación deportiva e intelectual, la alimentación, la psicología, la motivación intrínseca, los hábitos, la morfología corporal, los saberes técnicos y tácticos, la historia-tradición, etc. Todas ellas bien complementadas producen resultados o apuntan a su construcción. Cada una de estas piezas son fundamentales para la configuración de una estructura futbolística minimamente competitiva. Además que se las construye paso a paso, con el impulso de políticas específicas, con las herramientas que disponen los profesionales.

En ese sentido, el fútbol y el deporte “profesional” boliviano es más obra de la espontaneidad, que una suma de variables diseñadas. Las dolorosas lesiones de Ballivián y de Tordoya sólo son posibles en un contexto competitivo languido como es el boliviano. Néstor Clausen, decía que gran parte de los jugadores bolivianos no son profesionales porque no saben descansar, no saben qué hacer en su tiempo libre, tampoco saben alimentarse, ni han pulido sus hábitos para colaborar con sus potencialidades. Gran parte de los jugadores bolivianos, decía el "Negro", creen que la competencia se circunscribe a la rutina de la práctica y a la entrega en el partido del domingo y el resto de tiempo es el espacio para el ocio más improductivo. Remataba Clausen con la idea de que los grandes jugadores en su camino se han topado con grandes formadores con los que han descubierto que el fútbol profesional se potencia sobre la rutina productiva que impone el orden y la consecuencia que deriva de ciertos hábitos.

Los ligamentos rotos de Ballivián, las múltiples fracturas de Tordoya son el resultado de un contexto competitivo mediocre que exige lo menos posible a sus jugadores, y que en complicidad con los medios se inventa la ilusión de que podemos competir de “tú a tú” en torneos internacionales, como la Copa Libertadores o la Eliminatoria Mundialística. El fútbol boliviano necesita curar sus múltiples fracturas, es urgente que se repare y se reconstituya sobre la base de políticas que persigan la configuración de una ingeniería competitiva que incluya la integridad de un sin fin de variables. El fútbol boliviano está profundamente lesionado y no hay quien reaccione frente a este doloroso drama.

miércoles, 23 de abril de 2008

Por la salud de los jugadores y por el bien del fútbol

La FIFA al prohibir la práctica del fútbol de alta competencia en la AlturA no sólo abre un capítulo inverosímil en la historia UNIVERSAL del deporte, sino que con su arbitraria decisión fractura uno de los pilares fundamentales del desarrollo humano que se traduce en el derecho a ejercer el deporte allí donde se habita, más allá de las características geográficas. Con exactitud y con la gama de infinitos detalles sabemos que el fútbol de alta competencia fue secuestrado por el espectáculo y por toda una compleja maraña de intereses que representa y norma la FIFA.
En este contexto, a la FIFA le importa poco atropellar los derechos deportivos, sociales, culturales, educativos, políticos de un enorme conglomerado de habitantes de AlturA. Joseph S. Blatter sabe bien que al desestructurar al caótico y débil fútbol boliviano su fortaleza quedará intacta y sumara a su imperio el apoyo incondicional de una federación más que importante: Brasil. Sin embargo, este torpe atropello abrirá un precedente demasiado oscuro en el deporte, ya que se trata de una decisión que a modo de una sangría voraz terminará por extinguir la escasísima credibilidad que ostenta la FIFA a lo largo y ancho del globo. En el ámbito nacional, las profundas tensiones políticas, las fracturas y los atrincheramientos regionales hacen que el conflicto de la AlturA sea interpretado como un mero asunto-capricho de "kollas", y su respuesta frente a este atropello se reduce a "poner a punto" sus vetustas y precarias infraestructuras como el Tahuichi, cruceño, y el Capriles, cochabambino, frente a cualquier vicisitud y urgencia.
En La Paz, tampoco las cosas son tan diáfanas, el Comité de Defensa de la AlturA en un acto que corresponde más al protocolo y al marketing que a una instancia decisiva y resolutiva propone optar por una medida útil para resonar en los medios, pero sumamente inútil para alumbrar una salida a este embrollo, el Comité apunta a suspender las próximas dos fechas de la eliminatoria. ¿Y qué pasa con el Presidente de la FBF? Después de escribir una carta desesperada en pose de genuflexión ruega al Comité Ejecutivo FIFA levantar el veto por esta última vez y un día después viaja a tocar el hombro del poderoso Texeira, presidente de la CBF.
En este post no abordare el tema de la altura desde la archiconocida mugre que emana la FIFA, tampoco desde las posturas impresentables del Comité de Defensa de la AlturA, menos desde la demagogia impotente del desesperado Chávez. Simplemente me contentare con “socializar” este reciente y ficticio Comunicado FIFA. Juzgue usted, amable bloguero lector, la verosimilitud o, en su caso, la inverosimilitud del mismo.


COMUNICADO FIFA
Por la salud de los jugadores y por el bien del fútbol

En la sesión celebrada el 23 de abril de 2008 en Zúrich bajo la presidencia del Dr. Michel D´Hooghe (Bélgica), la Comisión de Medicina de la FIFA se centró en su papel como encargada de la salud de los jugadores y en la importancia de la prevención relacionada con la medicina del fútbol a fin de prevenir lesiones y enfermedades, así como para mejorar la calidad de la atención médica.

El Presidente de la FIFA Joseph S. Blatter, quien inauguró la sesión, impartió a los miembros información actualizada sobre asuntos relacionados con la medicina recientemente debatidos en el seno de la familia del fútbol, entre otros la ratificación de las decisiones del Comité Ejecutivo de la FIFA sobre el fútbol a gran altitud y la reciente decisión de fortalecer la salud plena de los jugadores.

El Presidente de la FIFA también alentó a la comisión a continuar sus buenas labores, en particular con la importante tarea de cuidar la salud de los jugadores, y anunció que, a fin de cumplir con ese propósito el Comité Ejecutivo de la FIFA ha resuelto:

- Que los partidos que involucren a la FIFA, tanto en el torneo eliminatorio como las copas continentales, serán exclusivamente desarrollados en sets televisivos. Esto con el fin de velar por la salud de los jugadores, ya que en un set televisivo es posible contrarrestar las temibles variables geográficas que condicionan el rendimiento deportivo como la altura, la humedad, el calor y el frío en extremo. Además que se controla cualquier exceso del público.



- Que, por motivos de logística y de tecnología, los partidos FIFA se jugarán exclusivamente en set televisivos de las capitales más importantes de los distintos continentes. En el caso de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) los partidos deberán ser jugados exclusivamente en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. La Conmebol obligatoriamente tendrá que concretar sus partidos en Sao Paulo o en su caso Río de Janeiro, Brasil. La Concacaf necesariamente organizará sus partidos en alguna capital de EEUU. La UEFA mediante un sorteo previo definirá la sede del set televisivo que producirá los distintos torneos eliminatorios. Del mismo modo, la Confederación Asiática de Fútbol deberá elegir una sede dependiendo de las ofertas tecnológicas de los distintos asociados.



- La admisión a los sets televisivos será competencia exclusiva de la FIFA, que mediante una serie de mecanismos seleccionará al público. Las federaciones afiliadas en cada uno de sus países venderá entradas para presenciar mediante una pantalla gigante -ubicados en los antiguos stádiums- los partidos de sus respectivas selecciones.

Finalmente, en la reunión se expuso el proyecto “Por la Universalidad del Fútbol”, que es parte de la iniciativa de la Copa Mundial de la FIFA 2010. Proyecto en el cual se explorará las magníficas posibilidades que ofrece la popularidad del fútbol para hacer llegar mensajes simples pero efectivos a fin de combatir contra todo tipo de discriminación. Con esta decisión la FIFA pretende democratizar y acercar el fútbol, sin restricción alguna, a todos los habitantes del mundo.


Ilustración: Proviene del Blog de La Nación, Los Especialistas, su autor es Domenech.

lunes, 21 de abril de 2008

A un año del inicio de LA PALABRA ESFÉRICA


La Palabra Esférica cumple su primer año de existencia virtual. Y bueno creo que es un momento más que pertinente para agradecer a todos los fieles visitantes que diariamente llegan al blog cargados de esa especial motivación que sólo despierta el fútbol. Por motivos exclusivamente de tiempo este blog no da el salto que a esta altura ya se merece… Un poco de paciencia lectores… Que pronto vendrá el Podcast Audio La Palabra Esférica. Se trata de otra herramienta que permitirá abordar el fútbol al estilo de La Palabra Esférica…

jueves, 17 de abril de 2008

La medida del éxito


Este blog se ha involucrado demasiado con la coyuntura del siempre triste fútbol boliviano. A modo de perseguir una línea de fuga les recomiendo leer este inteligente texto, sobre uno de los técnicos más poéticos y vanguardistas, Arsène Wenger.






El Arsenal y el Liverpool nos deleitaron con el mejor partido del año. Ambos equipos merecen aplausos, pero sería injusto colocarlos en un mismo escalón de virtudes. Es difícil pensar que el Liverpool habría ofrecido este espectáculo de no existir el Arsenal y no así a la inversa. El Arsenal lleva el espectáculo consigo.

Arsène Wenger, guía del club desde 1996, es el entrenador más laureado de su historia. Antes se había dedicado a otras cosas, entre ellas a la consecución de una licenciatura en ingeniería, así como un master en economía.

El martes pasado, la cámara enfocó su gesto de incredulidad cuando Torres marcó el segundo gol del Liverpool después de una jugada con confeccion de Big Mac, echando por tierra toda la elaboración de gourmet de su equipo. Ese gol y ese gesto sintetizan la batalla. La batalla de quien aspira a mucho más que la victoria, de quien asume un contrato de fe con la creatividad, con la imaginación, de quien apuesta sin especular y pierde de la forma más dolorosa: con la estocada traidora de aquellos argumentos que se niega a utilizar. Pero es sólo una batalla lo que pierde.

Triunfo del Liverpool y fracaso del Arsenal. Este maniqueísmo futbolístico que concede el éxito al que hizo un gol más en el último partido, esta vara dual, simplista, sigue siendo una de las causas principales de inestabilidad en muchísimos clubes. Esta inestabilidad es causa y consecuencia a la vez del peor de los pecados: la falta de identidad.El Arsenal sabe quién es, sabe lo que quiere y actúa en consecuencia. Tiene un modelo de gestión que abarca todos los aspectos, desde el deportivo al económico, siempre respetando un camino o, más bien, construyendo un camino. Wenger y el Arsenal han asumido una responsabilidad estética que a la larga no es más que un pacto de respeto a la esencia misma del juego, adquiriendo un compromiso casi anacrónico con la belleza, como el de los artesanos que hicieron los mosaicos de la basílica de San Marcos, en Venecia, sacrificando el hoy en pos de la perdurabilidad.

El éxito del Arsenal radica entonces en ser un club con identidad. Su mérito no es sólo adherir a determinada idea, sino mantenerse fiel a ella sabiendo que es un camino mucho más largo, que acarrea una inestimable cantidad de esfuerzo y tiempo, ya sea en conseguir los jugadores mas idóneos para comulgar con esa idea que para transmitir todos los argumentos que le permitan plasmarla de forma competitiva. El éxito del Arsenal es el de llevar tantos años jugando bien al fútbol en esta vorágine de resultados inmediatos, de victorias instantáneas. El éxito del Arsenal, en definitiva, es que todos esperemos sus partidos y el de Wenger es que todos querríamos jugar en su equipo.


Santiago Solari, en El País de España.

martes, 8 de abril de 2008

El Oro de los Tigres

Y el oro del principio.
Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores
Del mito y de la épica,
Oh un oro más precioso (…)

El Oro de los Tigres, Jorge Luis Borges


La impronta atigrada de la Garra no deviene de la larga lista de honrosos jugadores, del entramado de gloriosos y míticos equipos, menos por sus conocidos y polémicos dirigentes; la garra es una marca registrada que nace en la euforia amarillo y negro de cada uno de sus apasionados hinchas. Hinchas del ayer que nos legaron todo un saber cifrado en clave amarillo-negro. El Oro de los Tigres es su gente, mujeres y hombres, la vasta y compleja comunidad que cada Tigre conforma. El Oro de los Tigres es el Kalatakaya Huarikasaya, ese trueno aymara que fisura, retumba y estremece el corazón rebelde atigrado.

Uno aprende a ser Tigre en el vertiginoso tumulto que hace más de 100 años se teje
en el entorno de la cancha. Uno aprende a ser Tigre en la salvaje selva de la euforia atigrada. Uno aprende a ser Tigre en la sombra y en la gloria, con un pie asentado en un episodio de derrota y con el otro hundido en el orgullo tenaz de la garra. Y es desde las tribunas que se configura en cancha el inconfundible estilo de lo que somos. Un conglomerado enorme de luchadoras y luchadores que sin temor al tropiezo y a la derrota hacen de su inquebrantable fuerza un lenguaje. Una forma de expresar en amarillo y negro el fútbol y, sobre todo, la compleja poesía que se enreda en la vida.

Uno aprende a ser Tigre, en la multiplicidad de historias que abuelas y abuelos transmiten de oreja a oreja, de corazón a corazón. En los gestos de cada uno de los beneméritos que atados a su radio todavía escuchan los ecos de la Cañada Strongest. En las narraciones que cada quien esboza sobre su versión de lo que es el ser atigrado. En los mitos que nos refugian y nos cubren de una identidad luchadora. En el dolor de las marcas de derrotas dibujadas en nuestro estoico lomo aurinegro. En los infinitos goles gritados que fragmentan los corazones y las gargantas. En el notorio contraste que se produce frente al Celeste y Blanco Académico.

Uno aprende a ser Tigre en el misterio que se refugia detrás de cada uno de nuestros goles. En la Euforia fraterna compartida. En el cariño que cada quien le distribuye al The Strongest, al más fuerte. En la autoestima visceral que nos nace después de haber caído y tropezado. Sí, porque el The Strongest no instaura una historia que hegemonice la gloria, es también y, ante todo, una sinuosa historia compuesta por historias de derrotas, de triunfos que siempre ceden al matiz, al pero.

El hincha del Tigre tiene un destino demasiado empinado. Tal cual Sísifo carga el peso de la camiseta, en ella inscribe las marcas de su pasión, su fascinación, su im/paciencia, su fidelidad, su furia, su inocencia, su intolerancia, su autoritarismo, su absolutismo, entre otras marcas que lo distinguen a leguas como Atigrado. Y cada domingo desde muy temprano prepara su espalda para afrontar la cuesta, para afrontar las magulladuras del peso de cargar las durezas de la Euforia Stronguista. Ya en cancha Sísifo-Tigre se asoma a la cima de la cumbre. En ella, libre del peso, se entrega a la tensa levedad del juego, y en esta corta instancia o disfruta su llegada con un triunfo o sufre los avatares de la derrota; sin embargo, sea cual fuere el resultado todo concluye cuando inevitablemente Sísifo -Tigre, terminado ya el partido o la gesta, se avienta desde la cima, se arroja a la trampa de su agonía. Todo para recomenzar la faena, el próximo domingo. Ser Tigre es una forma extrema de aprender a sudar caudales tal cual como se suda en la cancha bajo el mando de la pesada e histórica polera aurinegra.

Los Tigres somos un laberinto inacabable de historias, épicas, ficciones, debacles, resurrecciones, calvarios y lágrimas. Nuestra gloria se construye sobre el escombro de cada derrota. Personajes de toda laya conforman esta nuestra familia que sabe mucho de sudor y goles, de las glorias del cielo y del calor devastador del infierno. Por eso somos amarillo y negro. Vivimos del contraste, y en el contraste. En un solo toque somos oro, carbón y fuerza, los tres lados de la inexplicable moneda atigrada.

Los 100 años no es una suma caprichosa del tiempo, por el contrario es un ámbito donde confluyen una multiplicidad de líneas, de referentes, de emociones, de detalles, de datos, de anécdotas, de revanchas, de misterios y de derrotas. No es fácil abrir la memoria atigrada sin caer en el vacío que ofrece la melancolía, sin desvanecerse en el júbilo que despierta esta sensación de llevar en la sangre los huracanados vientos andinos del aurinegro.

Son 100 intensivos años de enseñanza permanente al corazón aurinegro que se alimenta diariamente en la locura asfixiante de una pasión indescriptible, estoica, que rueda sobre el impredecible destino esférico de un balón. No es fácil ser Stronguista sin palpar la sal de la lágrima. Es que ser Tigre es encarar al mundo bajo una identidad móvil y en permanente construcción. Una identidad compuesta por diversas piezas dispersas en una centuria que se cohesionan en el amarillo y negro, en la sempiterna médula del GRAN Chupa Riveros. Se trata de una identidad intercalada entre la fuerza, la frontalidad, la batalla y la mixtura de versiones heroicas y antiheroicas que sólo ofrece el coraje de un Tigre Derribador. Un Tigre que se alimenta del cerco que impone su memoria pero que, al mismo tiempo, lo transgrede y lo resignifica.

Hoy cumplimos 100 años de compromiso incondicional con esta euforia. Hoy festejamos al Oro de los Tigres. A José López Villamil, que fundó no sólo un club de fútbol, sino una máquina lúdica para abordar la inmensidad del mundo. A los primeros hinchas, una turba híbrida de doctorcitos, mineros e indígenas que iracundos golpeaban piedras para dar fuerza al equipo. A la Chainita, ave que ofrendó sus colores a la trascendencia gualdinegra. A la Vicuña, que en su aventura le enseñó a correr al Tigre. A los héroes del Chaco que eligieron bautizar al fortín como Cañada Strongest con el fin de armar un cerco al absurdo de la guerra. Al infinito duelo por las insustituibles ausencias atigradas desaparecidas en el desastre de Viloco. Hoy festejamos al Oro de los Tigres. A la fidelidad y sabiduría de Lucho Galarza, a la fiereza impagable del Tano Fontana, al dulce juego del GRAN Chocolatín Castillo, al arácnido fútbol de Sergio Oscar Luna, a la fortaleza inquebrantable de Luis Héctor Cristaldo, a la displicencia añorada de Sandro Coelho, a la fuerza de Titán de Óscar Sánchez. El Oro de los Tigres, también, para aquellos que por caprichos del tiempo no vi: el Zorro Bastida, Jorge Latini, Max Ramírez, Osvaldo Potente, Eduardo Ángulo. Pero, El Oro de los Tigres, sobre todo, en estos 100 años de Euforia es para todos los hinchas del ayer y de hoy, que alimentan día a día, hora a hora, segundo a segundo esto que hace una centuria nos habita como una estela inagotable pintada de amarillo y negro.
Arte Digital: Aldo Mercado

domingo, 6 de abril de 2008

¿El mejor?

Abundante cantidad de goles, partidos trabados, partidos trabajados, partidos sudados, son las características de esta séptima fecha de Liga. Sin embargo, este redactor se toma un breve “descanso” con el fin de preparar la atmósfera necesaria para recibir los 100 años de Euforia del The Strongest. A los visitantes de La Palabra Esférica les dejo con un texto inteligente y punzante de Walter Vargas, de su libro Fútbol Delivery. En él brevemente, casi en un suspiro, aborda la inagotable polémica sobre la eterna pregunta: ¿Cuál es el mejor jugador de la historia del fútbol? Léanlo...

¿El mejor?
¿Maradona o Pelé, Pelé o Maradona? No hay ciencia ni Dios que te dé la posta, pero ahí voy con mi pincelada: Pelé llevó los indicadores de la perfección al máximo de sus posibilidades, ergo, encarnó la perfección misma. Sin embargo, la cerca de la perfección la saltó Maradona y fue Maradona quien decretó la acefalía de los adjetivos y agotó el signo. Si queremos verlo así, la perfección de Maradona fue más perfumada o, mejor, más bella. Y ya sabemos, con perdón de la tautología, que la belleza es más bella que la propia perfección.
Maradona, Pelé, y después Cruyff. En el cuarto puesto estoy pensando...
Walter Vargas, Fútbol Delivery